– ¿Es mujer?– pregunta Alejandro.– Si– dice José Luis.
– ¿Y si sabe hacer bien su trabajo?– vuelve a preguntar.
Ante la nueva pregunta del castaño, la pareja de empresarios lo mira.
– ¿Y eso que tiene que ver?– pregunta Altagracia– ¿Crees que por ser mujer no puede hacer bien su trabajo?– cruza los brazos sobre la mesa.
– No, no, no es lo que quise decir.
– Búscala, José Luis– dice la rubia– Y contrátala.
– Por supuesto.
– Bueno, se harán las cosas como tú digas entonces– dice Ferrer algo incómodo.
– Así es– lo mira– Si hubieses tenido mejor elección con tus trabajadores, habría sido trabajo en equipo, pero esto no resultó bien. Por lo tanto, se harán las cosas a mi modo. Ahora, si nos disculpas– se pone de pie– ya nos vamos.
José Luis se para después que ella y mira a Alejandro.
– Te haremos saber cuando nos hagan llegar los nuevos planos– dice el empresario.
– Claro– suelta un suspiro pesado.
Ambos salen del lugar a paso rápido. Altagracia estaba realmente molesta. Había confiado el proyecto a Alejandro creyendo que haría las cosas bien, pero como era ya costumbre en el trabajo, ella misma tendría que hacerse cargo de todo.
Al llegar a la constructora, la pareja va directo a la oficina de la rubia. Ella deja su bolsa sobre el escritorio y toma asiento en su silla. José Luis, quien nota lo tensa que estaba, se posiciona detrás de ella y masajea sus hombros.
– Amor, tienes que estar tranquila. Lo vamos a lograr.
– Es que...– suspira– quizás cometí un error al dejar que Alejandro nos ayudara en el proyecto.
Odiaba admitir sus errores frente a las personas, sin embargo, sabía que si aceptaba sus equivocaciones ante José Luis, el no iba a juzgarla ni a burlarse de ella.
– No, amor. Mira– gira su silla y se agacha para quedar más a su altura– Ese vato no me gusta nada y lo sabes, pero sé lo profesional que eres y que si lo asociaste al proyecto es porque confías en sus capacidades ¿O no?
– Si– dice algo desganada.
– Puede ser que el no haya tomado una buena decisión al contratar a esos pendejos, pero ya lo vamos a mejorar. El proyecto será un nuevo trofeo para Altagracia Sandoval– le sonríe.
– Gracias– le sonríe de vuelta y acaricia delicadamente su mejilla.
– Ahora voy a llamar a Agustina para ver si puede ayudarnos ¿Bueno?
– ¿Agustina?
– Si, amor, mi amiga.
– Ah, cierto.
José Luis le da un beso rápido y se endereza para luego tomar el teléfono de la oficina. Marca el número de la arquitecta y pone el altavoz.
– ¿Si? ¿Bueno?– se oye al otro lado del teléfono.
– Agustina, soy yo, José Luis.
– ¡Mi Navarrete querido! ¿Cómo estás?– dice entusiasta.
La rubia mira de inmediato a José Luis con algo de desagrado.
– Bien, bien– ríe– ¿Tu cómo estás, nena?
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Eternamente tuya
FanficLuego de que Altagracia se enterara que José Luis tendría un hijo con su esposa, debe comenzar a olvidar al empresario a toda costa ¿Pero cómo olvidar al hombre que más has amado en la vida? Quitar el recuerdo de su piel, de sus besos y de su manera...