Capítulo 7:
"EL CORAZÓN TRAICIONERO"
Gilbert estaba feliz. Era bastante fácil provocarle una sensación así. Ya fuera su abuelo contándole cosas emocionantes sobre sus aventuras de joven, o salir a pasear por el pueblo con su buen amigo Abid.
La razón de su felicidad, era esa zorra roja, que había tomado la costumbre de seguirlo por todos lados. No pensaba algo que fuera menos hermoso que la sola idea de armonizar con tal animalito, que anteriormente lo rehuía con tanto desagrado.
Mas que eso, el hecho de que le hubiera permitido acercarse tanto. Porque en ese momento, aquella zorra de hermoso pelaje, estaba a su lado, con su cabeza en el regazo del príncipe, medianamente dormida, mientras este dibujaba una de las tantas plantas para su libro medicinal.
Anne no se comprendía a si misma.
Dijo que por sobre todas las cosas, encariñarse con los simples humanos era algo terrible, y sin embargo, ahí estaba, sin querer separarse de Gilbert.
No entendía que ocurría en su corazón, ni que tan fuerte se estaba haciendo su latir. Solo sabia que la idea de estar tan cercana a un chico, que jamás la había lastimado, era emocionante.
Le gusta verlo murmurar por lo bajo, haciendo cálculos de que tantas plantas medicinales necesita para crear un brebaje perfecto, o haciendo planes de exploraciones por el bosque para ir en busca de mas olmo escoces. Le gusta sentir las manos del chico acariciando su cabeza, sonriéndole y diciéndole que es muy bonita. Le gusta saber que tiene tanta nobleza en su corazón.
Y le aterra que la descubra. Por sobre todo.
Le aterra mucho.
Demasiado.
Porque a pesar de ser bueno, hasta el humano mas puro puede entrar en pánico ante lo que no comprende y por miedo, provocar cosas que puedan ser malas.
Entonces solo se conforma con el hecho de poder estar ahí con el, no en su verdadera forma, sino que escondida detrás de su maldición.
Es la única forma que tiene de acercarse sin poner en riesgo a su familia.
Porque si simplemente fuera y se acercara como una aldeana, sabe a la perfección que dirían los rumores.
Que el príncipe se esta hablando con una bruja.
Rumores nacidos del miedo y odio, que solo los hizo menguar la muerte de Lysa.
Nada mas.
—Mira, pequeña —dice el príncipe, mostrándole el último dibujo que sus hábiles manos, acompañadas por el carboncillo, han hecho—. Este árbol es un abedul. Su infusión de hojas sirve mucho para limpiar de forma efectiva las heridas y su corteza puede ser utilizada en el tratamiento de malestares reumáticos. Es bastante efectiva. Por aquí hay unos cuantos, así que normalmente debemos pedir una exportación de estas plantas desde otras tierras. ¿No es emocionante? La misma naturaleza nos ofrece solución a nuestros problemas médicos.
Anne observó con cuidado el dibujo del árbol. Se veía alto, y a un lado, con la perfecta caligrafía de Gilbert, mencionaba que medía veinte metros de altura. Reconoció la existencia de esos arboles en lo más profundo del bosque. Se dijo a si misma que obligaría a Roy para que le sacara un par de hojas cuando volviera a casa. O tal vez a Cole. El segundo no rechistaría.
Se escucharon pasos venir desde afuera del bosque, y con rapidez ella se giró en dirección al sonido. El mismo muchachito que había tratado a Alice de ladrona, estaba ahí.
—¡Príncipe! ¡Príncipe!
Gilbert levantó su mirada de los papeles y la zorra, que se había alejado desconfiada, para encontrarse con Abid.
—Gilbert —corrigió, divertido ante la euforia que proclamaba el chico—. ¿Qué pasa?
—¡Logré despertar un poco más de mi magia, prínci... digo, Gilbert!
—¿Si? ¡Me alegra! Ahora vas a poder hacer muchas cosas más. —El pelinegro sonrió y se puso de pie, guardando sus cosas en el bolso de cuero que lo acompañaba siempre. Acarició un poco la cabecita de Anne, a lo que esta cerró sus ojitos color mar—. Ya es hora de irme, pero mañana volveré. ¿Estarás aquí?
Recibió un asentimiento de parte de la zorra. Descubrió hace mucho que el animal lo entendía perfectamente.
—De acuerdo —se enderezó y pronto se fue, no sin antes sonreírle una vez más a Anne, que lo vio irse, riendo con el joven mago.
Anne suspiró y emprendió camino lejos de ahí, a su hogar, sabiendo que un día más, su corazón la había traicionado al atarse tan rudamente hacia el Príncipe Gilbert.
***
No actualizaba desde mayo, que horror. Tienen todo el derecho de odiarme, ¡lo siento!
Compré un librito de plantas medicinales y al leerlo me vino la inspiración para este capítulo.
Les amo.
–Lux💫
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El Bosque (Anne x Gilbert) PAUSADA
RomanceAnne carga con una maldición que se le fue dada al momento de nacer. Odia esa vida, odia no ser normal. Gilbert es el príncipe de Escocia. Sabe que hay leyendas, historias y cuentos. Pero nada de eso es real, ¿no? Solo los magos o sacerdotes tienen...