Ian.

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Nadie te creyó nunca.

Todos creían que eran tonterías.

Pero ahí estaban otra vez las voces.

Gritabas que se vayan.

Pero ellos estaban ahí.

Te perseguían a cada lugar que ibas.

Terminaste tirado en el suelo.

Delirando.

Te ayudaron a levantarte.

Mentiste que estabas bien.

Bajaste hasta la estación de trenes.

Ibas a subir al siguiente tren.

Pero de nuevo las voces.

Corrieste hacia los rieles.

La velocidad del tren no paraba.

Y después de tanto tiempo.

Las voces se callaron.

Imperfecta Sociedad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora