Un nobel autodidacta

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Dramaturgo, novelista, periodista y ensayista irlandés. Fue uno de los más destacados autores de la literatura universal. Hombre tímido, introspectivo y, en ocasiones, dadivoso. George Bernard Shaw era, además irreverente y un ácido crítico de las instituciones. Combinaba sus trabajos más serios con un sutil sentido del humor.

Nació en el seno de una familia de la burguesía protestante. Su infancia y juventud estuvo signada por la estrechez económica, situación que se agudizó cuando sus padres se divorciaron. El destino, pues, puso a prueba desde muy joven a Bernard Shaw; sin embargo, él sabía que debía seguir luchando para lograr su meta. A los 16 años dejó la escuela para empezar a trabajar, por lo que completó su educación de manera autodidacta.

Tras el divorcio, su madre y sus hermanas viajaron a Londres. Al poco tiempo, él seguiría el mismo camino para iniciar en la capital del Imperio Británico una carrera literaria. Pero, una vez más, su perseverancia sería puesta a prueba. Durante los primeros diez años en Londres vivió casi en la miseria; por aquellos años escribió cinco novelas, pero todas fueron rechazadas por los editores. A pesar de ello, Bernard Shaw persististe en su meta de convertirse en un escritor de éxito. Es así como, gracias a unos amigos, ingresó al periodismo, colaborando con el diario Star, a través de una columna donde ejercía la crítica literaria y artística.

Su participación en el periodismo la extendería a otros diarios como el Saturday Review, ejerciendo la crítica teatral, dando así el primer paso hacia la carrera de dramaturgo. Pero esos años se casaría con Charlotte Payne- Towshend, y paralelamente estrenaría su primera obra de éxito: Cándida, a la cual le seguirían otras que le darían fama mundial, como La profesión de la señora Warren, El hombre y el superhombre, César y Cleopatra, entre otras.

Las adversidades que enfrentó Bernard Shaw en su vida no fueron obstáculo para cumplir sus sueños En 1938, aquel joven que completó su educación de manera autodidacta y al que los editores le rechazaron sus primeras cinco novelas, alcanzaría el mayor reconocimiento del mundo literario y del cine, al obtener el Premio Novel de Literatura y un Oscar, respectivamente, por su celebrada obra Pigmalión.

Hasta sus últimos días, continuó escribiendo brillantes prefacios a su propias obras teatrales e inundando a sus editores con libros, artículos y cartas.

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