La enamorada de la vida

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Conocida, principalmente, por ser la escritora de una de las novelas de terror que más repercusión ha tenido en la cultura popular y en el cine, también fue una gran escritora con una singular vida. Mary Shelley, de quien hablamos, recibió una educación avanzada para una niña de su época. Como asidua lectora acudía siempre a la biblioteca; además, hablaba muy a menudo con un gran número de intelectuales que venían a visitar a su familia, entre los que se encontraba el escritor Samuel Taylor Coleridge.

Desde niña mostró ser inteligente y curiosa. Fue una librepensadora y siempre estuvo dispuesta a aprender más. Cuando tenía 15 años, su padre escribió sobre ella:

"Es singularmente valiente, un tanto imperiosa, y de mente abierta. Sus ansias de conocimiento son enormes,  su perseverancia en todo lo que hace es casi invencible".

Por esa época, su padre la envió a Escocia. El viaje sería fundamental para su vida porque, entre otras cosas, Mary afirmaba haber obtenido la inspiración para su obra cumbre, Frankenstein, en aquel país:

"Imaginé este libro allí. Fue bajo los árboles que rodeaban la casa, o en las desiertas laderas de las montañas cercanas, en donde tuvieron lugar mis primera ideas genuinas y a los primeros vuelos de mi imaginación".

Otra consecuencia de este viaje para Mary fue conocer a su futuro esposo, Percy Shelley. El padre de ella, que no aprobaba esta relación, siempre se mostró reacio a que se vieran, lo cual hizo que los enamorados decidieran escapar furtivamente a Francia.

De regreso a Inglaterra, las cosas empeoraron. La pareja vivía una situación económica penosa, Mary estaba embarazada, pero su padre se negó a prestarle dinero, aún estaba resentido por la fuga de su hija. Mary tuvo a su hijo en muy malas condiciones, pero el bebé no sobrevivió, lo cual le causó una gran depresión.

A los pocos años, murió también su esposo, y Mary volvió a caer en la depresión. Sin embargo, su carrera literaria no paró de crecer, al mismo tiempo que su vida romántica se hizo más intensa; aunque no volvió a casarse. Falleció a los 53 años, víctima de varias enfermedades.

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