El precio de ser honesto

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Nació el seno de una familia conservadora y de raigambre militar. Su padre fue comandante general del Ejército de Napoleón. Pero, él fue un severo crítico de la sociedad de su tiempo. Deseaba cambiar a la sociedad, mas no apartarse de ella. Estaba en contra de que los ricos capitalizaran sus beneficios sin reinvertirlos en la producción, con lo cual se ganó el rechazo de la élite burguesa. Así era Víctor Hugo, uno de los más grandes escritores de la literatura mundial, pero también un escritor comprometido con las causas justas. Por sus ideales tuvo que exiliarse, pero jamás abdicó de ellas y mantuvo fiel en su lucha contra la injusticia.

Algunos lo han considerado como el precursor de la novela social en Francia. El virtuosismo de Víctor Hugo se puso de manifiesto en Las orientales, la destacada, Nuestra Señora de París, y el drama Ruy Blas, que le permitieron el ingreso a la Academia Francesa de la Lengua. Sin embargo, el fracaso rotundo de Los burgraves, y la muerte de su hija Leopoldine, acaecida mientras él estaba de viaje, lo asumieron en una honda crisis.

Más Víctor Hugo era ese tipo de personas que no tenía discrepancia ni contradicción entre lo que pensaba, decía y hacía. Durante su actividad política denunció las ambiciones dictatoriales de Napoleón III, y cuando este dio un golpe de Estado contra la Asamblea Nacional huyó a Bélgica. 

Posteriormente, con su familia, enrumbaría a Inglaterra donde escribiría algunas poesías satíricas y también una de sus más grandes creaciones que le dio fama mundial: Los miserables.

Víctor Hugo regresó a París tras la caída de Napoleón III; pero, se rehusó a participar de la Comuna, el movimiento social que derrocó al dictador, y lo expresó de la siguiente manera:

"Lo que representa la Comuna es inmenso; podría hacer grandes cosas, pero solo hace las pequeñas. Y cosas pequeñas que son cosas odiosas, es lamentable. Que se me entienda bien, soy un hombre de revolución. Acepto, pues, las grandes necesidades, con una sola condición: y es que sean la confirmación de los principios y no su quiebre. Todo mi pensamiento oscila entre esos dos polos: civilización-revolución. La construcción de una sociedad igualitaria solo podría derivar de una recomposición de la misma sociedad liberal".

Una persona honesta como Víctor Hugo tenía que ser leal con los principios benevolentes de la vida, de ahí que siendo senador defendió la amnistía a los partidarios de la Comuna con estas palabras:

"Unos bandidos han matado a 64 rehenes. ¡Se les responde matando 6000 prisioneros!"

Con el paso de los años, su producción literaria disminuiría, pero su prestigio aumentaría. A su muerte, el Gobierno decretó un día de luto nacional y sus restos fueron enterrados en el panteón.

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