Siempre me quedará

174 19 17
                                    


Si a Jimmy le preguntas, él no está interesado en el estilismo para nada, ni siquiera le preocupaba mucho su propia apariencia, pero había aprendido varias cosas desde pequeño en el salón de belleza de su madre, ya que especialmente en vacaciones solía ayudarle con el negocio, incluso a hacer sencillos cortes de cabello.

Disfrutaba de pasar su tiempo libre ahí porque le gustaba la gente, conversar y se hacía de buenas propinas. No recordaba la última vez en la que tuviese que pedir dinero a sus padres para darse un gusto, todo gracias a eso.

Aparentemente hoy era un día como cualquier otro, la única diferencia para Jimmy es la presencia de un chico dando vueltas en su cabeza desde hace tiempo.

El suceso se repite en su mente una y otra vez, un joven de baja estatura entrando por la puerta corrediza, vistiendo de mezclilla y cuero, de pelo largo negro y lacio rozándole los hombros enmarcando una cara tan angelical, que francamente no puede distinguir qué fue lo que iluminó el establecimiento, si los rayos del sol o la luz de su sonrisa cuando este se dirigió a su madre educadamente solicitando el servicio.

Sólo recortando las puntas maltratadas de su cabello, por lo que Jimmy pensó que no lo vería en mucho tiempo, si es que claro, él decidía volver.

[***]

Apenas llegó del colegio se quitó el uniforme, comió algo y se apresuró a terminar sus tareas antes de bajar al local para ayudar a su madre.

Regularmente no tenía que hacerlo entresemana, pero hoy ella tenía que salir urgentemente, así que estaba algo atareada.

Se sorprendió mucho cuando vio a la última persona a quien su madre le estaba haciendo un corte, era él.

El atractivo muchacho que había inundado sus pensamientos. Y más sorprendente era ver que a tan solo unas semanas de haber acudido para un simple despunte, ahora se estuviera deshaciendo de su melena negra, quedando casi calvo.

Una vez terminado, la señora salió y Jimmy se quedó a limpiar para que ella se fuera, faltando poco tiempo también para la hora de cerrar.

Le ayudó al chico a retirar la capa, cuidando de no dejar caer restos de pelo sobre su ropa y por primera vez sus miradas se encontraron de frente al enorme espejo. Jimmy se vio caer a sí mismo en la profundidad de sus intensos y redondos ojos. Sería capaz de jurar que, por otra parte, el mayor se sintió intimidado, pues fue él quien dirigió la vista hacia otro lugar y le dio las gracias, lanzándole una sonrisa ligera antes de retirarse.

Lo siguiente que hizo fue colocarse los audífonos para escuchar música, acomodando los tintes, brochas, tijeras, etcétera, limpiando las puertas de cristal y trapeando el piso al ritmo de "What is love" de Twice, el tiempo pasó casi demasiado rápido, sin haber avanzado lo suficiente ya que en más de una ocasión su bailarían interior salió a relucir enérgicamente con algunas coreografías.

Alguien tocó el timbre y fue entonces que Jimmy vio detrás de la puerta al joven que hace no más de una hora había salido por la misma.

- Lo siento, ya cerramos – Dijo Jimmy señalando el letrero colgado en la ventanilla.

- Mira – replicó, mostrando el mechón de cabello que no fue recortado en su nuca

- Tendrá que volver mañana, la estilista no está

- ¿No puedes hacerlo tú?

- No puedo abrirle, es tarde

- Es que no puedo regresar, mañana me iré de la ciudad.

Historias al azar (Mii2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora