Dibujando cosas sin sentido con sus auriculares puestos y la música a tope, así se encontraba Tom en su tercer día de universidad. Estaba en su segundo año de la carrera 'Contador público'
Estaba en una clase especial, una especie de seminario importante donde enseñaban técnicas de organización y negociación, eso quería decir que no solo había personas de su carrera si no de otras asociadas a esta
Tom observaba a cada persona que entraba al salón para luego quitar su vista desinteresada al instante
Pero alguien hizo que éste tenga que volver a mirarla dos veces, y tal vez una tercera vez, y una cuarta
O quizás seguirla con la mirada hasta su asiento, o directamente no quitar su mirada de ella durante toda la maldita clase
Saco de la cajuela aquellos lentes que pocas veces usaba para ponerselos y observarla con más detalle aún. Cuanto más la miraba más familiar se le hacía.Y si, logro reconocerla
La misma chica de vestido rojo de la fiesta que fue hace unas semanas, la que interrumpió su momento con Sydney, y la que no salió de su cabeza por unas cuantas horas
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Volvió a verla, volvió a encontrarla..
Ella se había sentado unos cuantos asientos adelante, volteo para sacar los apuntes y cuadernos de su bolso, mientras él seguía observandola. Tal vez la mirada de Tom era tan fuerte que logro percibirla, lo que hizo que ella levante su vista ahora conectando visualmente con él sin intenciónes de dejar de hacerlo, aunque claro, ella quitó su mirada primero, pero luego de unos cuantos segundos volvió a verlo y éste volteo rápidamente no sin antes sonreír de lado. Ella también lo hizo.
En sus auriculares comenzó a sonar – 𝑺𝒕𝒊𝒍𝒍 𝑫𝒐𝒏'𝒕 𝑲𝒏𝒐𝒘 𝑴𝒚 𝑵𝒂𝒎𝒆 - 𝑳𝒂𝒃𝒓𝒊𝒏𝒕𝒉
Podía jurar que cada palabra que sonaba en sus oídos era exactamente lo que él estaba sintiendo en ese momento. No recordaba su nombre, era probable que ella tampoco recuerde el suyo, sin embargo, podría arrodillarse ante ella, y que suceda todo lo que le dé las posibilidades.
Desde rezarle hasta...
Ambos volvieron a mirarse unas cuantas veces durante esa clase, hasta que finalizó, y claro que esas miradas no iban a quedar en la nada. Tom quitó sus lentes, quitó sus auriculares, guardo aquellos libros y apuntes que poca información le brindaron esa mañana, y se acercó a la desconocida no tan desconocida que había robado su atención desde el primer segundo.
