Marcus entro al apartamento encendiendo las luces de la sala, como era un monoambiente al encender las luces Tom y yo nos despertamos al instante. Marcus frunció las cejas al observar los cuadros rotos en el piso, sin contar lo extraño que era ver una silla en medio de la sala junto a mí ropa tirada.
Marcus: Me rompieron el cuadro que le compré al hippie de la esquina hijos de puta —Camina hacia nosotros—
Tom volvió a abrazarme sin darle demasiada importancia, hundió su rostro en el hueco de mi cuello cerrando sus ojos nuevamente, me aferre a sus brazos apoyando mí cabeza junto a la de él
Marcus: ¡Llego el tío! —Sonríe recostandose a los pies nuestros— No conseguí la pastilla así que en lugar de eso compré un biberón y pañales —Bromea arrojandome la pastilla del día después—
— Gracias, muchas gracias —Murmure inclinándome un poco mientras tapaba mí cuerpo con las sábanas—
Marcus: Si, dame el dinero porque no es un regalo
Tomé la pastilla bajandola con un poco de agua con la mirada de Tom y Marcus sobre mí como si estuviese a punto de cometer el peor de los asesinatos, aunque, técnicamente...
Marcus: Adiós Francisco
Tom: ¿Qué?
Marcus: Mí sobrino —Sonríe—
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Tom: ¡Deja de decir idioteces! —Exclama arrojandole una almohada en el rostro, ambos ríen—
Marcus: ¿Te quedas a cenar _________?
Y así fue como me quedé toda una tarde, una noche y casi una madrugada junto a ellos. Cenamos pastas, le enseñe a Marcus a preparar una salsa ya que según Tom lo único que sabía cocinar eran fideos hervidos, jugamos cartas, nos terminamos un paquete de cigarrillos entero entre los tres y pasamos un muy buen momento.
La vida con Tom era tan diferente a lo que estaba acostumbrada, Lucas apenas me presentaba a sus amigos y la única ves que los conocí casi ni me hablaban. Al contrario de Marcus, que cuando entra en confianza contigo ya eres un amigo más para él. Eran muy divertidos ambos, se nota que tienen una relación de hermanos más que de compañeros, y por sobre todas las cosas, me trataron como una reina.
Eran casi las 3:40 de la madrugada, tenía varias llamadas perdidas de Lucas y algunas de Sydney, pero las que más me alarmaron fueron las de mí madre así que tuvieron que llevarme a mí casa.
Nelly: Se digno a volver la señorita adulta, que bien, ¿Se te rompió el celular o porque mierda no contestas mis llamadas?
— Lo siento, estaba en silencio —Respondi cerrando la puerta— Estaba en casa de Sydney
