Min Yoongi y Park Jimin son dos personas completamente distintas, uno con mucho dinero mientras que el otro no tanto, pero vive estable, uno con muchos problemas en las calles, otro un poco inocente y con amor por las fiestas, pero había algo que te...
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En alguna habitación de Daegu estaba él, acostado en un colchón apestoso, con botellas de alcohol por todos lados como si nada estuviera pasando, un arma sin balas a un costado mientras tenía una vela aromática ambientando un poco la mugrosa habitación en la que se encontraba, el rechinido de la puerta abriéndose le dio dolor de cabeza.
—Agust, tienes otra carta —Una chica se acostó a su lado pasando sus manos por los hombros.
—Lárgate, no estoy de ánimos para coger —Respondió de mala gana.
—Solo vine a traerte otra carta, ¿No piensas leerla? —Preguntó, este se levantó con molestia arrebatándole la carta y guardándola en un cajón junto con otras más. —Deberías leerlas, siempre te está mandando cartas —Dijo.
—No te debe importar quien me manda cartas o no, solo quiero que mi hermano viva en paz, suficiente con tener que ser el hijo perfecto —Habló.
—Mientras que tú vienes y te alcoholizas hasta quedar inconsciente, hasta el punto de tener un arma sin balas. —La chica habló.
—Cállate la maldita boca y largarte, quiero seguir durmiendo, tengo trabajo en unas horas —Dijo con fastidio.
Agust D como era conocido en las calles de Daegu, ¿Su nombre real? Min Yoongi, quien había abandonado Seoul y vuelto a su lugar de nacimiento, con malas juntas, porque en definitiva no podía llamarlas amistades, alcohol, droga y sexo por delante, todo con lo que un "busca problemas" estaría satisfecho, ¿Y él? Teniendo una vida como un prodigio de la música es lo que estaba viviendo, ¿Qué lo hizo abandonar todo? Sus padres que querían que fuera el hijo mayor perfecto de todos, uno que estudiara y los hiciera ricos, no eran pobres, tenían lo suficiente para vivir establemente, con hijos talentosos que lo habrían dado todo, pero Min Yoongi no, pese a haber sido un prodigio desde joven y haber estudiado algunos semestres en la universidad, pero nunca quiso explotar su talento y que sus padres lo explotaran a él, así que se fue, dejo a su hermano menor a merced de sus padres, luego que entró a la universidad, todo para que él fuera el hijo perfecto que ellos querían, porque Min Jisung, en definitiva lo era, así que cuando se fue, cambio su nombre para la sociedad, dejo de lado a su familia y se hundió él solo en la miseria, su hermano había logrado encontrarlo y comenzó a mandarle cartas, al principio leyó las primeras, inclusive le contestó, porque aún así debía admitir que lo extrañaba, lo eran todo el uno para él otro, después simplemente no hubo más respuestas a esas cartas, ni siquiera leídas a ellas, solamente eran encerradas en un cajón.
Había despertado en la noche a la misma hora como siempre, había bebido y bebido repetidas veces, para luego ir a la cantina donde trabajaba sirviendo tragos a todos los idiotas que llegaban a ese lugar, un barrio lleno de peligro en cada esquina, el día a día de Agust D desde que se largó de su casa.
—¿Borracho? —Miró a la misma chica de la mañana.
—¿Qué quieres de beber? —Preguntó.
—Amargado como siempre, dame una cerveza y enciende el televisor —Dijo.
