Día 04: Vacaciones.

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Disclaimer: Los personajes de Boku no Hero no me pertenecen; créditos correspondientes a Kōhei Horikoshi. Posible (o mucho) OoC en los personajes.

Notas: Mis miedos y desagrado por el mar se refleja aquí, jajsjs.

Le parecía que aquello era una total putada

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Le parecía que aquello era una total putada.

Una pérdida abismal de tiempo, de dinero y de energías.

Pero no, ahí estaba, en medio de la playa mientras que los extras de sus compañeros se divertían con las olas del salado mar, con el maldito sol infestados de rayos ultravioleta y un puto calor del demonio.

Odiaba la playa. Detestaba a las hordas de gente ruidosa y puerca que dejaba sus envoltorios y desprecios en el lugar, detestaba a los mocosos revoloteando de un lugar a otro en el sitio y más detestaba a las malditas chicas que se acercaban para coquetearle.

¡Que puto fastidio!

Así que, como buen hombre que aborrecía las playas, se quedó sentado bajo la protectora sombra del paraguas, lejos de las olas del mar, de sus molestos compañeros y de la acosadora vista de las señoras treintonas. Sí, trataba de disfrutar lo que podía de la incordia lo mejor que podía.

Se puso nuevamente un puñado de protector solar mientras refunfuñaba por lo bajo. Colocó con enfado los lentes de sol que comenzaron a resbalarse por el puente de su nariz y después comenzó a quejarse en gruñidos sobre lo malditamente sensibles que eran sus ojos por la ausencia de melanina en sus iris.

—¡Malditos rayos ultravioleta, mueran! —gruñó mientras frotaba frenéticamente sus brazos con él protector solar.

Antes de que pudiese seguir despotricando contra el sol y todos sus allegados, una sombra tapó una pequeña porción de la arena frente a él.

Subió la mirada, portando una mirada feroz al pensar que se tratarían de alguno de los imbéciles como el pelos de mierda o el pikachu deforme. Grande fue su sorpresa al encontrarse frente a él a una chica de cabellos castaños, mejillas redondas y... otras cosas redondas.

—Mejillas —gruñó, desviando su mirada —, ¿que mierda quieres?

Ochako Uraraka sonrió jovialmente.

—Te vi muy solo, ¿puedo hacerte compañía? —colocó sus manos frente a su pecho, entrelazándolas en un gesto de súplica fingida.

—¡¿M-me ves con cara de querer tener compañía?! —ladro avergonzado y con los ojos en blanco, desviando una y otra vez su mirada al sentirse un maldito pervertido.

Ella no le dejaba muchas opciones. Estaba vistiendo un bikini rosa de dos piezas, demasiado revelador ante unos ojos que siempre la estaban siguiendo para todos lados.

¡Era una tentación, pero jamás lo admitiría!

—Bueno, no la mayoría del tiempo —dijo en un suspiro —. Entonces, ¿puedes hacerme compañía a mi?

Kacchako Week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora