Capítulo 7: Caza

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Cada día, cada hora, y cada minuto eran cruciales, dejó de ir a la universidad cuando estaba surcando su segunda carrera en el momento en el que le llegó la noticia

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Cada día, cada hora, y cada minuto eran cruciales, dejó de ir a la universidad cuando estaba surcando su segunda carrera en el momento en el que le llegó la noticia.

"Su madre tiene un tumor cancerígeno" le comunicaron por teléfono desde el hospital, y fue tal su impacto que aquella voz pareció subcionarle los sentidos. Hace mucho que no hablaba con sus padres, pero si antes no había una razón, ahora sí. Llegó al hospital tan rápido que no se sabe que fue primero: su deseo o su cuerpo.

El tumor era operable, pero no tenían el dinero suficiente para retirarlo, solo únicamente para mantenerla con vida sus últimos meses.

-Hijo...- su Madre intentaba hablar en su estado, pero estaba tan grave que todos los días solo llegó a pronunciar eso. Su padre también intentó hablarle, parecía querer comunicarle algo, pero Eddie Brock no tenía ganas de escucharlo. Al fin y al cabo, fue su padre quién introdujo a su madre al acto de fumar.

Su padre era el único que, cuando apenas tenía 12 años, fumaba en casa. Pero cuando ya tenía 17, fue hacia su madre insistiendo que fumase para desestresarse del trabajo que ambos tenían que desempeñar. Nunca tuvieron bastante recursos, conseguían los suficientes para los gastos básicos. Eddie Brock por su parte, nunca pudo gozar de una infancia como los demás. Pero tampoco era algo que le importase realmente. De hecho, estaba agradecido con sus padres, pero no tenía un rasgo afectivo tan fuerte con ellos. Su abuela fue un Pilar más importante para su infancia al haberle regalado un perro, pero hace tiempo que murió.
No obstante, eso no quitaba su apreció a sus padres de ningún modo.

Apesar de que él era su padre, no podía sentirse agraciado al saber quién fue indirectamente una de las causas de la condición de su madre. Se sentía de cierta manera molesto, queriendo gritarle en la cara "¡Esto es por tu culpa!". Pero como había dicho antes, sus padres habían trabajado con esfuerzo para lograr sacar adelante a Eddie, hasta le estaban pagando la universidad. Por lo tanto, se sentía molesto, pero no lo odiaba tampoco. Solo quería evitarlo.

Día tras día, Eddie visitó a su madre, quien agonizaba cada día más. Los costes eran grandes, pero la vida de ella valía más que unos estúpidos papeles. Ella, junto a su padre, eran lo único que le importaba en este mundo. Nunca logró encajar del todo en la secundaria, pasó sin pena ni logra. No recibió Bullying, ni tampoco destacó en alguna materia. Era un mero Cero en una infinita cifra donde solo el primer dígito era distinto al resto de "ceros".

No había día que no sujetase la mano de su madre tendida en el lecho de una mano blanca esqueletica con forma de cama. Ahí era él quien intenta dar calor a la mujer que, segundo a segundo, perdía temperatura. Unicamente se iba del lugar para comer, para lograr dejar ir la inquietud de la próxima muerte de su madre.

Un día, tras haber comido solo pan baguette y vino comprados en una tienda, arribó a la habitación de su madre topandose con una situación que nunca creyó ver en su vida.

Venom: La última cacería de KravenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora