III. Lluvia metafórica de estrellas

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Adela

Son sobre las 5.30 a.m cuando me despierto con la respiración agitada, las pesadillas vuelven a apoderarse de mi, vuelven a hacerme sentir indefensa, siento unas ganas de vomitar casi instantáneas a pesar de que soy consciente de que todo es producto de mi imaginación. Voy hacia el baño, me echo agua en la cara y espero apoyada en la pared hasta que mi respiración vuelve a un punto medianamente estable. Mis pesadillas no tratan un futuro incierto ni algo desconocido, mis pesadillas tratan de los momentos más traumáticos de toda mi vida y se basan en repetirse una y otra vez. Deseo poder solucionar la relación con mi familia, deseo que eso desaparezca de mi recuerdos, pero sé que, por desgracia, por mucho que tratara de solucionar nada eliminará el maltrato que recibí por parte de ellos durante años. Por más que quisiera nunca se va a borrar, las imágenes nunca se irán de mi mente, seguiré temblando cada vez que tengo que enfrentarme a ellos y seguiré teniendo pesadillas con su recuerdo porque nada de eso está en mi mano. Una vez más calmada trato de volver a dormir pero solo consigo dormir en un par de intervalos de menos de diez minutos hasta que mi paciencia se agota y me doy por vencida, decidiendo levantarme y adelantar todas las cosas que tengo atrasadas. Al ver que tengo tiempo de sobra opto por darme una ducha en agua ardiendo, escojo mi ropa y la dejó sobre la cama, entro al baño y tras cerrar la puerta abro el grifo en el máximo de calor, me quito la ropa sin pararme a ver mucho mi cuerpo, no quiero empezar a dudar de si era realmente el mi cuerpo o es uno ajeno y todavía menos darme cuenta del asco que me daba a mi misma en ese momento, así que entro directamente a la ducha dejando caer el agua ardiente sobre mi pálida y fría piel, sintiendo el ardor y la quemazón que eso causa sobre mi piel y, de manera inconsciente, disfrutándolo. Soy una chica triste, llena de malos recuerdos que me rodean y de heridas que lo confirman, pero no es más que un adjetivo, no es la definición correcta sobre mi, no soy solo una chica triste. Mientras me ducho pienso en como nunca tuve a nadie que me animara a seguir, que me dijera que está orgulloso de mí y que me quiera, pienso en como todo sería distinto si lo tuviera, pienso en como habría dolido menos, pienso en que me estoy quedando sin aire y un pitido se vuelve muy presente en mis oídos, cierro el grifo y me tapo las orejas tratando de calmar el ruido pero nada pasa, duele mucho y nadie me aviso de que sería tan duro. Estoy balanceándome hecha un ovillo cuando por fin siento el pitido descender levemente, no debería ir a clase en esas condiciones pero tengo examen a primera, para el cual apenas he estudiado, por cierto. Salgo de la ducha suspirando y tras secarme el pelo levemente con la toalla me pongo unos vaqueros anchos con una sudadera ancha encima, hoy no era uno de esos días que me sentía una diosa concretamente, me calzo las air force y tras peinarme levemente salgo en dirección a clase.

Camino mientras siento la mirada de la gente sobre mi, cosa que me incomoda más, entro a clase directa y releo los apuntes aunque no lo necesito, porque siempre he tenido muy buena memoria fotográfica y eso me hace aprobar, acallo mis pensamientos porque entra el profesor y me centro en lo importante, el examen. Completo bastante del examen a pesar de que mis pensamientos estén en otra parte, al acabar entrego y me dirijo a la taquilla a coger mis cosas. Me sorprende el encontrar una nota entre las cosas que hay dentro de ella, así que guardo en la funda de mi móvil cuidadosamente, pues prefiero verla en casa con calma, la mañana pasa rápido comparándola con como suelen ser otras, cosa positiva sobre hoy, tras acabar todas las clases me dirijo a casa y al entrar me voy directa a tirar encima de cama.

Recuerdo la existencia de esa nota y la saco de mi bolsillo, lo desdoblo cuidadosamente y sonrío al ver mi imagen reflejada sobre un papel, tras un rato analizando el dibujo me entristezco un poco al apreciar como ha podido plasmar el dolor que trasmite mi mirada sobre el dibujo, y eso solo lo puede hacer alguien que sepa como se siente esto, necesito saber quien es, necesito ayudarla. Analizo la nota sin mucho existo, es una letra irreconocible y hay decenas de nombres que empiecen por M en este instituto, veo complicado descubrir algo.

Suspiro y al ver mi cuerpo tumbado en cama sobre el espejo una sensación de desagrado recorre mi cuerpo, suspiro de nuevo, creo que es hora de enfrentarme a mí misma, me quito suavemente mi ropa excepto la interior y voy hacia el espejo sabiendo lo que viene. Me paso horas mirándome en el espejo, tratando de entender el porqué no puedo ver la belleza que el resto ven, trato de calmar mi llanto producido por mi propia imagen, trato de ver una mínima cosa positiva en mi imagen, pero soy incapaz, incapaz de ver algo positivo en este cuerpo que ni siquiera sé si considero mío, en este rostro que cubrí numerosas veces de maquillaje silenciando sus lágrimas, pero sin eliminarlas, incapaz de gustarme, de encontrar motivos por los que hacerlo. Me provoca repulsión el saber que mañana volveré a ser la misma, la que sonríe, pero sin ser mi sonrisa, sin pertenecerme. Pasa un tiempo considerable hasta que considero tener el control sobre mi cuerpo, me recojo el pelo y estiro la mano hacia el libro que está en mi mesilla y el subrayador que está al lado, sé que eso es lo único capaz de distraerme hasta estar bien de nuevo y poder hacer las cosas atrasadas.

Últimamente todo se siente como lo sintió Alaska en buscando a Alaska, cuando quería buscar la respuesta a "cómo saldré de este laberinto?" y a que era el laberinto,mientras no se daba cuenta de que se estaba atrapando en el suyo propio, y todo se siente así, me siento atrapada en ese él, y la ansiedad a no poder salir es cada día mayor. Paso bastante tiempo leyendo, probablemente más del que pretendía, pero eso es algo que nunca admitiré. Me levanto de la cama y abro las ventanas para que airee la casa y ordeno las pocas cosas fuera de su sitio de mi habitación, después, me siento en el escritorio, saco las cosas de clase y suspiro, un día más odiando mi carrera; a pesar de mi odio hacia derecho y el estudio de las leyes hago todo lo que tengo pendiente, el miedo a preguntarme algo y quedarme en blanco siempre me ha corroído. Acabo bastante pronto, el reloj todavía no marca las 22:00 pero estoy destrozada, en cuanto me cambio la ropa por el pijama y me suelto el pelo me tiro en cama y, por primera vez, dejo que el sueño actúe por si solo sin pensar en ninguno de mis problemas.
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Nota de la autora: Hey! Hoy estaba inspirada así que bueno, os tiro un capítulo más y espero que lo disfrutéis :)
¿Que os está pareciendo?

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