Capitulo 13

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Capítulo 13; Sucesos

(Reescrita).


Apartamento de Hal

4:00 Am

Mediados de Noviembre

Acaba de llegar de un patrullaje que le tenía apretado hasta los huevos.

Pero no porque haya enfrentado alguna flota alienígena, encontrado algún monstruo que amenace algún planeta o fuerza terrorista en su ciudad.

No, nada eso, venia de un patrullaje con dos idiotas haciéndole la vida miserable.

No sabe porque tuvo la ridícula esperanza que Guy se callara, no claro que no, fue de chismoso contándolo por toda Oa, ya le era suficiente que lo supieran todos los héroes en la tierra como para que ahora se entere toda la galaxia. Sin pelos en la lengua se le unieron Guy y Kyle casualmente y sin que lo haya pedido a su patrullaje por su sector, haciendo mofas, burlas, interpretaciones ridículas sus espaldas, mientras juraba tener alguna vena en su frente que fuera explotar.

Estaba cansado, por eso le fue imposible pasar antes por el minisúper a comprar comestibles para el día de mañana, no ha tenido tiempo de surtir su refrigerador, pero el lado positivo es que mañana era domingo.

Apenas toco su balcón, fue recibido por la calidez de su hogar, sin pega alguna se quitó su traje y lo mismo todas sus prendas mientras iba en camino a su cama, era una mala costumbre dejar su ropa por ahí tirada, pero estaba muy cansado como para preocuparse por eso, quedando en boxers, abriendo de una patada la puerta de su cuarto y tirarse cual cadáver durmiendo con los peces en su colchón, quedando inconsciente al instante.

Sentía un piquete.

Aun entre el mundo de los sueños y el real, se dijo que un mosquito no le hará levantarse, siguiendo con su sueño sagrado. Pero después de varios minutos la succión le obligo poco a poco a recobrar conciencia, ya no era un mosquito si no un Drácula encima. Poco a poco con esfuerzo fue abriendo sus ojos entre las penumbras de su habitación, iluminado una esquina por los rayos de la luna y luz de las farolas infiltrándose entre las cortinas. Se sentía cálido pero pesado, hasta ahora no había notado esa calidez en su cuerpo, ni menos que había estado ronroneando sin el permiso de su voluntad. Una pequeña mano en su pecho fue que le obligo a despertar por completo, ya comenzando a ser consiente de todo y del peso adicional que tenía encima. Podía acariciar un pequeño cuerpo junto al suyo, inmediatamente la imagen de unos ojos verdes le tranquilizo.

Entre las brumas y el cansancio que profesaba, hizo luz con su anillo para iluminar tenuemente el cuarto de color verde; Se encontraba Damián acostando encima de su pecho, también en ropa interior (costumbre que culpablemente siente que le pego al niño) sintiendo el tacto suave de su piel infante, pero eso era lo de menos...

¡Estaba succionando su pezón con su boca!

Cual gatito apretando su pectoral izquierdo y bebiendo del liquido translucido que le servia como exquisito platillo nocturno, aparentemente dormido mientras lo hacía, cual bebe alimentándose de su madre. Entonces recordó el incidente de esa mañana en el baño hace unas semanas. Y lo entendió todo...

Estaba lactando...

Para alimentar a Damián.

¡Increíble! porque no se siente asustado, extraño o enojado como aquella vez que descubrió sin razón aparente que estaba produciendo leche paterna, todo lo contrario, es como sentir cumplir su propósito, alimentar a este cachorro de ojos verdes, como si muy dentro sabía que lo quiso y ahora pasaba. Contrario a cualquier ser lógico que hiciera se acomodó en el respaldo de la cama, colocando mejor al niño entre sus brazos que seguía alimentándose de él, acariciando sus cabellos con dulzura, sintiéndose con mucho orgullo.

Entre mimos y arrullos, aquellos ojos verdes se entreabrieron, mirándole somnoliento.

Supo una cosa...

Damián es suyo.

Es de él, fue para él, y es definitivamente suyo.

Al ver que ya estaba satisfecho, lo volvió acomodar a su lado, abrazándole de cucharita, ronroneando y arrullándolo.

Damián es su cachorro.

Curioso miraba como el niño jugueteaba con una de sus manos, tomándola la izquierda entre las suyas, lamiéndola. Fueron unos minutos de cosquilleos con la lengua antes de sentir unos colmillos encajando en su piel. Soltó un quejido pequeño, pero por alguna razón sabía que era lo correcto, dejándole encajar sus colmillos mientras le acariciaba algunos mechones en su cabello que se estaban volviendo claros. Ya viéndose satisfecho el niño, quedándose ya tranquilo que ahora tenía alguien que no le abandonaría, se durmió al poco tiempo. El castaño se limpió los hilos de sangre que salían de la herida, quedando impresos la marca de la mordida, ya siendo tarde, volvió a su posición original, volviendo al mundo de los sueños.

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⏰ Última actualización: Oct 03, 2021 ⏰

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