Capítulo 15

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Capítulo 15: Noah.

Narra Hiccup:

Llegamos al hospital, debo de mencionar que no me agrada la idea de que Elsa este fuera de la casa, pero me insistió tanto en venir y hacer el dichoso ultrasonido que no tuve de otra.

La ayude a bajar del auto.

— Gracias.— asentí.

Rodeo mi brazo en su cintura, ella solo acepta y agacha la cabeza, ella sabe que me gusta mucho cuando agacha la mirada, yo solo puedo ver sus ojos.

Entramos al hospital, nos sentamos en la sala de espera.

— Hiccup — volteo a verla— ¿Qué crees que sea nuestro bebé?

Trato de controlarme para que piense que si me interesa.

— No lo sé, ¿niña?

— Si es niña quiero que se llame Mónica ¿Te parece bien?

Asentí, tratando de controlar el hecho de que quiero decirle que no me interesa, pero, veo sus ojos con tanta ilusión y solo no puedo. Tengo que fingir.

— Sí, suena muy bonito. — fingi una sonrisa.

— Y ¿qué te parece que si es niño se puede llamas Noah? — pregunto, de hecho Noah no suena tan mal.

— Noah, suena bien.

Sonrío y yo también.

— Señores Haddock, pasen los espera la doctora.— menciono una enfermera.

Nos levantamos, agradezco mucho a la enfermera, no podía fingir más.

Tomo su mano y entrando al consultorio.

— Hola buenos días, soy Emma... Emma Clarke y seré su doctora hoy, por favor señora Haddock acuéstese en la camilla. — dijo y mi mujer hizo caso.

La enfermera era de buen cuerpo pero nada comparado con mi Elsa.

— Y dígame Elizabeth ¿Cuántos años tienes? — pregunto.

Esto no es bueno, mi mujer tiene 17 y yo ya tengo los 18, pueden meterme a la cárcel y alejarme de ella.

— Mi mujer tiene 20 y yo 21. — respondí por ella.

Mire a mi mujer y ella solo asintió dando a entender que entiende por que la mentira.

— Son algo jóvenes para tener un bebé no ¿creen?

Respira Hiccup, respira.

— Tal vez si, pero amamos a nuestro bebé y aunque no seamos unos adultos queremos a nuestro bebé y por favor podría seguí con su trabajo.— dijo mi Elsa, en su tono de voz podía deducir que estaba algo molesta.

— Una disculpa señorita. Mire levántense la blusa y yo le colocaré este gel. —

— Está frío. — dijo mi Elsa al sentir el gel en su ya abultado vientre.

— Mire es este monitor aparece su bebé, aún es muy pequeño pero está saludable. — Elsa tomo mi mano, en su rostro salían lágrimas, odiaba que llorara, pero ahora se que son de felicidad.

Me acerco a ella y la beso.

— Mira amor, ahí está nuestro bebé. — dice muy feliz y contenta.

Veo el monitor y solo veo una mancha negra, no logro ver nada pero finjo que si.

Le sonrío asintiendo.

— Si escuchan esos son los latidos de su bebé.— nos quedamos callados y empezó a sonor una clase de golpeteo que supongo son sus latidos.

— Nuestro bebé está sano doctora? — pregunto Elsa.

— Sí, es un bebé muy sano. ¿Quieren saber que será su bebé?— pregunto.

— Sí, queremos saberlo para ir comprando poca ropa para cuando nazca. — contesto mi Elsa.

Yo solo veo el monitor tratando de encontrar en el la forma de un bebé, pero no, no veo nada.

— Pues su bebé es...

****

Salimos del hospital para irnos al auto y después a casa, pero Elsa se detiene, la miró confundido.

— Hiccup, me podrías...comprar un helado?— pregunto nerviosa.

Adoraba verla nerviosa y tímida.

— Si, ven vamos. — respondí y ella dió un pequeño salto de emoción.

Fuimos directo a la heladera dónde atendía un muchacho, un maldito muchacho.

— Si quieres te esperamos en el auto.— sugirió al ver que solo atendía ese hombre.

— No ven vamos, tú quieres una helado y yo te compraré un helado.

Llegamos a la Heladera, el muchacho sonrío con amabilidad.

— Hola buenas tardes, bienvenidos a la Heladería de Tomás, de que quieren sus helados. — pregunto alegre.

— Me da uno de limón y tú amor de que quieres tú y el bebé.— pregunté recalcando el que espera un bebé mío.

— Uno de vainilla por favor. — pido nerviosa.

— De acuerdo uno de vainilla y uno de limón, ¿algo más?— negué.

Nos dió nuestros helados y decide irnos a sentar aunada de las masas del local.

— ¿Está rico?— pregunté cuando ella empezo a comerlo con demaciadas ganas.

— Sí, demaciado. — se terminó su helado — Muchas gracias.

— No hay de que mi amor, tienes que cuidarte y cuidar a Noah. — dije fingiendo interés en el bebé.

— Si, te vamos a cuidar Noah Haddock Snow, ¿Suena bonito no crees?—

— Todo saliendo de tu boca es bonito, ese niño tendrá una suerte de tenerte como madre.

— Y a ti como padre. — sonrío.

Si por mí fuera te llevaría a qué abortaras ahora, pero solo por ti no lo hago.

Mía, Solo Mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora