Capítulo 2

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Capítulo 2: Te conocí

Narra Elsa:

El castaño, se sentó junto ami por petición de la maestra.

— Hola, soy Hiccup Haddock, es un gusto conocer a una chica tan hermosa y bella con tú — dijo el castaño dándome la mano.

— Hola Hiccup, soy Elsa el gusto es mio— dije estrechando su mano con la mia.

Al tocar su mano, sentí algo extraño ¿una  corriente?. Fue extraño, y al parecer el tiempo se cógelo ya que me concentre en sus ojos, sus bellos ojos que en su mirada te pierdes en cuestión de segundos.

— Señorita Snow y señor Haddock presten atención a la clase y luego socializan. — dijo la profesora molesta.

— Lo siento.— dijimos al mismo tiempo.

La clase continuo y Hiccup no dejaba de mirarme, tuve que ignorarlo toda la clase.

El timbre sonó dando a conocer que era hora del almuerzo.

— Elsa en un momento te alcanzo, tengo que ir a mi casillero— dijo Hiccup y me dio un beso en la mejilla antes de ir se.

¿Pero por qué me avisa? Pensé ya que apenas lo conozco.

Salí del aula en dirección al comedor, el echo de ser la nueva significa comer sola.

Tome una bandeja y compre el almuerzo, tome asiento en una de las mesas, saque el libro que estaba leyendo.

— Hola— dijo alguien interrumpiéndo mi  lectura.

Levante la vista y se trataba de una chica Rubia con ojos verdes la cual se encontraba junto a una chica pelirroja y otra castaña.

— ¿Hola?— dije algo confundida.

— Eres la nueva cierto? — pregunto la pelirroja.

— Sí, ¿sé les ofrece algo?— pregunté amable.

— Solo querías ser amables y hacernos tus amigas, pero si no quie...— la interrumpí

— No, claro que si quiero ser su amiga, soy Elizabeth Snow pero digan me Elsa— dije extendiendo mi mano en forma de saludo.

— Soy Mérida y ella es Rapunzel, pero le gusta que le digan Punzi —dijo señalando a la rubia, la cual me saludaba con la mano.— Y ella el Anna — dijo refiriéndose a la castaña.

— Es un gusto y si quieren puedes comer conmigo — ofrecí.

— Claro— dijieron las tres al mismo tiempo.

Empezamos a almorzar, Mérida es muy divertida, platicaba de cosas graciosas que le paso en su fin de semana.

— Entonces mamá dijo ¿Quién dejo salir a los perros? — dijo imitando su voy— yo me escondí debajo de la mesa y los trillizos atrás de la puerta, no queríamos que nos castigara, pero la cámara de seguridad revelaron que yo los deje salir y tuve que pagar al jardinero para que arreglaran las plantas— dijo haciendo un puchero.

Todas reíamos.

— Disculpen chicas pero debo ir al baño, con permiso. — dijo y ella asintieron.

Después de hacer lo que la naturaleza manda, salí del sanitario, sin darme cuenta me tropecé con alguien, estuve a punto de caer al suelo pero unas manos en mi cintura lo impidieron.

— Gracias, y lamento mi descuido — dije levantándome y terner la mirada en esos ojos verdes.

— No te preocupes Elsa yo también lo siento— dijo disculpándose— la mento no a ver ido a buscarte, pero estaba atendiendo un asunto — se justifico.

— No hay cuidado, y lamento no ver por dónde caminaba, para recompensarte que te parece si vamos a almorzar juntos.— ofrecí

— Por supuesto —dijo y nos pusimos en  marcha.

Al llegar a la mesa las tres chicas vieron a Hiccup.

— Chicas el es Hiccup tal vez ya lo conozcan y comerá con nosotras, espero y no les moleste— dijo nerviosa.

— No, nos molesta ven adelante— dijo Anna con una sonrisa en el rostro.

El se sentó a mi lado.

Mía, Solo Mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora