Capítulo 7: Develando el misterio

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Después de la cena, todos debieron retirarse a sus habitaciones, por orden de su padre.  Probablemente con la excusa de que todos estarían muy cansados, luego del ajetreado día, Reginald buscaba librarse de tener que dar respuestas a sus interrogantes. Y es que más de uno había tenido el valor para cuestionarle sobre sus acciones y lo que sea que les estuviera ocultando.

Aunque por tu parte te habías quedado leyendo un libro, que Ben te prestó, todavía no podías conciliar el sueño. No era para menos, si era mucho más temprano del horario que acostumbraban.

Decidiste bajar hacia la cocina, con mucho cuidado en cada pisada, para no alertar a nadie más en la Academia. Principalmente no queriendo despertar a Reginald, para evitar cualquier nuevo conflicto con él.

Al ingresar allí, te diste cuenta que no eras la única persona que no podía dormir todavía. Vanya estaba allí preparándose una taza de té. Ella levantó la mirada hacia ti, cuando escuchó tus pasos, y te ofreció una breve pero sincera sonrisa.

—¿Gustarías una taza de té? —te ofreció amablemente—. Desconozco si es de utilidad para conciliar el sueño, pero había que intentarlo —comento, encogiéndose de hombros.

Tomaste asiento frente a ella en la isla de la cocina, asintiendo a su invitación para acompañarla a beber esa infusión. Y Vanya sirvió entonces una taza para cada un@, y extendió una de las mismas hacia ti.

—¿Pudiste recordar algo más? —preguntaste, mientras endulzabas a tu gusto el té antes de beber el primer sorbo.

—Sigo viendo la misma escena, repetidas veces —expresó la Número Siete.

Ella ya te había contado sobre haber sido encerrada en aquella habitación misteriosa, aunque todavía ningun@ de los dos conocía el motivo que llevó a Reginald a privarla de su libertad.

—¿Y no recuerdas nada previo a ese suceso? —continuaste indagando—. Antes de que papá te llevara a ese cuarto.

Vanya negó con un ligero movimiento de cabeza, compungida al no poder ver más allá de ese recuerdo. Y cada vez que se esforzaba por recordar, una punzada intensa atacaba a su cabeza, haciéndole doler.

—Tal vez podríamos preguntarle a Pogo... —sugeriste, aunque ciertamente tampoco estabas segur@ de confiar en él—. Después de todo, él nos ayudó cuando Reginald nos castigó a (tu mejor amig@) y a mí en la cripta. Y sabía que fue por estar en ese cuarto —intentabas convencerte incluso a ti mism@ al decirlo de esa manera.

—No creo que sea buena idea —expresó ella, adivinando lo que tú estabas pensando—. Pogo podría decirle a nuestro padre que seguimos indagando sobre esa habitación, y lo que ocurrió realmente ese día.

Mientras la plática avanzaba ambas tazas de té fueron quedando vacías,. Y si bien pudieron haber planteado un sinfín de hipótesis, ninguna cerraba totalmente las dudas que tenían sobre ese extraño lugar, y el por qué habían dejado encerrada a Vanya allí.

La habitación secreta (Vanya y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora