Capítulo 10: El rumor (Telepatía)

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Debido a que podría ser peligroso, de ser real lo que comenzabas a sospechar sobre los poderes ocultos de Vanya, le propusiste que salieran al aire libre a entrenar. Después de todo contaban con un gran patio trasero, y por el frío que hacía los demás miembros de la familia seguían dentro.

—¿Está bien aquí? —le preguntaste, deteniéndote frente a un lado de la caseta.

—Sí, no te preocupes —asintió, aún estaba abrazada a sí misma temblando, y por esto comentaría—. Supongo que al entrenar incluso se irá el frío que sentimos ahora.

Estuviste de acuerdo con ella, y por esto rápidamente iniciaron con ejercicios de precalentamiento.

Una vez que el entrenamiento fue avanzando un poco más, si bien sabías que ella seguía estando en desventaja, quisiste probar llevarla al límite o que se sintiera en peligro.

Aprovechaste tu poder para atraer algunas rocas para arrojarlas hacia ella. No pensabas hacerle daño, pero querías comprobar la manera en cómo reaccionaría. Pero Vanya en ningún momento había atinado a defenderse, hiciste un ademán concentrando tu energía para detener todas las rocas antes de que pudieran golpearla.

—Vanya, sé que puedes hacerlo, creo en ti —le dijiste con completa seguridad.

—¿De qué estás hablando? —preguntó ella confundida.

—Confía un poco más en ti, no eres una persona ordinaria —quisiste animarla.

Después de lo que habías visto que sucedía en su habitación, creías fielmente en ello.

—No yo... —estaba respondiendo, pero de pronto un pensamiento la detuvo.

Esas palabras parecían haber resonado en su mente haciéndose eco, pues fueron la clave para que nuevamente un recuerdo de su niñez aflorara.


***FLASHBACK DE VANYA***


No supo en qué momento perdió el conocimiento, luego de haber insistido al golpear la ventana de aquella puerta. Le daba miedo estar allí encerrada sola y alejada de todos, y que su padre no regresara a buscarla en tanto tiempo.

Estuvo llorando probablemente hasta el cansancio, cuando fue vencida y cayó en un profundo sueño. Salió de aquel estado tan solo cuando escuché que esa puerta finalmente se abriera.

Lo primero que pudo ver fue la silueta de Grace, que traía una bandeja con algo para que ella pudiera comer. Ella venía en compañía de su padre, Pogo y Allison. En parte le alegró ver que una de sus hermanos apareciera para hacerle compañía.

—Adelante —les indicó Reginald.

—¿Quién tiene hambre? —le dijo su madre, con una cálida sonrisa resplandeciente, avanzando hacia donde la pequeña Vanya se encontraba—. Es tu favorito, sándwich de queso —señaló, dejando la bandeja sobre la cama junto a la niña.

Vanya no dudó un segundo en tomar lo que le ofrecía para comer, ya habían pasado muchas horas y claro que tenía hambre. Pero después de que probara apenas unos bocados, Grace le quitaría el sándwich. Y luego tomaría unas pastillas de un frasco.

—Ahora, sé buena y toma esto que te doy —le sugirió su madre, entregándole una de esas pastillas—. Es tu remedio para los nervios —añadió, dándole un vaso de agua para que pudiera ingerirla con mayor facilidad.

—Es hora, Número Tres —mencionó Reginald. Allison se acercó hacia Vanya—. Hazlo —insistió su padre.

La pequeña Allison suspiró con pesadez, mirando a su hermana antes de obedecer a lo que su padre le había ordenado hacer.

—Oí el rumor de que crees que eres ordinaria —expresó utilizando su poder para manipular a Vanya, y que ella de esa manera olvidara que tal como ellos igualmente tenía un don especial.


***FIN DEL FLASKBACK DE VANYA***


—Ella me hizo... —murmuró la Número Siete, con una mirada perdida como si pudiera ver todavía lo que vivió ese día.

—Vanya... ¿Qué sucede? —le preguntaste con preocupación.

Diste un paso hacia atrás al ver como la brisa helada a su alrededor comenzaba a levantarse en una fuerte ventisca. Y nuevamente un destello de luz emanaba desde su cuerpo.

Ella emprendió el camino hacia la Academia, pasando por un lado de ti como si ni siquiera existieras. Tú no tenías idea de qué sucedía, pero ella estaba pensando en ir en buscas de Allison, culpándola por haberle hecho ese rumor cuando tan solo eran unas niñas.

Por cada paso que daba, el viento se movía de manera más intensa todavía, haciendo volar todo lo que iba encontrando a su alrededor. Por poco y la caseta no sobrevivía.

Debías detenerla de algún modo u otro, así que tuviste que concentrarte demasiado para poder hacerlo. Levantaste tu mano hacia ella, enfocando tu completa energía para conseguir que se detuviera. Aunque Vanya era mucho más fuerte de lo que creías, y eso te estaba debilitando, haciendo que incluso tu nariz comenzara a sangrar por la presión.

—¡Vanya! —conseguiste gritarle, antes de desplomarte en el suelo, por el excesivo uso de poder ante su resistencia.

Y solo entonces ella recaería en lo que estaba sucediendo, luego de escuchar tu voz desesperada, siendo su preocupación por ti lo suficientemente intensa como para que pudiera salir de ese trance. Giró sobre sus talones para verte allí desvanecid@ en el suelo, siendo como un balde de agua helada que caería sobre ella, una punzada de culpabilidad por haberlo ocasionado.

La habitación secreta (Vanya y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora