Capítulo 6: Después de la primer misión

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Anteriormente en la primera temporada:

"Contrario a lo que creían, aunque habían recuperado a la joven secuestrada, Reginald no los felicitó sino que empezó a regañarlos por no haber mantenido la misión en sigilo.

Algunos agentes de la policía local habían tenido que desviar la atención de algunas personas curiosas que llegaron a la zona, junto a algunos guardias de la seguridad privada del alcalde.

—Deberán trabajar más en ese aspecto —les estaba recalcando su padre, haciendo referencia a que en las misiones como aquella deberían tratar de no llamar la atención. (...)

—¿Quién es realmente esa chica? —le cuestionó Diego, siendo el primero en tener el valor para enfrentar a su padre sobre su descubrimiento—. ¿Quiénes eran esos sujetos?

—No es un asunto de su interés, Número Dos —respondió Reginald de manera tajante. Acto seguido simplemente abrió la puerta trasera del coche para que fueran entrando—. Suban ahora al automóvil.

—¿Por qué tanto misterio? —continuó insistiendo firmemente el kraken.

A veces una mirada dice más que mil palabras, y la que le diera Reginald a Diego podría haber cortado incluso el mismo aire en ese instante. Y también aumentaba las dudas sobre qué más estaría ocultando, no solo sobre el caso relacionado a esta misión. (...)"

-Mi vida con los Hargreeves, Temporada 1, Capítulo 23: Sospechas de la misión.

"El camino de regreso hacia la Academia fue casi en un completo silencio, luego de una breve confrontación entre Reginald y Diego. El ambiente seguía estando totalmente tenso entre ellos, y afectaba al resto del equipo.

En parte se habían sentido engañados, aunque todo mundo seguía creyendo que eran los responsables de haber rescatado a la hija del alcalde. Pues por más cuidados que pusieron en esa misión, la información ya había sido filtrada por la prensa, aunque todos continuaban creyendo fielmente que de esa misma niña se trataba.

Un grupo de periodistas y fanáticos los estaban esperando en la entrada de la Academia, y la policía había montado una barricada para que pudieran cruzar con seguridad hacia su hogar. (...)

Uno de los fans, que tenía su misma edad, logró sortear la barricada para poder acercarse a ustedes. Llevaba puesto un uniforme similar al de ustedes, pero hecho a mano de una manera precaria, y así mismo el antifaz de aquellos que solían venir para recortar en los cómics que vendían sobre la Academia Umbrella. (...)

Su padre que había visto esa situación también se acercaría para interferir.

—Vuelve tras la barricada —le indicó Reginald al chico. (...)

—Un pequeño consejo, niño —le dijo su padre, apoyando una mano sobre el hombro del chico—. No todos en este mundo pueden ser poderosos. Perseguir algo inalcanzable es la receta para una vida de decepción y resentimiento. Así que sal de mi propiedad —elevó su voz al decir esto último, empujando al niño para alejarlo de la Academia.

Contrario a ayudar al chico, las personas empezaron a reírse de él, pero no ustedes que se mantenían alejados pero expectantes de aquella situación.

Definitivamente esa no era la manera de tratar a un niño, y ustedes estaban de acuerdo, principalmente Allison se había visto afectada por cómo se dieron las cosas con un niño que era fan del equipo. (...)

-Mí vida con los Hargreeves, Temporada 1, Capítulo 24: Encuentro con los fans.


La vorágine de ese día hizo que demasiados sucesos acontecieran de manera demasiado precipitada como para poder procesarlo

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La vorágine de ese día hizo que demasiados sucesos acontecieran de manera demasiado precipitada como para poder procesarlo.

Sí, cumplieron con la misión y rescataron a la niña que estaba secuestrada. Y aún así muchas dudas les habían quedado a los ocho, había una más además de la que ya despertó en ustedes tres que estaban al tanto de la existencia de ese cuarto misterioso.

El comportamiento tan brusco y cerrado de su padre tampoco les daba claridad o tranquilidad.

El ambiente en la Academia seguía igual de tenso, luego de lo ocurrido cuando llegaron, cuando Reginald hecho de manera intolerante a su fan. Además de eso, ya había discutido tanto con Diego como con Allison, por esto la tensión que había en el aire.

Junto a Vanya se habían alejado un poco de los demás, una vez que las aguas parecieron calmarse. Les habían dado el resto del día libre, así que podrían aprovecharlo.

Fuera hacía demasiado frío, pues el invierno estaba haciendo un muy buen trabajo en teñir todo de blanco y una brisa helada. Por esto simplemente se quedaron platicando sentad@s en el descanso de una de las escaleras.

—¿Quién crees que sea esa niña? —interrogó Vanya, un tema que había despertado nuevamente la curiosidad de más de uno de ustedes.

—No lo sé, evidentemente no era la hija del alcalde —respondiste, estando segur@ de que la joven que rescataron no se parecía físicamente a la que señalaban como la hija del Alcalde al hablar del caso en las noticias locales—. Al menos no la que conocemos.

—Y papá... —cerró su puño, como si de esa manera pudiera contener la indignación—. Dios, no puedo creer cómo trató a ese chico. Fue tan injusto.

—Lo sé, no merecía ser tratado de ese modo —estuviste totalmente de acuerdo, y de igual modo te había dado tanta impotencia la manera de actuar de su padre al echar al chico—. Quisiera creer es porque ya estaba enojado, luego de la discusión con Diego.

—Aunque cueste admitirlo, Diego tenía razón —expresó, y tú asentiste—. ¿Por qué tanto misterio?

—Yo también lo creo. Es como si Reginald supiera algo más, sobre eso... —mencionaste, haciendo mención al secuestro que ustedes habían truncado, y añadiste algo que ustedes dos ya conocían—...Sobre el cuarto. Ese hombre tiene demasiados secretos.

Vanya te estaba observando atentamente.

—¿Te arrepientes de haber sido adoptada por él? —preguntó de repente.

Lo meditaste por algunos segundos, para luego negar con tu cabeza.

—No, que lo hiciera me dio la oportunidad de conocerlos —acotaste, y eso era lo que te mantenía feliz de formar parte de esta nueva familia—. Y cada uno de ustedes es increíble a su manera.

—Pues, siendo ese el caso, yo sí estoy agradecida de que te haya adoptado —admitió, esbozando una sonrisa que acompañaba a una vez más a ese brillo especial en su mirada—. Has llegado para cambiar muchas cosas en nuestras vidas.

—No es todo mérito mío —comentaste con humildad—. Si no estuviera aquí, habrían sucedido de algún modo u otro.

Aunque habrían querido continuar platicando, debieron postergarlo hasta más tarde, pues la hora de la cena llegó prontamente. Y además, Reginald insistió en que debían descansar temprano para el día siguiente, en que participarías en tu primera sesión de fotos.

La habitación secreta (Vanya y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora