La ausencia de tus hermanos adoptivos en la Academia, te había llevado a recorrer aquel inmenso lugar al cual recientemente habías llegado. Caminando por recovecos inexplorados en aquellos días que poco espacio de libertad tenías entre los entrenami...
Una vez que la sesión de fotos finalizara, te dirigiste hacia la cocina para preparar una merienda que tanto tú como Vanya pudieran disfrutar. Con la ayuda de Grace por supuesto, pero luego sola deberías subir con la bandeja hacia el dormitorio de la Número Siete, como habían acordado.
Mientras ibas caminando por el pasillo, pudiste escuchar la dulce aunque melancólica melodía que Vanya estaba interpretando con mucho esmero en su violín. Habías tenido chance de escucharla a lo lejos en otras ocasiones y, aunque tal vez mucho no supieras sobre ese estilo de música, ciertamente podrías confirmar que era muy talentosa.
No quisiste interrumpirla, así que permaneciste en la puerta en silencio, escuchándola con suma atención y admiración. Tus ojos brillando embelesados por el talento que ella tenía y tus oídos siendo hipnotizados por aquella melodía embriagadora.
Minutos después una peculiaridad llamó tu atención. Por un instante creíste que tus manos estaban temblando, pero no, estaban firmes aún sosteniendo la bandeja. Sin embargo, la infusión que había en las dos tazas parecía estar moviéndose de una manera extraña, como cuando son movidas por el viento o una intensa vibración.
Levantaste tu vista hacia Vanya, y por breves segundos podrías haber jurado que ella emanaba un destello de luz desde sus manos e iba extendiéndose a través de su cuerpo en todas direcciones. Pero el espectáculo de magia terminaría cuando la Número Siete cesara de tocar esa melodía, tras percatarse de tu presencia finalmente.
—Oh T/N...ya habías llegado —expresó, con alegría al verte, aunque de inmediato disculpándose por no haberte visto con anterioridad—. Lo siento, no me di cuenta.
—Vanya...
Tu asombro te mantuvo sin poder emitir palabra alguna más momentáneamente. No podías comprender si lo que habías visto era real o solo tu imaginación.
—¿Qué sucede? ¿Estás bien? —preguntó ella con toda calma, guardando el instrumento musical en su respectivo estuche.
—Creo que... —todavía seguías sin poder moverte siquiera por lo que habías presenciado, pero ella parecía no haberse dado cuenta de nada.
Vanya se giró hacia ti, sonriendo al ver el pequeño detalle para compartir que traías en tus manos.
—Oh que lind@, trajiste algo para comer, gracias —comentó, feliz de compartirlo contigo.
Te invitó a pasar con un ligero ademán, y amb@s dispusieron todo sobre la cama para poder degustar junt@s. Tú aún no podías salir de la sorpresa, pero intentaste todo por disimularlo, al menos hasta que tuvieras un plan de cómo averiguar qué había ocurrido.
—¿Estás bien? Pareces algo distraíd@... —comentó, luego de algunos segundos en que tu silencio se prolongara.
—Sí, solo... —carraspeaste tu garganta, intentando pensar en qué decir—. ¿Qué te parece si luego entrenamos un rato? Hace días lo venimos postergando.
En parte la propuesta consistía en comprobar si lo que habías visto que Vanya podía hacer era real, aunque todavía no tenías en claro cómo conseguirlo.
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¿Recuerdan los 3 poderes que había disponibles para elegir? De acuerdo, esa elección que tomaron en la Temporada 1 deberían seguir para el siguiente capítulo. Telepatía, Factor de Curación o Creación de ilusiones.
