Capítulo 7: La boda

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La boda se llevaría a cabo en unas semanas, cosa que ponía aun más nervioso a Fluke pues se casaría con alguien que no amaba, estaba sacrificando su felicidad por un hombre que lo detestaba; el matrimonio no era perfecto para nadie, era una pesadilla.

La prensa, ya había armado una historia de amor, salida de un cuento de hadas, que no hacían más que provocarle náuseas, sobre todo porque indicaban que se conocían desde años y que el príncipe Ohm lo visitaba en el exilio.

-¿Encontrarán mas evidencias?-intentando tomar el desayuno.

-Déjalos que armen su historia-decía Prem-Debes desayunar porque iremos a que te pruebes el traje para la boda.

-Ahora definitivamente he perdido el apetito- alejando el plato de la mesa.

-Vamos no puede ser tan malo... es atractivo y...

-¡Y me odia!- apretando los puños- ¡Es obvio que él no desea esto... ni yo tampoco!

-Tranquilízate- decía Prem abrazando a su amigo, siendo visto por Boun y Ohm.







-¿Sigues con la idea de hacerlo sufrir, Ohm?

-Yo... no, él está obligado a esto como yo... la distancia entre nosotros es enorme... ni siquiera he entablado una conversación decente con él, ni siquiera me puede dejar de hablar de usted...- viendo a su amigo reír.

-¿Qué?

-¿Te preocupa lo que sienta por ti?- cruzando sus brazos- Estas cayendo lentamente Ohm.

-¡Ya cállate!- ruborizándose y alejándose de su amigo que no paraba de reír.







Unos días antes de la boda, Ohm había llevado a Fluke a la bóveda donde se encontraban las joyas de la familia, que estaban dispuestas en vitrinas con fondos de terciopelo oscuro.

-¿Por qué me trae aquí, príncipe Ohm?- viendo las joyas en las vitrinas.

-Para que escojas tu anillo de compromiso- viendo la expresión en su rostro.

-¡Mi anillo de compromiso! ¿Está loco? Se le olvida que es un matrimonio arreglado, me niego a usar algo de esto- señalando las vitrinas.

-Tal vez sea arreglado Noo, pero es una tradición que el consorte lleve un anillo de las joyas de la familia real.

-No me obligues por favor- cerrando lo ojos, cuando él lo toma del brazo y lo acerca a su cuerpo, sintiendo como su corazón latía rápidamente, tal y como el suyo lo hacía- Por favor... no quiero hacerlo.

-Es una tradición de mi país, Noo- viendo como se rendía a su petición- Es tu derecho, si te niegas es como si negaras estar en mi país.

-Estoy empezando a considerarlo- suspirando-Escógelo y terminemos con esto- soltándose de su abrazo.

-El futuro consorte debe hacerlo.

-Bien... entonces elijo ese- señalando un anillo de platino y marquesita- ¿Contento?

La distancia entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora