Capítulo 4: Impacto

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El palacio de los mares se encontraba al norte de la capital, rodeado por aguas cristalinas, el edificio blanquecino cual mármol, tenía columnas que engalanaban su belleza, las escalinatas hacia la puerta principal tenía un bello acabado de filigrana dorada, sus jardínes cubiertos de flores exóticas de deliciosos aromas y colores.

-Jamás te había visto tan guapo, hermanito- notando que este sonreía pero no con su clásica sonrisa- ¿Todo bien?

-Terminemos con esta farsa... mientras más rápido me case mejor para todos.

-Fluke...- siendo callado por su hermano.

-Por favor... no-alejándose del salón principal en donde no tardaría en llegar su futuro esposo.





Mientras se acercaba al palacio de los mares, Ohm no podía dejar de pensar en Pharm y en el dolor que vio en sus ojos, acaso estaba siendo obligado a casarse tal y como él estaba siendo forzado. Pharm era una belleza de doncel y desde que lo vio a la orilla del mar ya no pudo sacárselo de la cabeza; su fuerza y su sonrisa eran especiales y su olor era exquisito, un olor que lo atraía como los osos a la miel.

Durante años se había mantenido hermético sobre ese maldito compromiso, pues nunca vio a su prometido, no sabía si se llevarían bien o si él era el adecuado para reinar a su lado, tocando el amuleto que su madre le dio antes de morir, le pedía al cielo una señal de que todo estaría bien.

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-Amigo mío... creo que te excediste en la cena- viendo los deliciosos manjares en la mesa.

-He de decir que son pocas las veces que te veo y que mejor manera de aprovechar que esta... el compromiso de nuestros hijos- mirando a Ohm.

-Todo se ve exquisito alteza- decía Ohm, bebiendo una copa de champan- Mis felicitaciones al que ha logrado todo esto.

-Ese es mi hijo Fluke... él estudio en el mejor Instituto de Gastronomía, además de tener una maestría en administración empresarial, a pesar de ser tan joven ha conseguido todo- decía el rey de los mares.

-Me imagino- deciendo con una oculta molestia que no pasó desapercibida por Boun.

-Podrías por lo menos fingir felicidad- decía Boun al oído de su amigo.

-¿Y dónde está su hijo?- mirando a todos lados, buscando un rostro desconocido.

-Debe estar revisando los últimos detalles de la cena... es muy perfeccionista.

-Se convertirá en un consorte ideal ¿no crees, hijo?

-Eso lo veremos padre... a pesar de ser de este país, es un exiliado... si debe estar a mi lado seré yo quien decida si es ideal o no.

La distancia entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora