Ha pasado un tiempo desde la última vez que publique, actualmente estoy comenzando a escribir de nuevo y espero consideren que la espera de aquellos que han aguardado por mi regreso haya valido la pena. Recientemente hice un Instagram para el perfil de Wattpad (MFernandaL_Wattpad), si gustan pasarse por ahí estaría muy agradecida. Besos.
-M. Fernanda L.
La habitación se sentía fría, la tensión flotaba y se imponía con insistencia, Kate miraba por la ventana el paisaje sin realmente prestarle atención. Sostenía con fuerza el móvil contra su oreja, las yemas de sus dedos se encontraban blancas mientras el silencio se instalaba entre ambos lados de la línea, tan cortante como el filo de un cuchillo.
-Kate -la voz de su hermano llegó resuelta y con un tono sombrío, escucharlo de aquella forma le hizo cerrar los ojos e inhalar muy hondo-. Tráeme a Andreotti -entonces abrió sus ojos, si observabas con detenimiento podías ver como el ojo de una tormenta se formaba en ellos, bailando en sus pupilas y avanzando por su iris.
-Entendido -aquello era todo lo que necesitaba, Francisco Andreotti había firmado su propia sentencia de muerte y sería ella misma quien tomara su vida.
Kate avanzó, el sonido de sus botas altas sobre el frío asfalto llegaba a sus oídos de forma rítmica y constante. Caminaba por las concurridas calles del centro de Italia, el aire estaba llena de sonidos; niños gritando, claxons sonando, un par de sujetos discutiendo, los motores de los coches, un gato maullando y un perro ladrandole, pero en ese momento, para ella, los únicos sonidos que importaban eran el crujir de dos pares de botas; un tipo alto y robusto caminaba a unos metros de distancia, delante de ella, con un andar confiado y aire de matón de película de acción. Era su sujeto, el siguiente hombre que usaría para encontrar la alcantarilla donde se escondía la rata rastrera de Andreotti. Llevaba las manos en los bolsillos de un abrigo largo sujetando la empuñadura de su arma, el cuello de su prenda se encontraba levantado, cubriéndole el perfil de su rostro y unos elegantes lentes oscuros escondían sus agudos ojos tras un par de trozos de plástico opaco. Su cabello se sacudía ligeramente, el viento frío le acariciaba la piel descubierta y le erizaba la piel. Lo siguió con la vista fija en sus anchos y fornidos hombros, parecía un contrincante ciertamente difícil en una pelea cuerpo a cuerpo, pero Kate no estaba dispuesta a arriesgarse a perderlo, usaría todos los métodos disponibles para someterlo sin remordimientos. Kate apresuró el paso, se estaban aproximando a un callejón y la gente había disminuido significativamente en cantidad, ahora sólo habían unas cuantas personas mayores; una abuela daba de comer a un gato callejero al otro lado de la calle, un hombre sin hogar se encontraba ebrio e inconsciente en la acera frente a ella, la agente Manson lo rodeo, dedicándole sólo un rápido vistazo; aún respiraba. Otro señor sacaba a pasear a su perro el cual era muy viejo para ver bien por donde iba, así que caminaba lentamente, con la cabeza gacha, a una cuadra de donde estaban. El centro de la ciudad había quedado atrás y Kate se preguntaba específicamente a donde iba aquel hombre, pronto alcanzaron juntos el callejón, Kate se colocó a su lado y con un movimiento veloz que lo tomó desprevenido lo aventó dentro, el hombre trastabillo y confundido giro el rostro hacia Kate cuando esta justo le propinaba un puntapié que lo hizo avanzar nuevamente, cayendo de cara al suelo. La colera invadió al desconocido, se giro sobre si mismo, listo para abalanzarse sobre la agente Manson, propulsándose sobre el suelo, cosa que Kate impidió, colocando su dura bota sobre su entrepierna, presionó con fuerza, haciéndolo descender los centímetros que se había levantado del suelo, el hombre profirió un quejido y entonces fue cuando Kate saco su Parabellum del bolsillo y le apunto directamente al pecho con ella.
—¿Eres una novata?, cuando vas a matar a alguien no se apunta al cuerpo, se apunta a la cabeza —rió de forma burlona, la agente Manson ladeo la cabeza, aquel hombre no tenía ni idea de con quien se estaba metiendo.
—No vengo matarte —y entonces esbozo esa sonrisa siniestra que solo ella sabe hacer—. No quiero que mueras, quiero que sufras lentamente si intentas huir, te desangres en el suelo mientras te lamentas por ti mismo, pienses en todo lo que perderás si mueres, quizá una familia, una novia, una esposa... y me digas todo lo que sepas —Kate lo miro e inmediatamente leyó los pensamientos que pasaban por su cabeza, intentaría escaparse de todas las formas posibles, lastimosamente, no había rincón en la tierra al que alguien pudiera huir de ella, en esos momentos, ella era implacable. Una camioneta oscura se estaciono fuera del callejón sobre la acera, encerrándolos por completo, por desgracia para aquel hombre, no había a donde correr. John Royals bajo del auto, con arma en mano y observo la escena intentando no retorcerse del dolor al ver la gruesa bota de su compañera aplastar las partes nobles de aquel extraño, el cual ahora, sudaba frío bajo la mirada de ambos, completamente atrapado—. ¿Te parezco una novata ahora? —el hombre movió la mirada de John hacia Kate un escalofrío le recorrió el cuerpo, su presencia se había vuelto abrumadora de un momento a otro y podía sentir su penetrante mirada incluso a través de esos lentes oscuros. Kate retiró su bota sin dejar de apuntarle con el arma, —. Sube al auto, imbécil —el hombre se movió lentamente, levantándose del suelo mientras sentía el dolor de sus músculos tensos—. Ni siquiera lo intentes —Kate interrumpió sus pensamientos—, o tendrás una bala en el pulmón que no te permitirá ni llegar al otro lado de la calle —el sujeto tragó duro y al final se incorporo, avanzo lentamente hacia la camioneta, John abrió la puerta para él, muy atento a sus movimientos y una vez que el objetivo entró, cerró la puerta y la aseguro con la llave electrónica en su mano, el hombre ahora era un prisionero—. Vamos —Kate desabrocho su abrigo y enfundo su arma en el arnés de su cintura, avanzó hacia la camioneta, Royals abrió la puerta para ella y pasó de un asiento a otro, Royals la siguió, subiendo tras de ella y quedando en el asiento del piloto. Kate se colocó el cinturón de seguridad y John la miró extrañado, elevando una ceja al cielo—. Malas experiencias —comentó—. Tu también deberías ponértelo si no quieres salir volando por el parabrisas... sólo es un consejo —John se colocó el cinturón, encendió el auto y bajaron de la acera para desaparecer por la siguiente calle.
Alonzo los recibió en la entrada de la mansión, con un par de hombres fornidos flanqueándolo, ya los esperaban, preparados para someter a quien fuese necesario, Kate fue la primera en bajar, cerró la puerta tras de sí y prosiguió a abrir la puerta trasera donde aquel hombre permanecía, él bajo lentamente, titubeante, mientras evaluaba sus posibilidades.
—No es por alardear, pero mi mano es más veloz que tus piernas —Kate abrió su abrigo con una mano, dejando ver el arma guardada celosamente en su arnés y el hombre gruñó, pues él sabia que aquello era desalentadoramente cierto. La agente Manson cerro la puerta una vez que él estuvo fuera del coche y los demás lo observaron, era alto, casi tanto como John Royals, pero mucho más corpulento, unas cuantas cicatrices le adornaban el rostro y un tatuaje que no se alcanzaba a ver del todo se encontraba en su cuello. Los hombres a lado de Alonzo se acercaron al prisionero y le colocaron unas esposas y lo hicieron entrar a la mansión, Kate los observo hasta que desaparecieron al otro lado de la magnífica puerta de entrada y se giró para encontrarse con Alonzo—. Gracias por dejarnos operar en la mansión, sé que no es lo más desapercibido o seguro, pero era nuestra mejor opción si queríamos ganar tiempo —Alonzo le dedico una sonrisa comprensiva, lo que hizo que las arrugas en su rostro se acentuaran.
—Siempre es un placer ayudar a la señorita —Alonzo avanzo hacia la puerta de la mansión y abrió la puerta para ella—. El resto de sus invitados la esperan dentro.
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La Agente Kate Manson II (Borrador) [PAUSADO]
ActionKate Manson recibe una nueva misión junto a John Royals, esta vez viajan a italia para proteger al hijo del embajador europeo, sin embargo, las cosas se vuelven personales para ella. "-¿Sabes por qué hay personas que me temen? -una pequeña sonrisa s...