¿Cuántas palabras hay para utilizar además
de "totalmente confundido"? Me apoyé en
el mostrador de la cocina, mirando la olla
de sopa que había hecho para JungKook
cuando despertara. Sin mencionar, que no
había conseguido dormir lo suficiente y que
probablemente no dormiría tampoco. Oí
un gemido proviniendo de la sala de estar
seguido de una maldición silenciosa y los
ladridos de Sam. Agarré un plato y lo llené.Tomando una taza de café negro, entré en la sala de estar. Jimin estaba en el sofá, con
un brazo sobre su cara, mientras que Sam
lengueteaba los dedos de su otra mano.—Sam, déjalo en paz. —Me senté en la mesa de café, dejando la sopa y el café a mi lado.
—Siento como si hubiera sido golpeado por un tren. —Me reí mirando hacia mis pies.
—Sólo una de las muchas alegrías que
provoca la resaca.—Se sentó, quitando el
cabello de su cara antes de mirarme y luego a la comida a mi lado.—¿Eso es para mí? —Asentí con la cabeza
y le entregué la sopa. Antes de que pudiera
advertirle sobre el sabor, se comió una
cucharada grande. Hizo una mueca, y no pude evitar reír un poco.—Olvidé advertirte que estaba un poco
amarga. Era eso u obligarte a tomar agua
hervida con limón y vinagre. Tómalo con
calma, ¿esta bien?—Empujé la taza de café
mientras me levantaba. Supongo que podría ir a la lavandería o encontrar un bar para esconderme el resto del día.—Jimin. —Me quedé inmóvil, pero no me
di vuelta.—¿Sí?
—No estás cómodo con lo de ayer ¿verdad?
¿Se acordaba?
—N-no sé de que hablas. Ayer pasamos un
día increíble, pero te emborrachaste un poco. No me molestó cargarte. ¿Eso es todo?—Oí la cuchara chocar contra el plato.—Tenemos que hablar. Siéntate.
—Pero yo...
—Siéntate, Jimin.—Él utilizó su voz de
'estoy a cargo', lo que significaba que no tenía otra opción. Me senté en la silla junto al sillón y elevé mis rodillas hacia mi pecho.—¿Qué tenemos que hablar? —La última vez que dijo eso, que fue anoche, se declaró hasta que se desmayó.
—Dije bastante ayer. Muchas cosas que
desearía no haber dicho.—Te arrepientes.— ¡Se va a arrepentir!
¿Quería que se arrepintiera? ¿Quería gustarle?—Yo no he dicho eso.
—Entonces, ¿qué estás tratando de decir? De cualquier forma, sigo siendo tu secretario y sigues siendo mi jefe. No va a funcionar.
—¿Me odias tanto que ni siquiera considerarías darme una oportunidad?—Me miró y me pareció increíblemente sobrio. La forma en que sus ojos me miraban, causó algo en mi corazón y mi estómago se revolvió.
—Por supuesto que no te odio. Puedes ser
un imbécil a veces, pero ya sabes eso, por lo
que no tengo ninguna razón para odiarte.—
A pesar de que él había sido el primero en mi lista de a quien golpear.—Pensé que lo hacías. Siempre me estabas
llamando idiota y mirándome feo cuando
creías que yo no estaba prestando atención.
Supuse que lo hacías.—Claro, puedo ser inmaduro, pero no te
odiaba y no te odio. Por favor, sólo llega al
punto de lo que intentas decir.—Dije muchas cosas anoche que ojalá no
hubiera dicho.—Así que si se arrepentía. Abrí la boca para decir algo, inventar una excusa de por qué me tenía que ir, pero él siguió hablando antes de que pudiera comenzar.—Ojalá lo hubiera dicho bajo un conjunto de circunstancias diferentes. No quería estar borracho mientras te declaraba mis sentimientos. Fue irrespetuoso y grosero de mí parte. Así que antes de que pueda decir algo más, ¿me perdonas?—Me mordí el labio, mis mejillas probablemente estaban más rojas que una señal de 'pare'.