Primer paso

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Jin Ling paseaba por el elegante salón del hotel, con una copa de champagne en mano inspeccionaba atentamente a toda persona que ingresara. Chasqueó la lengua al ver como un nuevo grupo de hombres trajeados entraba, pero ninguno de ellos era su presa de dulce sonrisa.

Sería demasiado extraño que continuará dando vueltas por el lugar, así que lo mejor sería detenerse. Tomó refugio cerca de una de las mesas con aperitivos y copas de alcohol que constantemente eran reemplazadas por los meseros de la fiesta. No tenía intención de entablar conversación con alguno de los invitados, se quedaría en aquella zona disfrutando de las bebidas gratis hasta que Wen Yuan se dignara a aparecer.

Dejó su copa vacía en la mesa, reemplazandola por una de un cáliz voluminoso lleno hasta la mitad de un líquido carmesí. Dio una mirada a su reloj de muñeca. La fiesta no tenía mucho tiempo de haber iniciado, era relativamente temprano pero Jin Ling ya ansiaba volver a casa y pasar lo que restaba de la noche viendo películas en la comodidad de su cama, con Hada acurrucada a sus pies. Desafortunadamente no podía simplemente irse. Era esencial tener su primer encuentro con Wen Yuan.

Gracias a que Zizhen era parte de una importante familia de abogados, es que tenía una vasta red de contactos, consiguiendo así una invitación para una exclusiva fiesta en celebración a la fusión de dos prestigiosas empresas. El evento no era lo suficientemente importante como para precisar la atención de Wen Ruohan o de algunos de sus descendientes, pero en orden de mantener una buena relación con los presidentes de estas empresas, enviarían a alguien de menor rango.

A Wen Yuan.

Apoyó un extremo de la boca de su copa contra sus labios, dando pequeños sorbos mientras que volvía a examinar el salón.

Había alrededor de unas sesenta personas, la mayoría eran hombres ataviados en elegantes trajes que hablaban en pequeños grupos. Jin Ling podía imaginar a la perfección la aburrida charla que estarían teniendo sobre el crecimiento de sus empresas, hablando mal del negocio de algún conocido y dando miradas libidinosas a las jóvenes mujeres en el lugar, sin importarles si sus parejas se encontraban cerca.

Repentinamente el dulce sabor del vino le dio asco.

La Familia Jiang podía ser activa en el tráfico de drogas, extorsiones y lavado de dinero. Pero tenían tres reglas importantes:

1. No dañar a los inocentes.

2. No herir ni vender drogas a niños.

3. Bajo ninguna circunstancia la infidelidad era aceptada.

Según sabía, los dos primeros habían estado desde las primeras generaciones. Solamente el último había sido agregado por su difunta abuela. Había escuchado que lo había implementado tras hartarse de los rumores sobre la supuesta infidelidad de su esposo, Jiang Fengmian. Rumores que solo habían sido alimentados por el obvio trato preferencial que este daba a Wei Ying por encima de Jiang Cheng, o eso es lo que había escuchado de los pocos miembros más antiguos que habían sobrevivido al ataque a la familia.

Su jiujiu no eliminó esa última regla cuando tomó el mando de la familia. Quizás por mantener una de las últimas órdenes de su madre o porque se encontraba de acuerdo con esta.

Jin Ling quería creer que su abuela no había muerto con resentimiento en su corazón, pero sabía que una vez que este se arraigaba era imposible deshacerse de este.

Dio un largo trago a su copa, la calidez del alcohol en su garganta y pecho le ayudaron a enfocar sus pensamientos. No podía mostrarse melancólico cuando Wen Yuan apareciera.

—Si que sabes manejar muy bien el vino.—dijo una voz masculina y seductora a su lado.

Al momento bajó la copa, mirando al hombre que había interrumpido su agradable momento de soledad con el ceño fruncido.

Entre pecadores y santos - ZhuilingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora