Cuarto paso

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—¿Otra vez?

La chica recibió al repartidor con hastío en su voz, ocasionando que el hombre se estremeciera. El pobre hombre ya estaba demasiado ocupado haciendo malabares con el pesado arreglo floral entre sus manos y con su tabla que sostenía la hoja de recibo como para tener que enfrentarse al mal humor de la chica de ojos lechosos.

—Parece que alguien es muy popular.—murmuró el repartidor, en un intento de aligerar la tensión en el ambiente pero su intento fue en vano.

—Solo tiene a alguien que le mima demasiado.—gruñó.

A-Qing arrugó la nariz ante el dulce aroma de las flores al momento que las tomó en sus manos, sosteniéndolo con una sola mano para sorpresa del repartidor.

La cantidad de flores no era excesiva, se trataba de un ramo de peonías de un tenue rosa, con follaje, pequeñas lilas y viburnum rojas para darles un toque de color. Estas se encontraban en un florero de ónix blanco, terminando de darle un toque de elegancia.

El repartidor estaba asombrado por ver cómo una chica tan petite como A-Qing podía tomar aquel florero con una sola mano, cuando él tan solo de subir con él hasta el último piso de aquel edificio podía jurar que ya tenía una hernia.

A pesar del pesado florero con el que este venía, la chica lo sostenía con una sola mano como si se tratara de una pluma.

—Se nota que Rulan tiene un novio que le ama mucho. Ah, disculpe mi atrevimiento. Es solo que estas semanas he venido tanto aquí que ya siento que los conozco.

Llevaba dos meses trabajando como repartidor en la florería, pero jamás había entregado tantos arreglos de flores a la misma persona. En las últimas dos semanas todos los días había ido hasta aquel destartalado edificio para llevar diversos ramos de flores.

Solo una vez había conseguido ver al tal Rulan, y el resto de las veces era recibido por la chica castaña o un chico de ojos jades, suponía que Rulan debía estar muy ocupado trabajando. Como fuera, el repartidor de todo corazón esperaba que aquella relación siguiera prosperando, y no solo porque aquello ayudaba a las ganancias del negocio sino también porque aquellos gestos de parte del novio de Rulan estaban reafirmando su fé en el amor.

A-Qing estaba por regañarle por hablar de manera tan cercana, pero pensó que no valía la pena hacerlo.

—Si tan solo ya fueran novios.—refunfuñó terminando de firmar la hoja de recibo, entregándolo al repartidor.

Este se quedó en su lugar sorprendido al saber la verdad de ese par a los que él ya estaba imaginando los arreglos florales para la boda.—Espe...

—Gracias.—A-Qing le cortó antes que siguiera hablando cerrando la puerta.

La chica soltó un bufido de pura exasperación. Caminó directamente hasta el escritorio de su jefe, asegurándose que cada paso resonara con furia en el piso. Finalmente cuando estuvo frente a Jin Ling, dejó el jarrón sobre la mesa con un fuerte golpe. Para sorpresa de Zizhen quien se había sobresaltado con el ruido, el jarrón se encontraba intacto.

El estruendo causado ocasionó que Jin Ling apartara la vista de sus papeles, mirando a A-Qing con una ceja alzada mientras que se cruzaba de brazos.

—¿Qué sucede?

Era obvio que la chica estaba molesta, aunque tuvieran una relación bastante amistosa esta no actuaba con tanta rudeza a menos que algo le estuviera fastidiando.

—¿Qué sucede?—repitió A-Qing con incredulidad.—Tan solo mira a tu alrededor, ¡ya no tenemos espacio! Esta se supone que es la fachada para un estúpido negocio de asesoramiento financiero pero parece mas una floristería.

Entre pecadores y santos - ZhuilingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora