Latigos

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—No tires, no servirá de nada —dije, parado a sus espaldas con mi fusta mientras ella tiraba de las tiras de que la ataban al techo.

—Déjalo pasar esta vez— Pidió Antonella — fue un accidente. 

—Lo se, por eso quiero corregirte— le respondí, yo estaba sentado en mi sofá, ella tenia los brazos estirados hacia el techo y las piernas atadas al suelo de tal forma que su cuerpo parecía una "X" gigante, por que si, Antonella era verdaderamente alta <<Algo rellenita, ojos verdes como un pino, cabello rubio largo y 1,82 de sumisión a usted>> me había dicho cuando le pedí que se describiera la primera vez que me envió un email.

Me acerque por detrás, le apoye la fusta delicadamente en la parte alta de su pantorrilla y subí suavemente por la parte interna de su pierna hasta que llegue a su entrepierna; en una situación normal estas caricias le habrían provocado una ricita; ella es muy cosquilluda, pero en esta situación estaba nerviosa; apenas exhalo un poco de aire, no la veía pero sabia que tenia los ojos cerrados.

Con un movimiento rápido hice que la fusta saltara de su pierna al centro de su vagina generando un el audible sonido de un golpe.

—ah— se le escapo en un susurro casi inaudible— no volverá a pasar, se lo juro.

—Eso ya lo se, pero aun así miraste a otro hombre y tu eres mía— subí la fusta enterrándola atreves de sus glúteos blancos como leche, pero nunca sin dejar de subirla.

—Tiene razón—admitió— solo tenga piedad... por favor.

—Ya veré— conteste mientras subía la fusta con punta de cuero negro por encima de su columna vertebral que apenas sobresalía de su espalda.

Le di un azote rápido y fuerte lo recibió cerrando y aspirando aire de la misma forma que lo hace un niño cuando le dan una inyección con la esperanza de que eso fuera a cambiar algo,

Repetí la acción unas cuantas veces, sus glúteos ya estaban transpirados, rojos y un poco rasgados.

—Te amo— le die besándole el cuello mientras la abrazaba y apartaba sus pechos— pero te quiero solo para mi.

—Y yo solo lo quiero a usted —no era mentira, pero aun así había visto y deseado a otro hombre, pero con esas palabras yo supe que no volvería a pasar.


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