Castigo II

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       Mis manos se movían rápido haciendo que mi cuerpo rebotar sobre el sofá de la casa de mi amo, tenia que lograr llegar al orgasmo antes de que el volviera del trabajo, no tenia permitido tocarme ni siquiera por un segundo pero yo llegaba a casa 10 minutos antes que él (Tiempo que debía usar para acomodar la casa y; en caso de que sobrara tiempo, permanecer de rodillas y desnuda aguardando su llegada) pero hace mas de un mes que no me permitía correrme, sabia que estaba mal, pero me encontraba desesperada.

       Lo tenia todo planeado, solo di un portazo, ni siquiera se me ocurrió cerrar con llave, corrí un par de pasos hasta el sofá de cuero negro que quedaba de espadas a la puerta, en cuanto estuve cerca salte sobre el rebotando dos o tres veces; ya antes de dejar de saltar estaba metiéndome la mano bajo la falda de tela gris y quitándome el saco negro que uso para trabajar; me encanta jugar con mis pechos cuando estoy tocándome. instantáneamente comencé a sentir el maravilloso cosquilleo provocado por mi cerebro, al fin y al cabo todo lo que quería era liberar todas las hormonas que mi amo había echo que mi cuerpo retuviera por tanto tiempo.

       Hasta entonces no había metido los dedos; solo estaba dando caricias superficiales, pero ya no aguante y comencé a usarlos en mi interior. Durante muchos años me había conformado solo con 2, pero ahora usaba los 3 dedos centrales para acariciar mi interior mientras usaba mi dedo gordo para jugar con mi clítoris, casi instantáneamente, por mas que mordiera mis labios no podía evitar que escaparan gemidos, tenia un rio entre las piernas.

       Ya... di un grito ahogado, no aguantaba mas, estaba feliz...en estasis, estire mis piernas, mis pies, mi cuello, mis dedos... o mejor dicho todo, se sentía genial, tanto que llegue al orgasmo.

       —¿Ya haz terminado? —Escuche en cuanto mi respiración comenzó a normalizarse.

       Horrorizada estire el cuello para ver hacia atrás, estaba parado y apoyado contra el marco de la puerta que aun permanecía abierta, tenia una expresión fría e inexpresiva en su rostro anguloso.

      —¿D-de-desde cuando estas ahí? —Dije.

       —Creo que hacer preguntas no es precisamente lo que deberías estar haciendo —Contesto.

       Aun no había comprendido el lio en el que me había metido, como una forma de disculpa me pare y fui corriendo para arrodillarme frente a el, que conservaba sus ojos verdes inexpresivos que miraban mis pechos descubiertos desde arriba.

       —Perdone, es que no podía aguantarlo mas —Me disculpe procurando hacerlo lo mas respetuosamente posible.

       No contesto, o mejor dicho lo hizo con una mueca y mirando a la nada, no tenia una cara de enfado precisamente. Sin decir nada mas se levanto y fue hacia el dormitorio.

      —No... ¿va a castigarme? —Pregunte antes de que terminase de cruzar el umbral de la puerta.

       —Claro que lo hare, invitare a unos amigos cenar esta noche, y estoy seguro de que a partir de esta cena no volverás a faltar a mis reglas —No cerro la puerta, pero como si así fuera no me anime a espiar su habitación; ya ni hablemos de entrar.

       Transcurrieron unas horas en las que la luz naranjoza que entraba por el ventanal se fue tornando blanca azulada. poco después de totalizada la fría transición mi amo me llamo desde su habitación —Ven— dijo secamente.

      Entre completamente desnuda, con mis labios pintados y un plug anal dentro; el estaba sentado en la cama con los brazos gruesos y venosos apoyados sobre sus piernas cubiertas con pantalones de jean, los nudillos acariciando la arreglada barba que le cubría el rostro de mandíbula pronunciada. también estaba usando zapatos de vestir, reloj y una remera negra pegada al cuerpo. 

      En cuanto estuve enfrente suyo me arrodille poniendo mi vista en sus zapatos, aun que a veces me lo dejaba pasar yo no tenia permitido mirarlo a los ojos, tras de que me encontrara la sola idea de romper mas reglas ni siquiera se me cruzaba por la mente mientras que esperaba sus palabras, esa eran sus reglas, el siempre tenia la primera y la ultima palabra a no ser que mi contestación a esta ultima fuera "si, mi amo" o "gracias, señor".

      —Ponte a 4 patas en la cama.— dijo con su voz profunda mientras se ponía de pie y tomaba sogas y esposas de la mesita de luz.

      Por si acaso solo conteste con un —Si, mi Amo— y de inmediato me posicione como se me había ordenado. Enseguida sentí el frió beso de sus esposas; estaba atándome los tobillos a las esquinas de la cama dejándome con mis intimidades frente a la puerta.

      El no hablaba, esta vez me había pasado; yo tampoco emití palabra.

      Estaba de rodillas, la posición que yo y mi amo considerábamos la mas "natural" para mi, puso una pila de almohadas y empujo desde el centro de mi espalda con una mano suave, pero dura para que me acostara sobre estas, el aire era tan denso que casi no podía respirara, por ultimo me ato muñecas a los bordes de la cama que daban a la pared y me coloco una mordaza que es una especie de "O" grande, no me deja hablar pero mantiene mi boca abierta por si el desea usarla para su placer.

       En resumen quede con el culo en pompa apuntando hacia la puerta, sin poder cerrar las piernas, sin poder hablar pero si recibir a mi amo por mi boca, y sin poder moverme con la vista fija en el raspado de la cama.

      —Esto será un poco extremo, pero rompiste las reglas y ya estoy harto de que lo hagas —Me dijo imponente voz su tranquila voz mientras hacia una caricia por mi espada— si quieres terminar todo abre y cierra las manos, si lo haces te soltare y podrás tomar tus cosas antes de irte; pero nunca volveré a dominarte.

      No quería ni imaginar mi vida sin el, deje mis manos firmes sin mover ni un dedo por temor a que mi amo lo malinterpretase. Solo iba a tomarme como ya lo había echo tantas veces, ¿verdad? Quizá solo fuera un poco mas rudo de lo normal y me hiciera atender a sus amigos sin dejar que me quitara el plug o...

      —Bien— Lo dijo de una forma tan extraña y dura que se sintió como si me hubiese clavado una aguja en los oídos— luego no digas que no te lo advertí.

       

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