5: El temor del lobo

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La tormenta de nieve duro tres días. Tres días que pase encerrado junto a Namjoon; pero lejos de lo que pudiese esperar o temer, esos días fueron interesantes. No, más que eso, fueron intensos, inciertos, inimaginables, increíbles... y eso solamente las palabras con "I".

Contrario a la imagen que tenia de los carnívoros, él era una persona que rompía con mi esquema y prejuicio hacia ellos. Había pasado tres días a su lado y aún estaba completo, vivo, hasta podría decir que me sentía en casa.

Era muy atento, travieso, cariñoso y sobreprotector. Se negaba a hablar del pasado y constantemente me repetía que tuviese paciencia y confiara en él.

Sin embargo, yo esperaba la misma señal de cese de la tormenta para salir y sucedió al tercer día. Aunque claro, él ya me había dejado las reglas claras.

—No puedes salir solo y mucho menos en la noche, pueden haber cazadores cerca y te destrozaran si no estoy contigo. No busques alimentos, yo te traeré lo que necesites. Y no tengas miedo, yo voy a cuidarte con mi vida de ser necesario—repitió esa mañana, no muy convencido de dejarme salir. Se apoyó a un lado de la puerta, se veía preocupado— ¿Estás seguro? Ayer la tormenta de nievo estuvo fuerte.

—Quiero ver la nieve —pedí posando mi mano en la puerta, dejándole en claro que saldría de cualquier modo—. Ahora que no hay tormenta, sería muy divertido jugar con ella.

Suspiró.

—Está bien. Pero primero, ponte algo mío. Podría haber carnívoros cerca y no quiero que te descubran.

Luego de quitarse la bufanda que llevaba la acomodó en mi cuello, envolviéndola y anudándola. Así llevaba su olor y de algún modo disimulaba el mío. Él tenía muchísima ropa y algunas prendas que ni siquiera estaban usadas. Casualmente, era un par de tallas más pequeñas y me quedaban perfectas. Era como si supiera que un día llegaría a vivir con él.

Intenté abrir la puerta, pero estaba congelada y además era muy pesada. Peleé internamente con mi orgullo el cual me decía que podía hacerlo solo y la opción de pedirle a Namjoon que  la abriera. Finalmente, me evito la petición y vino en mi rescate, sonriéndome y abriendo la puerta finalizando con una reverencia como el galán que era.

El contraste de temperaturas entre la madriguera y el exterior era claro, pero ver la nieve en cierto modo me animaba. Intenté subir por la escalinata de piedra y resbalé. Él me sujetó y caminó con un brazo sujeto a mi cintura y el otro en mi mano izquierda.

—No te lastimes, Jin.

— ¡Estoy bien! —dije desesperado por lanzarme al colchón de nieve en la última grada.

—Sí eres igual de hiperactivo cuando estés embarazado, vamos a tener serios problemas—soltó sonriente, adivinando mis intenciones y envolviendo mi cintura entre sus brazos cuando llegamos arriba—. Si ahora mismo no te dejo exponerte a riesgos, imagina como será cuando esperemos familia.

Un poco frustrado, pensé en darle la contra pero al final opté por caminar a su lado, tomarlo por sorpresa y arrojarme junto a él a la nieve.

— ¡SeokJin!

— ¡Disfruta la nieve! —dije tomando un poco entre mis manos y esparciéndolo en su cabello para luego correr en dirección contraria.

Mientras sonreía y la nieve se derretía sobre su piel cálida, se levantó con increíble agilidad para alcanzarme. Yo corría de un lado a otro tan rápido como podía y hasta creí tomar ventaja al encontrar un descenso en el bosque por el cual resbalé. La nieve se dispersaba a mi paso, volando y formando una estela de luces en el aire que delataban mi avance.

Finalmente, cubierto en nieve, mojado y con Namjoon fuera de mi campo visual, me escondí tras de un árbol. Le vi llegar hasta un punto cercano y olfatear buscando mi olor, pero este se confundía entre la nieve, barro e invierno.

— ¡Jinnie! — llamó, inicialmente con una sonrisa. Esperé un poco más. La sonrisa se convirtió en algo parecido a nerviosismo y luego solamente enseñaba los dientes como si creyera que había algún depredador cercano— ¡SeokJin! ¡Aparece!

Empezó a dar vueltas y buscarme. Sabía que en algún momento me encontraría, era parte de su naturaleza. Y claro, era como estar de casería.

— ¡Jin! ¡Jin! —Su voz sonaba cada vez más impaciente, y al final note la desesperación— ¡SeokJin!

Quise ponerme al descubierto y sonreír, acercarme y pedirle que se tranquilizara, pero fue entonces que entendí que algo que empezó como una broma, terminaría revelándome algunas cosas.

— ¡SeokJin! —rugió con una voz tan fuerte que provocó que las aves cercanas abandonaran las copas de los árboles y que mis rodillas se doblaran a causa del temblor que invadía mi cuerpo.

Tenía miedo.

—Nam...— apenas susurré, en ese murmullo ahogado y en cuestión de segundos lo tuve a mi lado abrazándome con fuerza y tumbándome en la nieve.

— ¡No vuelvas a hacer eso! —dijo ya más calmado—. No sabes lo que significa para mí perderte otra vez.

— ¿Otra vez?

Guardó silencio mientras se incorporaba. Acomodó su cabello plateado con una mano mientras que la otra buscaba la mía para tomarla, levantarme y dejar un delicado beso en el dorso de esta. Se quedó mirándome, revisando que no tuviera algún daño.

—Eres muy preciado para mí. Demasiado— declaró encerrando mi cintura entre sus brazos —. Apenas pasaron tres días, sé que no te gusta estar encerrado pero ten paciencia. Te llevare a ver tu familia en cuanto finalice el invierno.

Yo le creía. Algo en el fondo me mi ser me pedía creerle y quedarme a su lado. Sin embargo, había una imagen que persistía en mi cabeza y no me dejaría tranquilo.

—NamJoon...

— ¿Sí?

—Dime... ¿Por qué tus ojos se ven tan tristes cuando me miras?

No contestó.

Contrario a mi naturaleza eternamente pacífica y propia de una persona que acepta todo sin cuestionar, me aparté suavemente para mirarlo a los ojos.

—NamJoon, dime lo que sucede. Si no lo haces, voy a enfadarme y me iré de aquí sin importar sí eso pone en riesgo mi vida.

Parpadeó lentamente.

—No lo hagas, Jinnie—dijo con un tono profundo. Era una súplica que intentaba disfrazarse de orden.

—No puedo vivir con una persona que me esconde cosas. Acabas de decirlo, que no me perderías "otra vez". Eso significa que tú y yo nos conocimos antes, ¿no?

—Y es suficiente, Seokjin.

— ¿¡No!? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué he olvidado eso? ¿Por qué no te recuerdo? ¿Por qué temes tanto que me aparte de tu lado?—su silencio me llenaba de más incógnitas y frustración— ¡Tú eres un carnívoro y alfa! ¿No deberías estar con otro carnívoro? ¿Qué es lo que quieres?

Esperó antes de contestar. No estaba enojado, pero tampoco se veía tranquilo. Yo tenía los puños crispados y ya no sentía mis dedos por la fuerza con la que los tenía contraídos.

Sentí sus manos cálidas buscando un lugar para enlazarlas con las mías. Por la sorpresa elevé el rostro encontrándome con su mirar hipnótico. No me dio tiempo a reaccionar, en menos de un segundo sus labios tocaron los míos en un cálido, corto y dulce beso. Lo hizo de una forma tan natural confirmando mis sospechas: sí nos habíamos conocido antes y no era la primera vez que me besaba.

—Amarte, protegerte, darte una familia y un entorno en el que te sientas feliz. Eso es lo que quiero—dijo al separarse y su aliento esperaba por otro beso más. Esta vez, fui yo quien lo besó.

Mi instinto me pedía huir de ese carnívoro, así como mi sentido común y de preservación. Sin embargo, mi corazón y mi cuerpo lo elegían una y mil veces.

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Perdón por la demora ¡ESTOY A NADA DE REGRESAR A LA ESCUELA DE FORMA VIRTUAL (de nuevo)!  -_- 

Hunter (Omegaverse/adaptación Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora