soy tu admirador nro.1° ✦.ꜜ叛逆 yoonseok

偶 ៹ n u e v e!

—No puede ser, mi cabeza está vacía.

—Dime algo que no sepa.

Miré a Taehyung casi al instante.

El contrario se ahogó con la mermelada tras el contacto visual y se alejó dos pasos de mi escritorio.

—En lugar de hacer bromas, puedes ayudar, ¿No te parece? —Me fastidié notando mi mal humor.

Mi amigo levantó ambas manos en señal de paz y se aproximó a mí sin soltar su frasco de mermelada.
Ojeó la pantalla que tenía en frente y luego la hoja sobre el escritorio.

—Lo tengo —Chasqueó los dedos luciendo convencido con lo que diría—. Pregúntale a alguien más. —Sonrió inocentemente.

Ni siquiera tuve fuerzas para reprochar, Taehyung amaba el rap pero carecía de conocimientos sobre ello. No podía culparlo, y para empezar, era yo quien estaba sin ideas; producir otra pista y crear mi propia letra no era algo fácil.

Un simple error y podrías despedirte de tu imágen ante el público y el mundo.

No podía expresarme libremente en mis letras, existían demasiados temas delicados que no debían tocarse, incluso el exponer tu pensamiento y alma en una letra significaba desnudarte ante un mundo de lobos y corderos.

Llegué hasta aquí con mucha fuerza de voluntad, pero tal parece que mientras más avanzo, más complicada es el área del rap. Era tan sólo un amateur contra miles de aficionados y veteranos, debía de suponerlo, no sería un camino fácil y limpio después de todo.

—¿Debería terminar por hoy? —Observé a mi amigo.

Éste asintió y guardó su móvil recientemente sacado.

—Debo marcharme, tengo algo que resolver, en cuanto a ti, descansa; no debes forzarte en escribir, las ideas vendrán por sí solas. —Aconsejó palmeando mi hombro.

Sonreí y me coloqué de pié para acompañar y despedir a Taehyung.

Su simple compañía lograba levantar mis ánimos y fuerzas, agradecía que Tae viniera a pasar sus dos horas libres conmigo.

—Escríbeme al llegar a casa.

—Por supuesto, amor —Guiñó un ojo y se marchó—. Recuerda, Black Widow, mañana, media noche. —Exclamó a la lejanía llevándose el frasco de mermelada consigo.

Ése idiota, sabía que no me gustaba el ambiente de aquél lugar ahora que estaba remodelado pero sin embargo, insistía en ir ya que se sentía como en casa.
Por supuesto que se sentiría de aquella forma, ése lugar era un tributo para sus farsantes ídolos.

—JHope. —Me sobresaltó una suave voz.

Aún parado en la puerta, giré mi cabeza hacia la dirección de quién me llamó y noté la familiar silueta de Suga recostado de espaldas en el mediano árbol de mi patio.

Qué sorpresa.

—¿Suga? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes dónde vivo? —Estaba sorprendido por su aparición.

Volvió su mirada hacia mí tras haber perdido de vista a mi amigo y se aproximó con una dulce sonrisa.

—Me alegra verte aquí, Hobi. La verdad es que yo —Parado delante de mí, besó mi frente causando que mi rostro ardiera avergonzado y continuó—, te extrañé mucho. —Su mirada era determinada y muy brillante, aquéllos rasgados ojos parecían jamás dejar de brillar.

—Oh, claro —Rasqué mi mejilla bajando la mirada sin lograr sostener la suya—, ¿Pero cómo sabes dónde v-...? —Interrumpió.

—¿No me invitarás a entrar? Hace un poco de frío fuera.

Luego de acallarme a mí mismo para escucharlo, asentí torpemente; era un idiota, ¿Cómo puedo retenerlo aquí fuera en una conversación?

Me hice a un lado para que Suga ingresara y seguí sus pasos luego de unos segundos.
Cerré la puerta y lo invité a sentarse en la sala.

—¿Quieres tomar algo?

No puede ser, ¿Me siento tan nervioso por la presencia de Suga en mi casa? ¿Es por que es el chico que me gusta o porque siento algo raro desde que lo conozco?

—Así estoy bien —Negó sonriente con ambas manos para luego palmear el lugar a su lado—, ven aquí. —Su voz sonó en un tono más bajo que de costumbre.

Con los nervios a flor de piel, me gané un lugar a su lado en aquél sillón y hablé.

—¿Sucede algo? —Pregunté notando su inquietante expresión.

Me sentía incómodo con su mirada sobre mí.

—¿Por qué lo preguntas?

Ésa forma de contestar me acorralaba contra mis propias palabras.
Cada vez que entablaba una conversación estable con él, lograba presionarme hasta hacerme hablar de más.

—Bueno, te ves —Noté su mano sobre la mía acariciando con su pulgar, el dorso de ésta; mi corazón latió—, te ves como si quisieras decir algo al respecto.

Respiré pausadamente y levanté la mirada.

—¿Éso crees? ¿Crees que —Se movió mucho más cerca—, tengo algo que decir? —Su mano abandonó la mía y la posó, ésta vez, en mi mejilla.

El revuelo de emociones en mi estómago era enorme, pero comparado a la sensación de asfixia que me invadía, era mucho mayor.
¿Por qué me siento así a su lado?

Como si me llevara al cielo y luego me dejase caer.

Era tan dulce, tan atento y encantador, escuchaba cada cosa que yo dijera, fuera o no algo tonto, incluso me animaba con su simple y radiante sonrisa; era un chico con una personalidad y forma de ser muy difícil de encontrar entre jóvenes de nuestra edad, no mentiría al respecto, pero estaba seguro de que él era mi tipo ideal.

—¿Qué tiene tu mente tan ocupada? —Preguntó un divertido Suga sacándome de mis pensamientos.

Me dejé llevar.

—Nada. —Reí nervioso sofocandome poco a poco con su cercanía.

Otra vez éste sentimiento de angustia.

Cada vez que él me tocaba o se acercaba, me sentía afligido, mi cuerpo se tensaba y mi corazón latía desenfrenado causando que mi respiración se acelerase.

¿Era tal vez

—¿Nada? —Su mano reposada en mi mejilla se deslizó hacia mi mentón levantando éste para que lo mirara.

miedo?

—De verdad, nada importante. —Quité su mano y me puse de pié al instante.

Había llegado a mi límite, no soportaba su cercanía y su toque, era tan contradictorio a todo lo que sentía.
¿Cómo alguien quien me gustaba me podría desagradar al mismo tiempo?

Era idiota, no tenía sentido.
Tal vez sólo estaba exagerando, quizás tenía miedo de sentir algo más por él o que no correspondiera mis sentimientos.
Ugh, pero es tan confuso, él actuaba bastante cercano a mí y hasta creería que podría tener cierto interés en mí de acuerdo a su forma de ser conmigo pero luego estaba éste temor muy dentro de mí.

¿Qué era exactamente lo que sentía por éste chico?