𝕃𝕀𝔸
Miraba mis manos con nerviosismo.
Se la había liado pero bien a Eleanor, cuando ella volvió al escenario noté la mirada de alguien detrás de mí. Me giré para ver quien era y descubrí que era un hombre de pelo castaño claro que debía de estar entre los 30.
Pero no desobedecí lo que me dijo Eleanor. No me había movido desde que ella se fue porque sentí que se lo debía ya que me salvó de tener un ataque de pánico delante de toda esa gente. Sigo mirando mis manos esperando a que termine de cantar y poder hablar.
No puedo dejar de sentirme abrumada por mis pensamientos. Por una vez en mi vida había decidido confiar en alguien y siempre acababan traicionándome, me había sentido bien al tener un amigo.
Mi vista va hacia una mochila color verde pistacho, está entreabierta así que puedo ver algo de lo que ahí dentro. Veo una pequeña caja de cigarrillos, la miro fijamente hasta recordar esos recuerdos que tanto me atormentaban.
Mamá fumando...
Mamá estaba en su sillón como todos los días mientras fumaba, yo preparaba la comida y papá debería estar en algún bar borracho hasta la médula.
Cuando tuve la comida lista se la llevé a mamá, ella era muy perezosa así que tenía que ser yo la que le llevase el plato al salón.
Cuando me quise dar cuenta me tropecé, haciendo que cayese al suelo, el plato se rompió en mil pedacitos, haciendo que el suelo quedase completamente sucio por los espaguetis y por los trozos del plato.
—Oh... no... —me lamenté, todo mi esfuerzo se fue a la basura, además seguramente mamá me habrá escuchado desde el salón.
Empecé a recoger rápidamente todo, mirando de reojo la puerta del salón, la cual se abrió con demasiada fuerza, haciendo que diese un pequeño brinco.
Era mamá.
Ella miró el desastre que había formado y me fulminó con la mirada, me encogí en mi lugar, todavía seguía en el suelo.
No me dio tiempo a reaccionar cuando vi que mamá se acercaba a pasos ligeros.
Todavía llevaba su cigarrillo en las manos, desde luego ese no era el mismo cuando se sentó en su sillón, tal vez era el quinto o sexto.
Mamá me cogió bruscamente del brazo, levantándome del suelo, ya sabía lo que iba a pasar de antemano.
Siempre que me hacía mis heridas me sentaba en su sillón y eso fue lo que hizo, sentarme en él.
Yo estaba soltando pequeños sollozos, y mamá le daba una calada a su cigarrillo antes de quitarme completamente la ropa, dejándome en ropa interior.
—Mama, no... p-puedo hacerte otro... otro plato ¿sí? No, no hace falta esto ¿vale? —antes de que empezase a torturarme intentaba persuadirla, pero nunca funcionaba.
Entonces mamá me miró fijamente a los ojos, había furia en ellos, a veces tenía suerte, justo como ahora, ya que iba a hacerme las quemaduras con un cigarrillo y no con uno de sus constantes porros.
Mamá empezó a sonreír mientras quemaba mi piel.
Siento como alguien me zarandea con fuerza, miro hacia el frente donde me encuentro a Eleanor mirándome con preocupación, detrás de ella hay varias personas con distintas expresiones, algunos lucen confundidos, otros cautelosos y otros preocupados.
Me doy cuenta de que no estoy en el banco donde me dejó Eleanor, ahora me encuentro en el suelo con las rodillas flexionadas hacia arriba.
𝔼𝕃𝔼𝔸ℕ𝕆ℝ
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Nuestros atardeceres [PAUSADA]
Romance[PAUSADA] *SINOPSIS PENDIENTE POR CAMBIAR* Lia estaba rota, no había pasado mucho tiempo desde lo ocurrido y ella se había cerrado a todo tipo de sentimientos, pero... en el momento más inesperado apareció Eleanor, la chica que le salvó. Era obvio q...