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Hoseok abrió los ojos encontrándose en completa oscuridad.
La cabeza le dolía y tenía la boca seca.
<< ¿Resaca? Pero no recuerdo haber tomado tanto >>
De lo único que se acuerda es de haberse metido con Taehyung al armario y que conversaron varias horas mientras bebían de una botella.
<< ¿Estará el armario ya abierto? >>
Con eso en mente intentó ponerse de pie, pero un agudo dolor en su cadera lo hizo sentarse de nuevo.
Y fue ahí donde se dio cuenta que estaba desnudo.
<< No me digas que...
No, no puede ser posible... >>
Con la poca luz que entraba por la rendija buscó su celular, cuando lo tuvo entre sus manos prendió la linterna y vio al más alto sin vestir ni una sola prenda de ropa.
Dejó caer el aparato y fritó lo más fuerte que pudo.
– ¡Levántate holgazán y ayúdame a limpiar todo esto! – grito Jungwon lanzándole agua fría en la cara a Jimin. Este despertó de golpe.
– Ay, deberías despertar al amor de tu vida con más cariño ¿No crees? – dijo Jimin molesto levantándose del sofá donde se encontraba recostado. Observo el lugar: la mesa del comedor estaba partida por la mitad, había pintura regada por todas partes y Yeonjun colgaba del candelabro.
– Dime por favor que esta fue la mejor fiesta de mi vida.
– Oh, claro que lo fue – respondió Jungwon intentando arreglar el desorden.
– ¿Qué hice yo?
– Ah, pues apenas empezó la fiesta te tomaste un vaso de cerveza, te emborrachaste, vomitaste sobre el cabello de Yeri, te sentaste en aquel sofá y te quedaste dormido.
Jimin estaba por decir algo cuando un grito proveniente del segundo piso lo interrumpió.
– ¿Escuchaste eso? Deberíamos ir a ver.
– Ve tú, yo me iré a esa esquina a llorar.
Y dicho eso Jimin se colocó en posición fetal.
Jungwon rodó los ojos y subió corriendo las escaleras hasta dar con el lugar de origen de aquel grito: su habitación.
Abrió la puerta con sigilo más no encontró nadie dentro; revisó el baño y bajo la cama sin tener ningún resultado.
Dándose por vencido y estando a punto de abandonar el lugar un golpe y un quejido que venia desde adentro del armario lo detuvo.
Con un poco de miedo buscó la llave en su bolsillo y lo abrió.
Un Hoseok desnudo salió corriendo hacia él, tomó una de las sabanas de la cama y se enredó en ella.
– Aléjate de mí, maldito, cerdo, aprovechado, pervertido – le gritaba el pelirrojo al alto chico que, como el primero, también salió del armario.
– Déjame explicarte la situación – respondió el pelinegro tratando de cubrir sus partes bajas.
Jungwon observó la escena confundida.
<< ¿Qué carajos está pasando aquí? >>
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