12| ʙᴇsᴏs ʏ ᴍᴀ́s ʙᴇsᴏs

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– Maldito Jimin – Hoseok murmuraba con enojo – ¡Espero que no te moleste la abstinencia porque cuando le diga a Jungwon lo que hiciste es dónde vivirás!

Taehyung observaba como Hoseok le gritaba a la puerta.

– Gritar no hará que la puerta se abra.

Hoseok volteó a verlo con fastidio.

– Tú cállate que es todo tú culpa.

– Siempre es mi culpa ¿No?

– Gracias por decir lo evidente Sherlock – espetó el pelirrojo con sarcasmo – si no fuera porque tu cerebro no funciona y no es capaz de encontrar una estúpida bolsa de detergente no estaríamos en esta situación – taehyung iba a objetar, pero Hoseok no lo dejó – y tampoco hubiera pasado esto si tan solo una vez me dejaras en paz.

– Lo del refresco fue un plan para que nadie sospechara algo de lo ocurrido en la fiesta.

– ¡Nadie sospechaba nada, idiota! ¡Es sólo que a ti te encanta joderme!

– No, pero a ti te gustaría ser jodido por mí – taehyung le guiñó un ojo y Hoseok hizo una mueca de asco.

– Si tan urgido estás, porque no te vas y te follas a una de tus muchas aventuras.

– ¿Celoso de no poder ser una de esas aventuras?

Hoseok se rió con ironía.

– ¿De ti? Nunca. Además, estar aquí me trae muy buenos recuerdos – taehyung lo miro confundido. Hoseok sonrío con malicia – que no sabes que este es el lugar donde Sunoo y yo solíamos divertirnos – hizo bastante énfasis al decir la última palabra.

¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué había inventado algo así? ¿Para poner celoso a Taehyung?

El pelirrojo no pudo responder a sus preguntas porque taehyung lo arrincono contra la pared, poniendo un brazo a cada lado del rostro de Hoseok, para evitar que escapara. No es que hubiera a donde correr. El cuarto de limpieza era la habitación más pequeña que existía en el mundo. Además, Hoseok no tenía intenciones de irse.

La mirada fija e inescrutable de taehyung sobre él le quemaba. El rostro del chico estaba a escasos milímetros del suyo. Hoseok pudo haberlo golpeado, pudo alejarse. Pero no lo hizo. Al contrario, se acercó y poseído por una extraña fuerza besó a taehyung. Y como si este estuviera esperándolo, envolvió a Hoseok entre sus brazos. El beso era todo menos suave. Era áspero, rápido, necesitado. Con choque de dientes y lenguas peleando por el control. De vez en cuando se separaban para poder respirar y así seguir besándose.

Hoseok no tenía idea de cuánto tiempo estuvieron así, y tampoco le importaba. Hasta que un toque en la puerta los interrumpió.

– ¿Cómo va todo ahí dentro? ¿Necesitan condones?

Era Jimin. Los dos chicos ignoraron a su amigo y continuaron en su asunto. Aunque no fue por mucho ya que de repente la puerta fue abierta.

Hoseok empujo a taehyung y con la mano se cubrió la boca. El pelinegro limpio la propia con el dorso de su brazo. Al ver a Jimin asomar la cabeza, actuaron como si nada.

– Vaya, sí están vivos. Como no respondían creía que se habían asesinado.

Hoseok recupero la consciencia y al darse cuenta de lo que había ocurrido abandonó rápido la habitación.

Jimin lo vio salir y regreso su vista a taehyung.

– ¿Pasó algo?

Taehyung negó con un movimiento de cabeza mientras una sonrisa de felicidad era mostrada.

Esa no fue la última vez que se besaron. De hecho, lo hicieron todos los días que restaban de la semana se habían vuelto una especie de hábito.

Cada vez, después de que discutían, se encontraban en el cuarto de limpieza y comenzaban con su sesión de besos.

Los besos que compartían eran voraces, húmedos, rudos. Se mordían los labios. Hoseok jalaba de los cabellos de taehyung, y este sostenía al pelirrojo con tanta fuerza que sus manos quedaban marcadas en las caderas del más bajo.

Se besaban para canalizar su enojo. O esa era la lógica que daba Hoseok del porque hacían lo que hacían.

Trataba de convencerse de eso hasta que la segunda semana del castigo las peleas entre ellos eran tan repentinas y por causas muy estúpidas que básicamente parecían más un pretexto para poder besarse. Y eso lo asustaba.

El último día del castigo había llegado, y durante el taehyung y Hoseok no discutieron en absoluto. Y eso fue debido al pelirrojo. Taehyung todo el día busco pelear con Hoseok, pero él, con temor de sus sentimientos, no tenía ganas de ello.

Cuando terminaron de limpiar, Hoseok estaba dispuesto a irse a su casa, pero el sonido de un piano lo hizo querer investigar. Fue a la sala de música y al entrar vio a taehyung sentado frente del imponente instrumento. Tenía los ojos cerrados mientras tocaba.

– No sabía que tocabas el piano.

Al escuchar la voz del pelirrojo, taehyung dejó de tocar y abrió sus ojos. Sonriéndole.

– Hay muchas cosas de mí que no conoces.

Hoseok caminó hacia taehyung y se sentó junto a él.

– Continua. Quiero escuchar más.

El pelinegro obedeció y comenzó a tocar una melodía suave. Hoseok se sumergió tanto en el sonido de las notas que de manera involuntaria cerró sus ojos y empezó a cantar.

I'm staying up. I don't wanna come down from your love. We'll get lost together, let me flow don't ever let me come down from your love. From your love, from your love.

Taehyung paró y observo a Hoseok con detenimiento.

– Wow, no sabía que cantabas.

Hoseok regresó a la realidad, y se sonrojó al darse cuenta de lo que había hecho. Y la mirada de taehyung puesta en él no ayudaba.

– No es nada.

– Tienes un tono de voz hermosa, igual que tú.

Hoseok iba a negar la primera frase, pero al escuchar lo último, se puso aún más avergonzado.

– T-Taeyung...

Agarrando un poco de valentía, Hoseok volteó a mirar al otro chico. Y sin ninguno de los dos pudiera contenerse, juntaron sus labios, solo que, a diferencia de los anteriores, este beso fue suave, tranquilo. Movían sus labios con lentitud, dándose tiempo para conocerse, para poder fluir.

– Esto no le va a gustar nada a Sunoo... – Murmuraba alguien viendo la escena mientras tomaba fotos de ésta desde una de las ventanas que daba al pasillo.

 – Murmuraba alguien viendo la escena mientras tomaba fotos de ésta desde una de las ventanas que daba al pasillo

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Atrapados en el Armario | VhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora