Y al ver que Dioniso, verdaderamente bello, y Katniss, tan encantadora, se besaban en la boca muy de veras y no fingiendo. Creían oír a Dioniso preguntarle a ella si le quería, y a ella jurando de manera tan apasionada que no solo Dioniso, sino todos los presentes habrían sido capaces de jurar que el muchacho y la muchacha se querían mutuamente.
Debido a las escaseces por las que pasaron en los últimos años, las Everdeen se acostumbraron a ir ellas mismas de compras. Tanto así que acabaron por cogerle el gusto, y no solo acudían al mercado de Covent Garden para hacerse con las mejores ofertas, sino también para saludar a los tenderos que ya las conocían. El ambiente ajetreado de la zona dificultaba los paseos en silencio, básicamente porque era imposible pasar por allí sin que al menos uno de los clientes o dueños de los puestecillos dijera su nombre y la entretuviera con conversaciones amenas. No obstante, Katniss se aficionó a acompañar a Penny y a la cocinera cuando salían a por los ingredientes de la tarta de melaza, y hoy día le costaba resistirse a la proposición de salida. Sobre todo siendo viernes, el día en que la mayoría de la población hacía sus compras y los ricos olores se mezclaban en el aire. A diferencia de lo que tenía por acostumbrado, Katniss no salió esa vez con Penelope, sino con Briseida. Era ella la que aparentemente llevaba unos días ofuscada porque no encontraba un misterioso elemento. Cosa que por supuesto no era nada nuevo; lo que en otro tiempo habría sido el gran secreto que tenía en vilo a la familia, ahora era un enigma por el que no convenía preguntar. Nadie era lo suficientemente fuerte para estar en la cabeza de Briseida, o ya puestos, entender las razones por las que querría comprar cordeles. Pese a sus rarezas, Katniss quería muchísimo a la hermana menor, y la acompañaría allá donde fuese si se lo pidiera. En ese momento agradecía que fuera ella la que solicitase su compañía, ya que debía disculparse por no haber cumplido en su día con lo que le pidió.
—No te preocupes... Ya sabes que adoro las emociones fuertes, y rara vez me he sentido tan viva y traviesa como cuando subí las escaleras corriendo completamente desnuda. —Rio, regocijándose—. Lo mejor es que ni Penny ni Meg se enteraron, así que no hubo castigo.
—Eso es un alivio —cabeceó—. Pero por si acaso, creo que no deberías volver a hacerlo.—¿Hacer qué? —preguntó con inocencia. La adelantó un poco, meneando los hombros coquetamente, y le lanzó una mirada divertida por encima del hombro—. ¿Te refieres a permitir que un hombre me desnude...? Oh, créeme, lo haría una y otra vez. ¡Y más tratándose de él! Katniss dejó de caminar y se quedó mirando a su hermana. No le sorprendía la noticia: solo Briseida Everdeen sería capaz de hacer algo así. Tampoco le extrañaba que lo contara con el desahogo del que no diferencia entre lo que esta bien de lo que está mal... Ni siquiera que tuviese la poca vergüenza de soltarlo a bote pronto, de modo que las mujeres que paseaban por los canales entre los puestos pudieran enterarse. Únicamente le llamó la atención esa última exclamación. —¿Quién es «él»? ¿Lester está en Londres?Briseida frunció el ceño.—¿Por qué estaría Lester en Londres? No abandonaría Escocia ni aunque la invadieran los dragones, o los dinosaurios... —suspiró—. Estoy hablando de otro hombre. Le tocó a Katniss fruncir el ceño.
Maverick Lester era el mejor amigo de Briseida prácticamente desde la cuna. Sus respectivos padres tenían negocios en común, que pensaron en trasladar a sus descendientes unificando los apellidos através de un matrimonio de conveniencia. Algo que no pudo ser posible cuando Lester se impuso, rechazando a Briseida como cualquier cosa salvo su amiga. Sin duda, su padre, sir Gregor, tuvo muy mala suerte a la hora de casar a sus hijas con quien quiso. No obstante, era bien sabido por toda la familia Everdeen que Briseida estaba enamorada de Lester. Y Katniss lo comprendía: los dos compartían el espíritu vivaz, el amor por la vida y el afán de aventuras, y tenían casi la misma edad, por lo que crecieron al mismo tiempo, madurando juntos.
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Ángel o Demonio.
RomanceA pesar de reinventarse como cada año durante su gloriosa temporada, esta vez el protagonismo de las fiestas en el Londres victoriano ha recaído enteramente en una joven de leyenda. Toda Inglaterra se muere por el beso de la debutante Katniss Everde...