IV. Disculpa

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El miedo inundó el rostro del pelinegro, el terror se retrató en sus pupilas y por segunda vez en siglos, sintió cómo sí su corazón se detuviera, aterrado, giró su rostro en dirección al chico castaño que aún se encontraba en el lodoso suelo, observándolo con el mismo terror que hace segundos atrás.

La mirada de Seonghwa se paseaba rápidamente entre la del chico castaño, el suelo lodoso, los alrededores y su persona, alerta, esperando que el dueño de la voz apareciera. El miedo le nublaba el pensamiento, por lo que cerró sus párpados intentando tranquilizarse, siendo esto vano, pues un viejo recuerdo hizo acto de presencia, logrando alterarle más.

"—Y-Yo no creo que seas un m-monstruo."

Un jadeo de dolor escapó de los labios del pelinegro, abrió sus ojos con sorpresa al sentir un metálico sabor acariciar su paladar, un nuevo escalofrío le recorrió desde la punta de sus pies hasta la coronilla, su cuerpo se tensó, arañó con fuerza el suelo bajo él y enterró sus dedos en el lodo.

Sus colmillos habían salido.

Rápidamente Seonghwa se tapó la boca, sorprendido y asustado por la reacción que su cuerpo estaba mostrando, temblando ligeramente, elevó su mirada hacia el joven castaño, quien le miraba apenado y confuso, sin dejar de lado aquel destello de temor.

Sintiéndose totalmente humillado, el pelinegro dejó de temblar y miró enfurecido al chico castaño, aquella chillona voz que tanto le molestaba, volvió a sonar detrás de ellos, y un sentimiento que Seonghwa conocía muy bien, se implantó en sus adentros, temiendo por el castaño frente a él.

Seonghwa pensó velozmente, pasó su mirada de Hongjoong al lodo y una idea se cruzó por su mente, tomó un puño de lodo y lo embarro en sus rostro, ocasionando que este entrara en sus ojos, soltando un quejido por la intromisión a sus retinas, levantó su rostro en dirección a Hongjoong.

—Corre, corre tan rápido cómo puedas y no te detengas, huye, ¡Corre Hongjoong! —gritó en un susurro el vampiro.

Hongjoong estaba estático, su respiración estaba estancada, el miedo le había paralizado por millonésima vez, aquellos colmillos le hicieron temer por su vida, pero al escuchar aquellas palabras del pelinegro logró reaccionar, acomodándose la mochila se puso de pie y preocupado por el vampiro se acercó a él, pues este cubría su rostro y emitía quejidos bajos.

Estaba llorando.

El castaño claro lentamente fue acercándose hacia el vampiro, se puso delante a él y quitó las manos del rostro ajeno, los ojos rojizos brillaban con intensidad, y traicioneras lágrimas se escapaban de ellos, la mirada del pelinegro emitía dolor y pérdida en su máxima expresión, compadeciente, Hongjoong tomó de las mejillas al vampiro, miró aquellos orbes rojizos que yacían dilatados y quienes al toparse con los mieles, regresaron de golpe a la normalidad, nuevamente la furia tintó el semblante de Seonghwa.

— ¡¿Qué haces aquí todavía?! ¡Lárgate! —vociferó el vampiro, tomando fuertemente de la muñeca del castaño, jalando de ella para después empujar al castaño.

Hongjoong cayó sentado al lodoso suelo, asustado, retrocedió velozmente, chocando su espalda con el tronco del árbol. El vampiro se arrepintió nuevamente y cuando intentó disculparse, unos rápidos pasos se escucharon detrás de él, anunciado una no deseada presencia, el vampiro de orbes violetas se hallaba detrás de unos arbustos, sin poder observar al par.
Los ojos de Seonghwa miraron a Hongjoong, de nuevo le dirigió unas palabras, esta vez, cargadas con un sentimiento de súplica.

—Por favor, vete. —Susurró Seonghwa.
Al oír esas palabras, el chico castaño se puso de pie y dedicándole una última mirada de pena al pelinegro, salió corriendo de ahí, en dirección al mercado.

𝐌𝐚𝐫𝐞𝐚 𝐑𝐨𝐣𝐚 | 𝐒𝐞𝐨𝐧𝐠𝐉𝐨𝐨𝐧𝐠「 𝗘𝗡 𝗖𝗨𝗥𝗦𝗢 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora