El miedo le recorría todo el cuerpo.
Con toda la velocidad que sus piernas le permitían, Yeosang corría entre la oscuridad del inmenso bosque, aferrando firmemente contra su pecho la bolsa de joyas que aquel vampiro de ojos rojos le había robado tres días anteriores a ese momento. Su respiración se encontraba agitada, mirando de lado a lado y observando cómo dos puntos rojos brillantes le miraban burlones.
Siguió corriendo y cuándo miró hacia enfrente se detuvo en seco.
El vampiro de ojos rojos estaba frente a él.
Estático, Yeosang sintió cómo una de las manos del vampiro se posaba en su cuello, obligándolo a reaccionar y posar sus dos manos sobre ella, dejando caer la bolsa con las joyas.
— ¡No me hagas daño! ¡Te lo imploro! —chilló asustado el rubio.
Los ojos rojos le miraban tintados de fiereza, sin moverse un centímetro, el vampiro apretó su agarre y el rubio soltó un alarido, retorciéndose bajo la firmeza de las manos que le ahorcaban, y dándose por muerto sino se liberaba de esas manos, Yeosang intentó salvar su vida desconcertado al vampiro.
—Eso q-que dijist-te esa... Vez. —Logra decir con dificultad Yeosang debido a la falta de aire. Seonghwa inclina la cabeza confundido, pero sin aflojar su agarre.
— ¿A qué te refieres? —pregunta Seonghwa, tajante.
— S-Sobre acerca d-de s-ser un monstruo... ¡Ahck! —exclama Yeosang, pues al haber mencionado esa palabra el vampiro apretó aún más su tacto. El rubio sentía que se le rompería el cuello en cualquier momento.
Seonghwa recordó las palabras que le dirigió al rubio el día en el que irrumpió dentro de su habitación, al llevarse las joyas pertenecientes a la madre del mismo. Yeosang logró atrapar la capucha del hombre al intentar detenerle, más al darse cuenta de la criatura que estaba frente a él, retrocedió asustado.
«—Soy un monstruo, no me toques y aléjate. —Ordenó el vampiro.»
La mirada del vampiro se relajó, sin expresión alguna, suavizó un poco el agarre en el cuello del rubio, brindándole la posibilidad de seguir hablando.
—Los monstruos p-pueden tocarse... sólo sí ellos lo desean. —Dijo Yeosang con dificultad, pues la presión sobre su cuello aún le dificulta hablar con normalidad. —Y tú... Tienes miedo de ser tocado, pero yo... Puedo cambiar eso. —Terminó de hablar el rubio.
Seonghwa quedó inmóvil.
Jamás en lo que llevaba existiendo como vampiro, alguien, había siquiera insinuado que su naturaleza era capaz de olvidarse y darle paso a un nuevo sentimiento que —a palabras de la iglesia y entre los mismos vampiros— sólo se experimenta, durante el ciclo en el cual el ser aún conserva la humanidad que la caracteriza.
Amor.
Seonghwa rio ante lo patético de ese pensamiento y el estúpido intento del chico rubio para salvar su vida.
— ¿Por qué crees que te dejaré hacerlo? —exclamó el vampiro, apretando su mano nuevamente, casi haciendo que el rubio se desmayara por la falta de aire.
— ¡Porque no fue de las joyas, de lo único que tus ojos quedaron maravillados! —chilló en un grito Yeosang, arañando con sus dos manos la mano contraria.
El vampiro quitó su mano con extrema rapidez.
Seonghwa lo pensó, lo sintió y temió por ello. Sí, había quedado prendado de la belleza del chico rubio la vez que irrumpió en su habitación, tanto que se atrevió a besar los labios del chico que se encontraba dormido en esos momentos. Sin embargo, no entendía cómo es que el chico se había percatado de su acción, el sentimiento que emergió desde lo más profundo de su muerto corazón y cubrió su cuerpo de una sensación olvidada por su putrefacto cuerpo, le hizo sentir la también olvidada sensación de un escalofrío.
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𝐌𝐚𝐫𝐞𝐚 𝐑𝐨𝐣𝐚 | 𝐒𝐞𝐨𝐧𝐠𝐉𝐨𝐨𝐧𝐠「 𝗘𝗡 𝗖𝗨𝗥𝗦𝗢 」
FanfictionEl viento susurra los desgarradores gritos de agonía de aquellos infieles que su clan asesina, el olor a sangre podrida le causa náuseas, oír de hombres ser quemados mientras ruegan por piedad se ha convertido en su pan de cada día y en su mente, la...