Capítulo 2

184 20 103
                                    

Capítulo 2

Rubí

Aquella expresión me daba una señal, este era el inicio de una venganza, una verdadera venganza. Los Gambino llevan luchando contra algunas bandas y mafias desde que murió el padre de Dominus, por esa razón se conocen con Arthur. Las bandas se habían reunido para averiguar qué era lo que pasaba con Diana, que buscaban conseguir, sus razones para matar a Dominus y por qué quería su puesto.

—Señor Gambino, mis hombres averiguaron y Diana aún no es Domina, no puede serlo si Dominus murió, eso significa que no era lo que buscaba al matarlo.

—Bien... Rubí, querida, ¿tienes algo que decirnos?

—Dom me dijo que ella quería dinero, o el puesto de Domina, no sé para qué.

—Poder, quizá necesita contactar con alguien o algo.

—O simplemente no quería que nadie más tuviera poder, como tú —espeta Arthur dirigiéndose a mí.

—Es una posibilidad. Pero, ¿para qué querría poder?

—Fue expulsada —interrumpe la chica—. Por eso fue en busca de Dominus. A pesar de que ya no traficaba, tenía poder. Diana fue expulsada de su cargo, solo quería recuperarlo.

—¿Qué ganó matando a Dominus?

—Respeto. Tener poder es que los demás bandos te respeten. Matar a Dominus fue una forma de ganársela.

—Eso es horrible... —murmuro. Dominus no merecía esto. Él era una buena persona, no me entraba en la cabeza que alguien solo por poder lo matara.

—Bienvenida a mi mundo, donde matar te da poder. Mientras más aliados tengas, más es el control que tienes sobre el mundo.

—Yo no quiero esto...

—Rubí —Arthur se dirige a mí—. Estarás bien, no sufras de más, céntrate en lo que tienes que hacer.

—Ahora solo quiero descansar.

—Su habitación está arriba, Mika los llevará.

—¿Nuestra habitación? —pregunta Arthur.

—No teníamos más disponibles, cada persona aquí tiene una.

—Pero esto es una mansión —replico.

—No todas están preparadas.

Evito ver a mi lado y camino detrás de Mika, con el miedo en la garganta. Arthur y yo en una misma habitación nos vamos a querer matar.

Me dolía el corazón de tanto pensar en eso, me condenaba la muerte de Dominus, lo quería, ahora que no estaba aquí sentía que hasta lo amaba... Es demasiado confuso, no entiendo como una persona se puede volver tan parte de ti en unos meses.

—Es aquí. —Mika abre la habitación, la luz de la luna iluminaba ligeramente el espacio—. Bien... Yo me voy, buenas noches.

—Descansa. —espeto, no había traído nada, pero encontré ropa sobre la cama y me fui al baño a cambiarme.

Cuando regresé, Arthur estaba retirando las sábanas para acostarse, me quedo de pie sin tener alguna idea de qué hacer, cuando nota mi presencia me mira indiferente y hace un ademán con la cabeza señalando un sillón.

—No dormiré ahí, si es lo que estás suponiendo. —digo algo dolida por su comportamiento.

—Pues yo no pienso compartir cama contigo, ni siquiera compartir habitación.

—Esto no es por ti ni por mí, es por Dom. Si no puedes soportarme, ¿qué haces aquí? ¿Crees que yo quería esto? Nunca quise que él muriera, que por ser una estúpida la persona que amo me terminara odiando.

Sed de sangre [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora