13. Final

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Capítulo 13

Rubí

Él ya se había ido, y no podía hacer nada para detenerlo. Fue su decisión, de una u otra forma tenía que respetarla, aunque me doliera el alma.

Entonces eché camino a casa, aquella casa que no sabía si sería mi nuevo hogar, no pensaba quedarme aquí. Era algo estúpido, Arthur sabría todo sobre mí y yo nada de él, le iba a pagar con la misma moneda, y sabía que Dominus aceptaría mi desición.

Llegué a casa algo cansada, en ese momento todo me atormentaba, me dolía la cabeza de tantos pensamientos que se acumulaban, como si en algún momento fuera a explotar, no podía más. Entonces me eché a llorar al suelo, no sé cuánto tiempo estuve así, pero Dominus ya había llegado.

Apenas recuerdo qué pasó exactamente, no debía llorar por él, pero lo hacía porque soy una humana, con sentimientos que había guardado durante mucho tiempo, pero lo peor de todo, era la sensación de sentirme débil por esto. Por amarlo a pesar de todo.

Yo estaba rota, y ya nadie podía repararme, era un caso perdido, nadie debía preocuparse por mí, nunca más, era una carga que solo yo debía ser responsable, nadie más... solo yo.

Entonces allí estaba, tres días después, Dominus había salido antes, me había dicho que tenía que descansar, pero iba a hacer todo lo contrario... Alisté una maleta con dinero, ropa y comida. Salí caminando por la puerta, con un nudo en la garganta, pensando en que esto era lo mejor para mi.

Era lo mejor.

Arthur

—¿Creíste que esto sería fácil? —Jasper mantiene el arma en la cabeza de Alya, solo nos quedamos paralizados mirando la escena.

—Suéltala, ella no hizo nada.

—Quizá no, pero estoy algo cansado de ustedes, hacerlos sufrir un poco, cuando tenga a Rubí en mis manos...

Jane no lo pensó dos veces cuando le disparó la mano a Jasper, él cayó al suelo y Alya se quedó unos segundos petrificada en su sitio, fue pura suerte que no le haya hecho daño.

—Joder. Pudiste haberme matado. —dijo Alya corriendo de nuestro lado rápidamente.

—No lo hice.

Fue entonces que lo noté, Alya no estaba asustada, estaba normal, como si estuviera segura de que nada malo le pasaría, entonces mi mente empezó a unir los hechos...

—¿Cómo llegaste hasta aquí? —pregunté. Ella se tensó mientras pensaba unos minutos, como si estuviera recordando... o planificando una mentira.

—Ellos me encontraron.

—¿Dónde la dejaste la última vez, Kart?

—Con la policía, eso seguro.

Esto empezaba a confirmar mi teoría.

—¿Por qué estabas aquí, Alya?

—Ellos me trajeron, ya te lo dije.

—Mientes.

—¿Yo miento?

—Sí, tu repentino interés en venir aquí, de la nada. Es algo bastante sospechoso. —sin pensarlo dos veces, saqué el arma y le apunté a la cabeza.

—Arthur... —Kart intentó tranquilizarme.

—¿Dime qué carajos les has dicho?

—Sabemos dónde está Rubí, imbécil. De nada serviría matarte a ti, ella es nuestro objetivo. Y esa perra nos dijo todo. —Jasper estaba tirado en el suelo sosteniendo su mano.

Sed de sangre [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora