Capítulo 2

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Recostó su espalda contra la puerta, sabía que no era buena idea cortarse el paso a sí mismo pero sentía sus piernas débiles. 

— Esto si que es una sorpresa, la última vez que supe de ti fue que te volviste el perro del comandante del equipo suicida. 

Su mandíbula se apretó a como se dirigía a sus compañeros pero trató de que no se viera afectado, revelar sus sentimientos era peligroso. 

—Necesito dinero —dijo finalmente, no tenía caso rodear al tipo además no es como si quisiera ser amable con este—. Claro que me lo ganaré, dame un trabajo y los haré enseguida. 

—La pequeña ave vuelve a casa, solo y pidiendo dinero —lo miró molesto por el apodo, el hombre dio una calada al tabaco acercándose a él al punto que solo quedaba un paso de distancia entre ellos, con una solo mano agarro su barbilla bruscamente y soltó el humo del tabaco, hizo una mueca de asco—. ¿Te has metido en problemas pequeño? 

—Qué te importa —apartó el rostro bruscamente—. Si no me lo darás me voy de aquí. 

—Deberías ser más amable, has sido tú quien ha venido aquí a pedir algo —el hombre se sentó en el sofá de nuevo y señaló el espacio vacío a su lado, Levi no se acercó—. Pero… lo aceptare has sido uno de mis mejores trabajadores después de todo, perdí mucho cuando te fuiste. 

—No creas que me sentiré mal por ti. 

—Extrañaba tu amabilidad —río el hombre—. Te daré lo que buscas pero no será sencillo, tienes que estar dispuesto a lo que sea eso incluye complacer a los cerdos de arriba. 

Su expresión no cambió ni un segundo, sabía lo que se refería con eso. Antes no le habría dado mayor importancia de no ser porque ahora había gente importante que lo reconocía, no tardarían en correr el chisme hasta que llegara a oídos de Erwin. 

—Ocultaré mi cara. 

El hombre hizo una expresión de desinterés. 

—No les importa mucho tu cara solo tu trasero —Lion lo escaneo de arriba a abajo de nuevo—. Tu cuerpo se conserva joven así que te harás popular rápido. 

Sintió asco por las palabras pronunciadas, no podía evitar esa sensación ante el conocimiento de que muchos buscaban chicos demasiado jóvenes para satisfacerse, eran repugnantes ¿como podrían excitarse con el cuerpo de un niño? Levi ni siquiera podía con un hombre adulto, antes creía que era común pero con el tiempo aprendió que ellos eran unos enfermos pues muchos de sus compañeros no veían con esos ojos a niños. El subterráneo se volvía más deplorable cuando conocías algo mejor. 

— ¿Cuanto es el porcentaje que te quedaras? —preguntó. 

— ¿Acaso lo olvidas? Me quedaré con el 30% sin importar el monto. 

Debía buscar trabajos buenos, tampoco quería durar allí mucho tiempo. 

—Lo tomo. 

El hombre dejó caer su cabeza contra el respaldo del sofá, quería darle un golpe en medio de su cuello para borrar la sonrisa arrogante en su cara. 

—Recuerdo que la última vez que nos vimos me rompiste la nariz, pensé en cobrarlo pero ¡sorpresa! ya no estabas, entendí que lo hiciste por que ya no tenias que perder ¿que te ha hecho volver? 

—No es porque extraño ver tu estúpida cara, créeme. 

— ¿El equipo suicida te ha dado la espalda? 

Son mandíbula se apretó un poco, para otras personas la legión de reconocimiento no eran más que eso un grupo de locos que salían fuera de la seguridad de las murallas, eran ignorantes, pero Levi entendía que podía verse así, de todos los escuadrones los suyos eran los que menos esperanzas de vidas tenían. Hacía meses ni siquiera les importaba pero había entendido que había una razón tras todo eso. 

Todo Por el [Eruri] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora