La habitación estaba llena de los sonidos de insectos, el sonido provenía de sus bocas y patas al arrastrarse por la piel muerta buscando de su aliento, era repugnante pero poco podía hacer para apagar el sonido, su cuerpo estaba demasiado débil como para moverse y solo sus brazos se sostenían por debajo de sus rodillas.
Estaba sentado diagonal a la única cama de la habitación, alejado del cuerpo muerto y de los insectos, era desesperante el sonido uno que indicaba que poco a poco su madre iba desapareciendo de aquel mundo donde había quedado solo, pero al mismo tiempo le recordaba que él sería el siguiente. No había intentado salir de la habitación, las lágrimas ya simplemente no salían, era el único líquido que sus labios tocaron hacía mucho tiempo.
Por extraño que fuera no sentía el deseo de luchar, había pasado todas las horas recordando los cuentos de su madre donde le decía que después de todo uno se reunía con sus seres queridos, aquellos recuerdos fueron los que hicieron que decidiera quedarse a morir en aquel lugar junto con su madre.
Pronto se iban a reencontrar.
Solo tenía que esperar un poco.
La puerta se abrió con un sonido tenebroso, sus ojos ardieron cuando la luz rebotó en sus pupilas, llevaba mucho tiempo sin ver la luz incluso de las lámparas. Vio un hombre alto con abrigo y sombrero entrar a la habitación pasando hasta llegar a un lado de la cama ignorando por completo al niño encogido contra la pared, o si bien el hombre actuó con indiferencia ante el cuerpo de la madre muerta o bien la pobre luz del lugar no dejaron notar la situación.
—Kuchel… te ves terrible… adelgazaste mucho.
¿Aquel hombre era un cliente? Las facciones del niño no se movieron ante el comentario poco delicado. Sintió alivio de que su madre ya no tendría que soportar abusos de aquellos hombres.
—Está muerta… —dijo casi automáticamente. No tenía caso hacer rodeos mientras más pronto se fuera aquel hombre tendría la tranquilidad de morir en paz.
El hombre lo observó sorprendido por la presencia que antes no había percibido, alzó un poco su sombrero y lo miró confundido. El cabello oscuro y un poco largo dejó de verse.
—Tu… ¿Acaso estás vivó? —Levi no contestó, su alrededor comenzaba a distorsionarse, el hombre chasqueó la lengua al no recibir respuesta—. Oye te estoy hablando —no contestó, el hombre observó más de cerca notando el estado deplorable del niño—. ¿Cuál es tu nombre?
—Levi… —pensó un momento en que más agregarle pero nada vino a su mente, no tenía caso mentir inventando algún apellido—. Solo Levi…
El hombre miró otra vez el cuerpo suspirando, camino de espalda hacia la pared para deslizarse hasta el suelo sentándose frente a él aunque con una enorme distancia entre ellos. Lo escucho murmurar "tienes razón, no sirve de mucho el apellido".
—Mi nombre es Kenny… solo Kenny
Ahogado, fue lo primero que su cerebro sintió, se sentía sumergido en un mar espeso que presionaba sus pulmones dejándolo sin respiración, por más que intentará expandirlos estos no agarraban el suficiente aire y comenzaban arder. Trató de mover sus extremidades pero sólo consiguió que algo cálido y más pesado presionara su cuerpo, pero al contrario de lo anterior pudo identificar que se trataba de unas manos ajenas, su cerebro envió una señal de alerta y la adrenalina recorrió su cuerpo para que una de sus manos fuera hacia su bota izquierda buscando su navaja para protegerse.
—Levi soy yo...—escuchó una voz familiar—. Soy Erwin tranquilo.
Poco a poco el hormigueo disminuyó dejando sentir como una mano envolvía su muñeca al tiempo y la otra lo sostenía de los hombros. Abrió sus ojos ligeramente comprobando que era su superior que con un gesto serio lo sostenía. Dejó de resistirse y se dejó caer sobre el banco acolchado, Erwin tomó la navaja y la puso en otro lado para que este no se hiciera daño, tocó las mejillas y frente encontrandolas hirviendo.
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Todo Por el [Eruri]
FanfictionLa vida podía cambiar en un simple segundo. Eso lo sabía perfectamente Levi Ackerman. Un día era un mercenario de la ciudad baja haciendo golpes junto con Isabel y Farlan para ganarse la vida, y al siguiente estaba a punto de convertirse en un jug...