2. El viaje

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Malia se encontraba junto a Stiles, Kira y un inconsciente Scott. En su mente se repetía una y otra vez la imágen de la pelinegra identificada como Ariana que conoció en la fiesta, eran tan parecidas en cierto modo...

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por Kira, diciendo que el alfa había despertado.

- Scott ¿estás bien? - preguntó el de lunares en cuanto llegó a su lado.

- No lo tienen ellos, no tienen a Derek - se apresuró a decir el moreno.

- Lo sabemos, pero ahora tienen a Lydia y a Ariana - le respondió la asiática.

- Ariana ¿Quien es Ariana? - preguntó Stiles.

- Una chica que estaba bailando conmigo y Kira - respondió la coyote, hablando por primera vez desde que despertó.

Stiles asintió ante las palabras de su novia.

- ¿Para que quieren a Lydia? - preguntó el alfa.

- No te olvides de Ariana - recordó Malia, de pronto sintiéndose preocupada por la chica.

- ¿Que tiene que ver ella en todo esto? Es una humana - respondió Scott.

- Si, claro... - le respondió la coyote en un susurro, recordando los ojos negros, que durante una fracción de segundo pasaron a ser verdes, de su amiga.

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Cuando desperté, estaba sentada con una taza de té delante de mí en una cafetería del pueblo. Junto a mí se encontraba la pelirroja de la fiesta, y frente a nosotras estaba el vejestorio que paralizó al chico de ayer.

- Ariana, que bueno verte despierta - dijo la señora.

La pelirroja junto a mí, me miró para dedicarme una pequeña sonrisa para luego devolver su vista al frente.

- Ahora que despertaste, largo, vete de aquí - me dijo la mujer.

Yo a esta altura no entendía nada, primero me secuestran y luego me dejan libre, sabiendo todo lo que ví... Aunque aún no tenía muy claro que significaba.

Antes de poder decir nada, Doña María apareció, diciéndome que tenía que llevarle unas cosas a mi madre y que la acompañara a mi casa.

Miré a la pelirroja con temor de lo que pudiera pasarle, ella me dio una pequeña sonrisa y luego me susurró:

- Ve a tu casa, tranquila, yo estaré bien.

Aún no muy segura, acompañé a Doña María a mi casa, sin saber que esa sería la última vez que vería a esa pelirroja en un tiempo.

- Mamá, ¿Cómo era papá? - le pregunté mientras me sentaba en la mesa para cenar.

Verán, ha pasado un mes desde que me "secuestraron" y del regaño del siglo que me dio mi madre. Hasta ahora no he sabido nada de la pelirroja, ni de Malia o Kira. Lástima, me caían bien.

- Tú padre era un tipo muy guapo y una gran persona. Ese concepto que tenía de él cambió cuando le dije de mi embarazo, me rechazó y me dijo que ese bebé no era de él. Así que volví otra vez a México, y tiempo después naciste tú - me contó ella.

Como han escuchado, mi padre al enterarse del embarazo de mi madre la dejó, y ella decidió volver a su lugar de origen, México.

- M'ija, tenemos que hablar - me dijo mi madre luego de unos minutos en silencio.

- ¿Que pasó? - pregunté yo.

- Como verás, me despidieron de mi trabajo hace una semana, estuve buscando ofertas de trabajo y encontré una.

- Felicitaciones Ma, ¿Dónde es? - pregunté yo mientras le sonreía y volvía la vista a mi comida.

- Es en el pueblo donde vive una amiga, me refiero a tu madrina, Natalie. Ella me aseguró un puesto de trabajo cómo profesora de arte y una beca universitaria para tí - respondió mamá para luego seguir hablando. Mientras tanto, yo escuchaba en silencio mientras comía.

- Es en Beacon Hills, un pueblo en la cima de California - terminó ella.

Mi tenedor cayó de mis manos sobre el plato, provocando un fuerte sonido.

- Ca-California... ¿En Estados Unidos? - pregunté yo temerosa de la respuesta.

- Si, ¿Por qué?

- ¿Me estás diciendo que nos vamos a mudar? - volví a cuestionar.

- Ajá - me respondió mientras seguía comiendo.

- O sea... ¿Nos vamos de México?

- Sip.

- A California...

- Sip.

- Un país que no es México...

- Sip.

- Uno en el cuál no hablan español...

- Sip.

- Y que...

- Si Ariana, nos vamos a mudar a un pueblo, en la California de Estados Unidos, un país que no es México y en el cual, evidentemente, no hablan español - finalizó ella, levantándose de la mesa con una radiante sonrisa - ¿No es genial? - preguntó mientras se daba la vuelta para lavar su plato.

- Sí... genial... - pronuncié con una falsa sonrisa, pues no me agradaba la idea de mudarme.

- Nos vamos en una semana, así que sugiero que comiences a empacar - dijo ella dando por finalizada la conversación.

- Buenas noches - me despedí con un beso en la mejilla y subí a mi habitación a dormir, mañana sería un largo día...

La semana ha sido caótica, primero que nada, mi madre ha estado como loca de aquí para allá preparando cosas.
Luego estaba yo con mi pesimismo porque no quería mudarme. Al final, estaba mi madre de vuelta con la cajita de Pandora, una caja que nunca me permitió abrir y aún no entiendo el porqué.

- ¿Estás segura de mudarnos? - pregunté yo mientras mi madre me arrastraba al auto ya que no quería abandonar mi casa.

- Sí Ariana, ahora apúrate si no quieres viajar de noche.

- ¿Estás segura? Creo que me olvidé de mis cosas para la escuela.

- Ayer las guardamos en el auto.

- ¿Ah sí? No me acordaba... ¡Ay! Casi lo olvido, mis libros, los dejé debajo de la cama.

- Están ahí - dijo ella mientras señalaba los libros en el maletero del auto.

- Pero... me falta el libro de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte.

- Está ahí.

- Es verdad... ¡Pero me falta el libro de la Mitología Griega!

- Ariana, cariño, deja de buscar pretextos, ahora entra al auto y prepárate que nos vamos - dijo a la par que me sentaba en el auto, me abrochaba el cinturón y daba la vuelta para subirse ella.

- Beacon Hills, ahí vamos... - dije yo, desganada mientras me acomodaba para escuchar música.

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¡Hola! Les traigo el segundo capítulo, en este no pasa nada muy interesante pero sirve de introducción para la historia.

En el próximo Ari va a conocer a parte de la manada ¿Cómo reaccionarán?

¡Nos vemos el sábado!

¿Humana o Jaguar? [Scott McCall]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora