23. Jaguar Rostizado

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Tras pasar lo que parecieron horas, comencé a despertar por el sonido de la hermosa y melodiosa, notese el sarcasmo, voz de Lydia pidiendo ayuda.

- ¿Ari? - escuché preguntar.

Al reaccionar, me encontré encadenada a la pared a unos metros de Lydia y Stiles. Estaba toda mojada con un líquido que, evidentemente, no era agua.

- ¿Ariana? - escuché a la misma voz hablar, Stiles.

- Stiles ¿Qué onda la vida? - pregunté arrastrando las palabras. Me sentía en un mundo paralelo.

- Ay dios, está drogada. ¡Lydia! Tu prima está drogada.

- ¿Ari? ¿Ariana? Nena, no cierres los ojos ¿Sí? - pidió Lyds.

Asentí - Entonces ¿Qué onda la vida? - volví a preguntar, estaba pasándola tan bien que no notaba el dolor muscular que me invadía.

- ¿Por qué no cuentas la cantidad de países que ves en ese mapa? - preguntó el chico señalando un mapa que había en la pared. Yo asentí para luego comenzar a contar, sería divertido.

Segundos más tarde, Lydia seguía gritando, pero Stiles le bajaba las esperanzas.

En un momento, escuché a alguien entrar.

- O puedes predecir la tuya - dijo esa horrenda voz, Brunsky - No fueron homicidios. No soy un asesino en serie como Ted Bundy que cortaba estudiantes de pedazos - dijo mientras se acercaba a mí y tiraba a mi alrededor el mismo líquido extraño en el cual yo estaba bañada, lo sé por el olor que emanaba.

- Cincuenta, cincuenta y uno, cincuenta y dos... - seguí contando países.

- No, solo eres un ángel de la muerte - susurró Stiles.

Brunsky encendió un fósforo y lo tiró a unos metros de mí, provocando que una línea de fuego se formara a mi alrededor, igual que en la primera película de Harry Potter. El fuego comenzó a avanzar lentamente hacia mí, haciéndome sentir un calor recorer mi cuerpo. Esto provocó que saliera de mi estado de ensoñación y prestara atención a la realidad.

- ¡No! - escuché el grito de Lydia.

- Me darán unos hermosos 24 millones por tí, preciosa - dijo el hombre mientras me palmeaba la mejilla para luego acercarse a el humano.

Ellos seguían hablando, pero yo no les prestaba atención. Estaba más concentrada en las pequeñas heridas que el fuego comenzó a dejar en mí, las cuales no de curaban.

- ¿Lydia? ¿No se supone que las mujeres jaguar tienen rápida curación? - pregunté cuando las ampollas que se comenzaron a formar en mis manos ardían.

- Oh dios - la escuché susurrar.

- El líquido a tu alrededor es una versión modificada del acónito amarillo, que cuando se junta con el fuego deja heridas permanentes - señaló Brunsky.

- Hijo de tu puta madre - hablé en mi lengua madre.

- Lo lamento, preciosa, pero no te entiendo - dijo con una escalofriante sonrisa mientras ponía un casete que tenía en la mano en un aparato para poder reproducirlo.

Comenzó a sonar el objeto, se escuchaba la voz de una mujer hablando con Brunsky.

- ¿Qué haces? Brunsky ¿Qué estás haciendo?

- No te preocupes Lorraine, todo va a estar bien, solo tendrás un poco de dificultad para respirar.

- Lydia, mírame - pidió Stiles - no lo escuches...

¿Humana o Jaguar? [Scott McCall]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora