Capítulo IX

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Nota: Para lograr una mejor experiencia, se recomienda leer el siguiente capítulo con esta música:

Espero que les guste ((:

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Asta fué la primera en despertar, vió Al ordenando su tela y su bolso, así que se acercó a donde ella estaba, en respuesta, Alice se asustó, ya que no había notado que estaba despierta.

- Lo siento, no fué mi intención. - le dijo apenada.

- Está bien, no pasa nada - le respondió comprensiva y sin dejar de enrollar las telas.

Se fueron levantando las carpas y las telas a medida que todos despertaban, el último en hacerlo fué Elio, a causa del mareo de la noche anterior.

- Espero que esa anciana esté en casa - comentó por lo bajo Shell terminando de espabilarse.

- ¡¡Michelle!! Será mejor que guardes tus comentarios - dijo enfadado Yves.

- Deberíamos partir ya, así no perdemos nada del día - dijo Alice.

Todos le dieron la razón.

Ahora que viajaban en grupo, viajaban confiados, anoche habían entrado más en confianza con todos, tenían certidumbre de su compañía.

Se veían, a medida que avanzaban, ramas con hojas secas, o sin ellas. Hojas amarillas o marrones, como si el más crudo frío las hubiera secado, pero sin embargo y aunque estaban cómodamente vestidos, no había ni una correntada de frío. No se sentía ni la más mínima sensación de una brisa.

A penas si comenzaban a dejar la gran puerta atrás, cuando cruzaron con un grupo de viajeros, de los cuales dos eran ardillas y dos de ellos eran ciervos, con la misma forma humanoide de la acostumbrada a ver. Mas esta vez, a diferencia del grupo de viajeros, estos extraños eran de vivos colores marrones y avellanas, hermosos. Mas vestidos casi como ellos.

Pasaron a su lado, contra las paredes del camino, se veían muy serios. Parecían algo sorprendidos al ver a Asta y Ve, pero sin pronunciar palabra alguna. Estaban dejándolos atrás cuando un crujido de ramas familiar se llevó la atención de todos, girando sobre sus espaldas y mirándose, ahora si a los ojos, todos con todos.

Ahora todos tenían al menos una mano sujetando un arma, uno de los ciervos hizo una seña, asintiendo con la cabeza, así todos se acercaron con cuidado hacia la pared de donde había provenido el ruido. 

Pero para su sorpresa y con un ruido estruendoso, un gran Enracine salió de la pared a sus espaldas, dejando a todos pasmados, y acercándose a él para asestarle un golpe.

Pero quien llegó a golpear primero a la criatura fué uno de los ciervos del grupo de extraños, clavó su cuchillo justo detrás de la bestia, la cual pegó un fuerte alarido, y a  pesar de su valentía recibió un golpe del animal, el cuál con una de sus raíces perforó su hombro, dejándolo herido gravemente entre la tierra del sendero.

Sus compañeros fueron a derrotar finalmente al Enracine al ver lo sucedido, mientras un chillido más terminaba de confirmar una emboscada por parte de los bichos. Un nuevo Enracine surgió del arbusto, y se dirigió directamente hacia donde se encontraban Elio y Venus.

Elio sostuvo su hombro jalándolo hacia atrás para defenderla, pero ella, soltándose corrió hacia la criatura y, haciendo un movimiento casi imperceptible, se deslizo por debajo del Enracine al mismo tiempo que insertaba su cuchillo en el animal. Pero esto le costó, ya que las raíces de este, estaban demasiado cerca, realizándole varios cortes, aunque pequeños, en la cara y los hombros.

Dream maze || En procesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora