El héroe de un señor demonio

Capitulo 17

Grita tus sueños.

"¿ El sol?"

La rubia hizo una pausa en su dibujo, con la mano congelada a mitad de camino mientras dibujaba un círculo mágico, y se volvió para darle a su compañera una expresión de desconcierto, "¿Quieres saber cómo es el sol?"

El pequeño diablo sentado a su lado asintió con la cabeza, "Eso es correcto".

Los papeles yacían esparcidos ante ellos, cubriendo la superficie de la mesa de la biblioteca, evidencia de sus fallidos intentos de crear un círculo mágico original. Aunque habían pasado unas pocas semanas, ya había cambios evidentes en el joven Sitri.

El color floreció donde antes no había ninguno. Solo indicios de ello, un toque de azul y lavanda mezclado con el negro, pero estaba allí.

Evelyn la miró con confusión, incapaz de entender, antes de que sus ojos se abrieran con comprensión. "Así es", se reclinó en su silla, cruzando los brazos detrás de la cabeza, "El sol no sale por aquí, ¿verdad?" La bruja le dio a su compañera una mirada de soslayo, "¿Así que realmente nunca la has visto antes?"

Serafall negó con la cabeza, "Nunca".

La creación de hechizos era un arte más allá de la mayoría de los demonios. Con su habilidad para doblegar la magia a su voluntad, nunca necesitaron aprender la ciencia detrás de sus dones. Los humanos nacieron sin ese talento. Incapaces de usar magia al nacer, se vieron obligados a descubrir y comprender las reglas que gobernaban la magia del mundo, crear sistemas completos para su tipo de hechizos, dibujar círculos para canalizar su poder y luego, y solo entonces, se les permitiría usar incluso el el más simple de los hechizos.

Y fue este conocimiento ganado con tanto esfuerzo lo que les otorgó la información necesaria para crear nuevos hechizos.

"Duele."

Sitri parpadeó sorprendida, sin esperar la respuesta que había recibido. "... No entiendo. ¿Te duele el sol?"

"Sí." Evelyn asintió con la cabeza en confirmación. Se inclinó más hacia atrás en su silla hasta que terminó equilibrándose sobre sus dos patas traseras, antes de inclinar la cabeza hacia atrás para mirar hacia el techo distante de la biblioteca, los ojos perdiendo el foco. "El sol, es brillante, ya ves. Deslumbrantemente. Incluso para los ojos humanos, duele mirarlo directamente. Pero aun así, no podemos dejar de mirarlo".

"¿Por qué?" La rubia volvió la cabeza hacia su amiga, solo para encontrar sus ojos violetas mirándola, "¿Por qué la miras si te duele? Es ilógico."

Ella le dio al diablo una pequeña sonrisa en respuesta, "Porque es deslumbrante".

Serafall parpadeó de nuevo, retrocedido, "¿Pero no es esa precisamente la razón por la que duele?"

"Sí, así es." La bruja se rió un poco mientras dejaba caer su silla hacia adelante, antes de girar en su asiento para que enfrentara completamente a la chica de cabello negro. "Duele mirarlo, pero no puedes apartar la mirada. Te cautiva, haciéndote querer mirarlo incluso a través del dolor. Es simplemente así de deslumbrante, como si el dolor valiera la pena".

"¿Y lo es?" El Sitri preguntó, curioso, "¿vale la pena, quiero decir?"

La rubia le dio otra de sus pequeñas sonrisas, pero no respondió. En cambio, giró en su silla para volver a mirar hacia adelante, antes de cruzar los brazos sobre la mesa y poner la cabeza sobre ella, de lado para poder ver a su amiga.