Capítulo 8

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"Baladas de otoño"

A la mañana siguente no me quiso dirigir la palabra, posiblemente creyó que lo nuestro siempre sería un error, que debía escapar de mis pensamientos, no quiso saber más de mí así que tomó su mochila y se marchó aquella mañana no sin antes decirme.
–Nunca podrás amar a alguien o jamás podrías amarme lo suficiente, si antes no te amas a ti–
Realmente tenía tanto en mi mente como para deprimirme porque se haya ido, si quería tenerla en mi vida o al menos conseguir que me ame debería esforzarme por ser un poco formal, tal vez un regalo pudiera darle un poco de felicidad, saqué lo último de dinero que me quedaba en aquél jarrón de porcelana, tomé el paraguas y salí decidido en búsqueda de algo que sea especialmente bueno, salí de casa decido hasta que unos tipos me acorralaron para despojarme de mis pertenencias (me habían contado de lo insegura que era la ciudad, pero no creí que tanto), para evitar problemas les dí lo que tenía incluyendo el dinero, al parecer todo estaba bien pero no se fueron sin antes golpearme por miedo a delatar el crímen, de no haber salido de casa tal vez no hubiese pasado eso, era un terrible y magnífico estúpido, no sabía que hacer para dejar de amar a una persona que le daba igual tenerme o no. Mientras pensaba todo eso aquellos tipos me dieron la paliza de mi vida, por poco me matan pero sintieron que no valía la pena acabar conmigo, se fueron y me dejaron bastante herido bajo la lluvia, no quise levantarme, no quiero volver a levantarme una vez más porque la vida no me ofrecía mucho, soy un hombre tan débil perdido entre adicciones con gente vacía, quería un nuevo amanecer, así que mientras llovía en mi cara recordé a Saori junto a esos momentos en los que hacían que valiera la pena seguir vivo, de un momento a otro me apagué mientras mi subconsciente me hizo una pregunta curiosa.
«De acuerdo, ante todo esto, ¿Cómo es que estás aquí?»
Es muy fácil contarlo, pero difícil recordarlo.
Todo empezaba en el año 2002, mamá era una mujer realmente hermosa con muchas expectativas en su vida, tenía un futuro en algún trabajo mejor pagado, pero por mala fortuna nací yo, le arruiné la vida a mi madre, dejó todo lo que podía darle una mejor vida por cuidar de mi, papá era un tipo serio con un ego bastante intacto, el quería que mamá abortara, supongo que eso hubiese sido la mejor idea pero ya era muy tarde, cuando tenía cuatro años aún vivía con mamá y papá, no era una familia increíble pero al menos estaban juntos, hasta que un año después a mamá le llegó una propuesta de trabajo bastante rentable en la ciudad, tristemente no teníamos el dinero suficiente para ir todos, así que ella tuvo que irse para poder darme una mejor vida dejándome con papá a cargo, supongo que a él no le gustó mucho la idea porque de un tiempo para el otro se volvió un alcohólico, lloraba todas las noches mientras maldecía a mi madre porque se había ido sin nosotros, cada noche golpeaba los muebles y rompía más cosas para saciar su furia, sin duda alguna papá estaba perdiendo la cordura, supe que perdí a mi padre cuando conoció las drogas, todos los días consumía lo mismo mientras que en la casa cada día faltaban más cosas, ya no teníamos nada en la casa, estaba vacía por la adicción que había generado mi padre, lo veía nervioso, sudaba mucho, no era el mismo, sentía tanto miedo de él por como estaba, no sabía que hacer porque si hacía algo el podría golpearme como otras veces, se enojaba porque no probaba sustancia y no tenía dinero para comprar más, así que un día me llevó con él a una casa ajena diciendo que estaría de vacaciones con un familiar lejano, solo me dejó sentado en la sala de aquella familia y se fue para no volver jamás, la señora de la casa me recibió un poco amable diciendo que ellos serían mi nueva familia, estaba realmente asustado por lo que estaba pasando, creí que estaría mejor en aquella casa pero no fue así. A pesar de no hacer ninguna actividad me la pasaba parado en una esquina sin cuestionar a los señores que visitaban la casa, el Sr. Octavio vendía bastante droga en el barrio donde vivía, mientras que la Sra. Cristi se encarga de facturar lo que se generaba, en casa había una joven de unos 17 años por lo menos, a ella solo la veía de día porque en la noche solía trabajar, ella también fue cambiada por droga cuando era más pequeña y desde entonces trabajó para el Sr. Octavio, cuando podíamos hablar me contaba historias de un libro de lecturas que parecían reales pero a Octavio jamás le gustó la idea de verme en aquel lugar con ella, despreciaba el tener que lidiar conmigo en su casa, le fastidiaba escucharme hablar, así que para que no pudiera reír más me quitaba la sonrisa a golpes para dejar de "alardear" como el lo decía, mientras que a Magdalena le golpeaba el abdomen en repetidas ocasiones para dejar de decir estupideces sacadas de un libro, todos los días me golpeaba si no cumplía lo que el pedía. Magdalena fue como una hermana para mí, cuando Octavio no estaba ella me cuidaba mucho, en sus ojos siempre guardaba demasiada tristeza mezclado con el cansancio de trabajar todas las noches con vestidos rasgados y perfumes baratos. Tal vez nunca me lo dijo pero en cuanto más crecía me daba cuenta que a ella la prostituían para poder pagar su jodida estancia en aquella casa, en varias ocasiones magdalena lloraba por lo terrible que era ser tocada por diferentes tipos perversos para poder comer todos los días, siempre en casa fueron golpes y gritos para mantener un orden, cada vez veía a Magdalena más cansada, en una ocasión la encontré consumiendo droga para quitar el estrés postraumático mientras sus muñecas sangraban, recuerdo haber preguntado que era lo que hacía, mientras me miraba con una tristeza que no podía aguantar me decía.
–Es solo un juego, se llama "no te enojes", es para relajarme en las noches enanito–no quiero que lo juegues nunca–
Le dí un abrazo muy fuerte para después llorar en sus brazos, en aquel entonces sólo queríamos escapar de ese mundo en el que estábamos atados, pero lo peor estaba por ocurrir.

Memorias en japonés 日本語の思い出Donde viven las historias. Descúbrelo ahora