𝘿𝙖𝙧𝙠 𝙋𝙖𝙨𝙩𝙨

¡Salta!

¡¡Y otra actualización!!

Hoy les traigo un capítulo con muchas emociones encontradas, van a amarlo.

Ojalá les guste.

Los dejo con el capítulo.

¡Cambio y fuera!

Capítulo 14

¡Salta!

Al despertar, él no estaba, la cama se encontraba vacía, rebusqué en su armario y me coloqué una sudadera color blanco el cual me protegía del frio en el torso pero no el de las piernas lastimosamente.

— Buenos días. —dije algo adormecida caminando hacia la mesada viendo a Aaron desayunando un jugo el cual me sonrió al verme con su sudadera.

— Te queda preciosa. 

Sonreí en forma de agradecimiento mientras me sentaba a su lado reposando mi cabeza en su hombro.

— Em... Spencer... —Me llamó Scott quien dejaba su mirada plasmada en la mesada.

— ¿Mhm? —pregunté elevando mi vista sin problema. Pude sentir el ardor en mis mejillas al ver mi ropa interior negra sobre esta la cual estaba sosteniendo Scott entre sus dedos.

— ¿Esto es...? —intentó preguntar a lo que Aaron se adelantó arrebatándole la ropa íntima de sus dedos.

— Mio. —dijo llevando la prenda a su pecho como si quisiera esconderla.

Ambos nos quedamos en silencio, quien rompió este fue Caleb con una risa algo retenida sin éxito.

— ¿Ahora usas ropa interior femenina?—preguntó divertido.

— ¿Algún problema?

El pelinegro elevó sus manos como si se rindiera mientras devolvía su mirada al libro que estaba ojeando en el sillón.

— Ya. —dejó Scott la frase en el aire mientras me ojeaba entrecerrando sus ojos y volvía a la zona del café—. Bueno... al menos es linda. 

Los ojos del pelirrojo lo examinaron cuidadosamente como si, de hubiera sido posible, le hubiera reventado cada arteria que tenía en su sistema.

— Em... —intenté interrumpir el momento incómodo sin éxito.

Mi teléfono situado en la mesada comenzó a sonar pero mi atención se desvió a la entrada ignorando el ruido, alguien llamó a la puerta, guardé sin mirar, mi teléfono en el bolsillo.

— Yo no. —Dijo el pelinegro hundiendo su atención en el libro entre sus dedos.

El castaño suspiró abiertamente caminando hacia esta con grandes zancadas.

— ¿Si? —preguntó a lo que mis ojos se abrieron de estupefacción.

— Buenos días... —saludó el policía con una foto en mano, nuestra foto. Aaron y yo estábamos en un cartel con palabras rojas que decían fugitivos.

Iba a gritar a lo que la gran mano del pelirrojo se pegó a mis labios impidiendo que emita algún ruido o movimiento.

— No hagas nada. —susurró con sus ojos fijos en los míos.

Su mirada se desvió al pelinegro el cual se puso de pie, tapando la entrada, al lado del castaño los cuales impedían al policía vernos.

— Vamos. —dijo tirando de mi brazo escaleras arriba.