46. - Cena Navideña.

124 11 3
                                    

— ¿Estás listo?. — Preguntó David en un suave susurro.

— Creo que sí... — Contestó Mick apretando la mano de su novio. — Esperemos todo salga bien.

Mick, con la mano temblando, tocó el timbre y disimuladamente apartó su mano de David, quien se dio cuenta al instante, pero lo ignoró, reconocía el hecho de que a Michael le daba terror salir del clóset, y que su padre los viera agarrados de la mano antes de tiempo no era una buena idea.

Pasó un rato, en el que David y Mick intercambiaban miradas para apoyarse mutuamente y abrieron la puerta.

— ¡Mickey!, ¡Al fin llegas!. — Exclamó Chris con una gran sonrisa mientras se abalanzaba a los brazos de su hermano. Mick, alegre, correspondió el abrazo — ¡Oh!, ¡Hola Dave!, no te había visto. — Chris no dejaba de estar emocionado, de verdad extrañaba muchísimo a Mick.

Le dio un rápido abrazo a David y luego pasaron a la casa, en donde habían varios integrantes de la familia regados por el hogar, charlando y riendo, era un ambiente muy bonito.

Todos estaban absortos en sus conversaciones, pero, se detuvieron un momento al ver pasar a Mick para saludarlo, todos lo querían mucho.

Ambos se detuvieron frente a la chimenea, observando con admiración como los troncos se quemaban.

— ¿Qué tal si quemo la casa y así no sería necesario decir que soy gay?. — Bromeó Mick riéndose.

— Te ayudo..., no se nota, pero estoy muriéndome internamente por los nervios.

— Necesito ir al baño.

David entendió la señal y asintió, subieron unas escaleras que daban contra los cuartos y los baños y se metieron al baño colocando seguro.

Se abrazaron fuertemente sintiendo sus corazones palpitando con locura, seguidamente se besaron con delicadeza. — Tranquilo, sabes que estoy aquí contigo, y a pesar de que no nos podemos besar públicamente, ese no es impedimento alguno para estar contigo en cada momento y aprovechar la privacidad al máximo.

Mick se sonrojó por lo último que había dicho David, y el contrario al verlo con sus mejillas sonrosadas se enterneció y lo besó de nuevo.

Pasaron un rato abrazados mientras hablaban en voz baja y repartían besitos por todo su rostro. 

Salieron del baño tranquilamente, bajaron y pasaron un largo rato hablando con los invitados, todo estaba bien, hasta que la madre de Mick lo llamó para que le ayudara a acomodar la mesa.

Michael se tensó, cada vez faltaba menos. David lo notó y pasó su mano por su espalda, dando un par de palmaditas, tranquilizándolo.

— Mick, toma las servilletas y dáselas a tu amigo para que las ponga en la mesa, tú encárgate de los cubiertos y Chris va a servir el jugo. — Indicó Eva dulcemente, así sus hijos fueran grandes, seguía tratándolos como niños.

Michael asintió e hizo caso a lo que dijo su mamá, y al cabo de un par de minutos, todos estaban sentados alrededor de la mesa, tomados de la mano, rezando una oración para agradecer la comida.

Todos comieron mientras hablaban de anécdotas de sus vidas. Emocionados y riendo.

Michael jugaba con la mano de David bajo la mesa, nervioso, tenía miedo, y mucho.

El castaño suspiró, miró el reloj en su muñeca y empezó a contar hasta 10.

1... 2... 3...
4... 5... 6...
Ya estaba tomando la copa y una cuchara para que sonara.
7... 8... 9...
10.
Golpeó un par de veces con cuidado la copa con la cuchara, llamando la atención de su familia, quienes detuvieron su charla y voltearon la mirada a Mick.

— Mmh, ah... yo... — Tomó aire y agarró la mano de David abajo de la mesa. — debo anunciar algo.

El silencio se apoderó del comedor. Este fue interrumpido por la voz de una de las tías de Mick. — ¿Ya embarazaste a una chica?, no me sorprende, tú siempre has sido muy... peculiar, ¡Seguro ya hasta parió!. — Todos en la mesa le hicieron un ademán para que se callara, no la soportaban, pero ella se invitaba sola.

Mick sentía sus mejillas sonrojar. — No, tía. No embaracé a nadie. — Volvió a suspirar y apretó la mano de su novio bajo la mesa. — Debo... debo iniciar con... c-con un principio, ¿N-no?.

Se notaba que la paciencia empezaba a acabarse. Esto sólo logró poner más nervioso a Mick, quien tenía el corazón a punto de escapar de su pecho.

— Yo siempre he sido un chico normal en los estándares sociales, ya saben, bajo los estereotipos, que si carritos: niños, muñecas: niñas. No es que yo crea en eso pero... ustedes me entienden. — Nadie tenía ni la más remota idea de por dónde iba. — Mi color favorito es el azul. Me gustan las cosas que caben dentro de lo que ustedes consideran normal para los hombres.
» Pero... — Se detuvo un momento, ¿a dónde iba a llegar?, ¿cómo le verían después de eso?, ¿lo matarían?. Ya no había vuelta atrás. — A-a mí no me... no me gustaban... bueno, no me gustan y nunca me han gustado... las m-mujeres.

— ¿Eres asexual o algo así de que no te gusta nadie?. — Preguntó un primo de Mick, este negó.

Eva acomodaba todo en su cabeza mientras soltaba pequeños sollozos. — David... David, ¿tú...?. M-mick, ¿acaso...?.

— Sí, mamá. Yo soy homosexual. David es mi novio. Lo adoro. Lo amo. Él es como un ángel que- — La cachetada que le proporcionó el padre de Mick a este sonó tan fuerte que dejó un momento sordo al castaño.

— ¡Eres una decepción!. — Escupió. — Me das tanto, pero tanto asco... ¿De verdad yo crié a esta basura?. — Empezó a reír fuertemente ante la mirada preocupada de todos los invitados. — Oww, ¿no vas a llorar, maricón?. — Burlón, tomó la mandíbula de Mick con toda su fuerza. — Desde hoy, ya no eres un Jagger. Te desheredo. Te quito mi apellido. Me desligo de ti. Mañana te puedes morir y ni me inmutaré. — Lo soltó.

— Poco me importa, señor. — Contestó, fuerte. No sabía cómo no estaba llorando mares por lo que le había dicho su padre. — Si usted no lo acepta, no me importa. ¿Creía que iba a llorar por todo lo que me dijo?. No, porque soy fuerte... — Sonrió y miró a David, quién le miraba orgulloso. — Soy fuerte, porque pasar tanto tiempo reprimiéndome me obligó a serlo. David me enseñó que uno debe ser libre, y que no me debe de importar el qué dirán.

Eva lloraba en voz baja, pero no por la confesión de su hijo, sino por el horrible trato de su esposo.

— Ya no cargo tanto en mi espalda. — Sonrió de nuevo, se acercó a David y le tomó la mano. — Tú cargarás toda tu vida con esto. — Y se besó frente a su padre con su novio, para luego jalarle del brazo e irse corriendo de allí.

Mick estaba dolido, pero no tanto, se sentía bien, se sentía libre, sus pies eran ligeros y su espíritu se sentía imparable.

David sólo podía llorar, orgulloso de su novio y orgulloso de estar con él.

---
este es un capítulo algo viejo, pero vi aceptable publicarlo en estas fechas 💝
espero que les guste, tenía mucho rato con este guardado porque llegué a considerar que no era lo suficientemente bueno, lo he leído un par de veces y está bastante decente, aún así, sepan que las recomendaciones, sugerencias o correcciones son más que bienvenidas.

HeadCanons • DavickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora