OBLIVION | Control z

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— Sofía.— Paulina lloro observando a la chica inconsciente junto a ella.— Sofía, despiértate.— Sus ojos se cerraron con temor al ver la persona enmascarada frente a ella.

— Buenas noches.— El hombre con voz distorsionada hablo al momento que Sofia comenzó a abrir los ojos.— ¿Se divirtieron en la fiesta?.

— ¿Una máscara? ¿En serio?— Sofía pregunto.

— Querías conocerle, ¿o me equivoco?— El hacker alzo las manos.

— Podemos ir por un café. No hacía falta todo esto.

— Tienes razón, las cosas fáciles no valen la pena. —El hacker se acercó a Paulina y acarició su cabello.— Tu vales la pena, te he estado observando.

— ¿Practicaste el speech o te lo inventarse ahorita?— Sofia pregunto.

Las luces se encendieron haciendo que Paulina diera un brinco del susto.— Por cierto, puedes gritar, nadie te va a escuchar.

— ¿Por que gritaríamos?— Paulina pregunto con la voz temblorosa.

— Tu y podríamos estar juntos. ¿No crees?— El hacker se acercó al rostro de Paulina.

— Te interesa.— Sofía hablo observando las acciones del hombre frente a ella.

— Si, somos iguales.

Sofía observó sus muñecas dándose cuenta que estaba atada, pero no parecía importarle mucho, ya que al momento de ver que no portaba su pulsera ella comenzó a preguntar por ella.

— ¿Cual? ¿La de papi?— El hacker pregunto alejándose de Paulina.— ¿Lo extrañas?.

— No hables de él.

— Bueno, podemos hablar del hermano de Paulina.

La mirada de Paulina se levantó del suelo con terror.— ¿Por que no mejor dejas de luchar contra mi?. Tú y yo podríamos cambiar la escuela.

— Se me hace más interesante encontrarte.

— Que lastima.— El hacker se acercó a Sofía.— Buenas noches.

— No, no, no.— Las dos chicas negaron al momento que sus miradas comenzaron a cansarse cayendo inconscientes una vez más.

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— ¿Pau?— su madre abrió la puerta de su casa escuchando el sonido de un coche acelerando.— ¡Paulina!.

Ella corrió hasta su hija que se encontraba tirada en suelo de la entrada. Ella se encontraba inconsciente y con ropa desconocida.

— ¿Paulina? Estas bien.— Su madre toco el rostro de su hija.— Paulina, contéstame.

Sacudió su cuerpo con la esperanza de que la chica despertara. Tomó el cuerpo de su hija entre sus brazos y con esfuerzos la metió dentro su hogar, donde minutos después despertó.

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— Paulina, si alguien te hizo algo...

— No, no, mamá.— Ella tranquilizó a su madre.

— Sabes perfectamente que me lo puedes decir.

— Tome de más, se me rompió la blusa, no encontré las llaves de mi coche y me trajeron.

— Está bien, que sea la última vez.— Su madre comprendió.— Y da gracias que yo fui peor que tú, por que si no, de esta no salías.

Paulina rio dándole un trago a su jugo de naranja.

— ¿Y mi papá?— La chica pregunto cambiando de tema.

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Paulina entró al colegio con sus manos unidas observando a su alrededor con nervios. Las personas a su alrededor ajenas a lo que ella había vivido aquella noche.

— Paulina.— Isabela la llamo por detrás.— ¿Como estuvo la fiesta?.

— Bien.— Ella mintió.— ¿y tú cómo te la pasaste?.

— Aburrida.

— ¿Viste el video?.

— Que video.

Su amiga sacó su teléfono mostrando un video de la fiesta. Sofía y Javier se besaban cuando toda la multitud gritaba la palabra "beso".

— ¿y que tiene?.

— La verdad pensé que le gustabas.— La chica admitió guardando su teléfono en su bolsillo trasero.

— Pues ya quedó más que claro que no es así.

— Bueno, me tengo que ir, tengo que terminar unas tareas.

Paulina simplemente asintió antes de adentrarse a las instalaciones. Ella observó a Sofía y Javier conversando a lo lejos. Paulina corrió hasta ellos y con todas sus fuerzas abrazó a Sofía.

— No mames.— La castaña hablo en su oído.— ¿Que nos pasó, güey?.

— ¿Que pasó?— Javier pregunto viendo la preocupación de la chica.

— Nada.— Sofía respondió antes de que Paulina lo hiciera.

— ¿Paulina?— Raúl se acercó hasta ellos. — ¿Que hubo? Estaba preocupado por ti.

— Raúl, es que...

—nos la estábamos pasando bien y de la nada te fuiste.— Raúl hablo sin ninguna pena. Javier frunció el ceño observando a las chicas frente a él.— Te llevaste mi ropa.— El jalo la manga de la blusa de Paulina. No encontré mi pijama.

— ¿Como que tú ropa?.— Javier pregunto.

— Es cosa de nosotros.

Paulina se quedó callada observando a Sofía con la esperanza que la sacara de aquella situación.

— Ustedes pueden quedarse hablando entre ustedes.— Sofía tomó el brazo de Paulina.— Tenemos cosas importantes que hacer...

— ¿Güey, me puedes explicar qué pasó?.— Paulina pregunto enojada.

— No te puedo explicar por que yo tampoco se.

— Ya estarás contenta, ¿no?— Las dos chicas fueron detenidas por Quintanilla.— Sofía, deberías de pensar más en tu mamá.

— Wow.— Paulina habló.

— Pau, te veo luego, ¿si?.

— Uy.— La castaña hizo una mueca antes de caminar hasta su aula.