Capítulo 4

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La cafetería estaba llena, lo que era perfecto para Marie. No podía esperar a que todos la vieran con su nuevo hombre. El salón principal era la única clase que compartían ese día antes del almuerzo, así que tuvo que ir a tres clases sin verlo excepto por una mirada o dos en el pasillo antes de que Eddy con enojo lo alejara. Aunque Eddy no se encontraba por ninguna parte cuando encontró a su querubín sentado en una mesa, solo, luciendo increíblemente lindo y nervioso.

Marie sonrió, prácticamente arrojándole el dinero a la señora del almuerzo, y se apresuró para ir a sentarse con él. Él se sobresaltó por supuesto, pero le dio una sonrisa llena de adoración y su corazón se derritió.

— B-buenas tardes, Marie. — saludó. — ¿Cómo has estado desde esta mañana?

— Extrañando a mi amor. — lo agarró del cuello de su camisa y lo atrajo. — Ahora dame un beso.

Presionó su boca con firmeza contra la suya y lo sintió tensarse de miedo. Rompió el beso con satisfacción de que no haya luchado contra ella o tratado de alejarse. Aunque cuando lo vio, estaba perturbada de ver un destello resentimiento en sus ojos. Se fue tan rápido como apareció y se dijo a sí misma que jamás estuvo ahí en primer lugar.

— Ajem, de todos modos, — dijo Doble D, pacientemente limpiando su boca con una servilleta. — Como prometí, le informaré a mis amigos de nuestro estatus de relación tan pronto como lleguen a almorzar.

— Bueno. — Marie asintió, tomando una gran mordida de su grasienta hamburguesa.

— Por los Dioses, cariño. — exclamó con una mirada de disgusto en su cara. — No ibas a comerte eso de almuerzo, ¿verdad?

Marie bajó la mirada a su almuerzo y lo volvió a mirar. — ¿Qué diablos tiene mi almuerzo?

— Bueno, para empezar, los principales grupos de comida están mal representados. — dijo Edd. — Y segundo, dudo mucho del valor nutricional de un brebaje de sustituto de carne, cubierto en una salsa a base de kétchup entre dos bollos de trigo procesados.

Marie frunció el ceño y todavía estaba tratando de entender qué demonios estaba diciendo, cuando él sacó dos bolsas marrones con sus nombres escritos en cada una.

— Para tu suerte, me tomé la libertad de prepararnos un almuerzo saludable. — dijo con orgullo.

— Wow, — sonrió Marie, genuinamente sorprendida. — Um, gracias Oven-Mitt.

— Fue un placer, em, querida. — sonrió con timidez. — Lo que sea por la chica que me salvó la vida.

Marie sintió que su rostro se calentó, y jugó con su cabello para tratar de ocultar su sonrojo. Doble D abrió dos servilletas y empezó repartir sus almuerzos. La sonrisa de Marie cayó cuando vio exactamente lo que consistía un almuerzo saludable: Una pasta verde grisácea entre dos trozos de pan delgado y plano, palillos de apio, y losas secas de lo que parecía goma amarilla.

— Te preparé una comida maravillosamente saludable que consiste en un sándwich de humus de soya sobre pan de pita sin gluten, algunos palillos de apio frescos y crujientes, y de postre, un poco de caqui seco. — dijo con orgullo.

— Um... gracias.

Marie dio una mordida al sándwich y tuvo que retenerse una arcada reflexiva. Doble D la estaba mirando, sonriendo de oreja a oreja, así que se forzó a tragar y sonreír.

— ¡¿QUÉ DEMONIOS ESTÁS HACIENDO, CABEZA DE CALCETÍN?! — un grito rompe oídos retumbó por la cafetería.

Marie levantó la vista para ver a nada más que Eddy caminando hacia ellos, luciendo enfadado como siempre. Sonrió y se sentó más cerca de Edd, haciéndolo sudar de los nervios.

No Era Lo Que Ella Se Esperaba |ᵐᵃʳⁱᵉᵈᵈDonde viven las historias. Descúbrelo ahora