Capítulo 6

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Marie observaba el rostro de Eddy con atención mientras él ordenaba las castas en su mano. Aunque el abanico de cartas escondía su boca y sus cejas estaba juntas en concentración, Marie podía ver ese destello de avaricia en sus ojos y automáticamente supo qué hacer.

— Doblo. — dijo triunfante.

— ¡Maldita sea! — siseó Eddy con enojo, arrojando sus cartas a la mesa. — Y tenía una casa completa también.

Riendo con victoria, Marie anotó el puntaje en su cuaderno. Todavía molesto, Eddy barajó las cartas y dejó salir un gran bostezo.

— ¿Larga noche? — preguntó Marie.

— No. — murmuró Eddy. — Es solo esta estúpida detención mañanera. Odio la maldita escuela.

— Ugh, ¿Verdad que sí? — dijo Marie. — Doble D siempre está diciendo lo importante que es la escuela mientras que todo lo que quiero hacer es encontrar un auto en qué trabajar para poder practicar mis habilidades mecánicas.

Eddy levantó una ceja y le dio una mirada extraña. — ¿Sabes cómo trabajar con autos, Kanker?

— Claro que sí. — dijo Marie con orgullo. — Dijo, solo trabajé con motores de modelo pequeño y motocicletas, pero no puedo esperar a conseguir un auto de verdad.

— No me digas, — Eddy sonrió con malicia. — Bueno, por dos dólares podré rentarte un auto de práctica genuino de mi colección personal.

— Enano, ¿Enserio estás tratando de cobrarme dos dólares para practicar en autos del basurero? — se rió Marie. — Porque estoy segura de que no eres dueño de esos.

— Mala. — la ansiosa sonrisa de Eddy se desinfló y rodó los ojos. — Entonces si ya sabía sobre el basurero, ¿Por qué no trabajos con esos?

Marie se encogió de hombros y apartó la mirada. — Me escabullo ahí de vez en cuando, pero Lee tiende a vigilarme.

— ¿Lee? — los labios de Eddy hicieron una mueca. — ¿Qué tiene que ver ella?

Marie suspiró, soplando un mechón de cabello fuera de sus ojos. — Nada. Solo olvídalo.

Eddy frunció el ceño y abrió la boca para decir algo pero fue interrumpido por la campana. Marie ansiosamente recogió sus cosas y prácticamente salió corriendo. No se detuvo hasta llegar a su casillero y enterrar su cara adentro. La vista de sus herramientas soñadas, modelos de motores favoritos, y fotografías de amado Oven-Mitt la consoló. Estaba debatiendo si ir o no a clase cuando la decisión fue tomada por ella.

— Oye, Marie, — la voz gruesa de Lee sonó detrás de ella. — Llegaste bastante temprano.

Lee y May estaban paradas detrás de ella, con Lee sonriendo y May luciendo como si la hubieran arrastrado fuera de la cama de su cabello.

— ¿Y? — Marie rodó los ojos y empezó a irse. — ¿Qué tiene eso?

— Así que... — Lee se apoyó contra los casilleros, bloqueando su camino. — ¿Fue por tu nuevo juguete?

— Para que sepas, estaba en detención con E- um, digo.— Marie sintió una capa de sudor frío salir en su frente. — Tenía detención con ese profesor.

May dejó salir un gran bostezo y rascó bajo sus brazos. — Bueno, ¿Vas a estar en el salón de calderas hoy? Dijiste que ibas a enseñarme a trenzar mi cabello.

— No lo sé, — se encogió de hombros. — Depende en lo que mi dulce Muffin quiere que haga. Tiene esta loca obsesión con la educación y no saltarse clases o lo que sea.

Lee frunció el ceño. — ¿Y qué? No me digas que estás dejando que te diga qué hacer.

— Bueno, sucede que me preocupo por la educación de Marie, Lee. — dijo Doble D, viniendo por detrás de Marie. — De hecho, todas deberían considerar más su educación.

— Sí, — Marie lo abrazó con fuerza alrededor de la cintura. — Diles, amor.

Edd se retrajo aunque con gentileza desenredó sus brazos de su cintura. — Marie, mi problema con el espacio personal, ¿Recuerdas?

Marie sintió su rostro arder con vergüenza cuando Lee y May empezaron a reír.

— Vaya, Doble D. ¿Qué clase de novio eres? — alguien se metió.

Kevin caminó hacia ellos riendo con Nazz a cuestas. El rostro de Marie ardió aun más y su temperamento comenzó a perderse.

Kevin sonrió con burla y los miró de arriba a abajo. — Vamos Doble D, no seas tan frío con tu novia. ¿No deberías darle un gran beso mojado?

— Vamos, Kev. — dijo Nazz con irritación. — Andando. Llegaremos tarde a clase.

— Sí, Doble D. — sonrió Lee. — ¿No vas a besar a mi hermana?

Sarah llegó junto a Kevin y también los miró con burla. — Sí Doble D, si están saliendo, ¿Por qué no lo demuestran?

— Sí, los dos hacen una bonita pareja. — rió May. — Me recuerdan a mí y mi Gran Ed.

Todos, especialmente Kevin y sus hermanas, se rieron, y Doble D pareció encogerse en un charco de vergüenza. Por primera vez en su vida Marie deseó que Edd fuera alguien completamente diferente, alguien que fuera rudo, sin pelos en la lengua, alguien con quien no querrías meterte. Sintió lágrimas empezar a picar en el borde de sus ojos mientras observaba a Doble D, el mismo chico que dijo que la amaba, alejarse de ella como si no quisiera ser visto con ella.

— ¡Cállate, Kevin! — una fuerte voz cortó la risa. Marie levantó la mirada y fue sorprendida de ver a Eddy caminar enfurecido hacia Kevin y gritarle en la cara. — ¡Al menos Doble D pudo conseguirse una novia!

La risa paró inmediatamente y todos miraron a Kevin como si lo estuvieran viendo por primera vez.

— ¿D-de qué estás hablando, tonto? — tartamudeó Kevin, comenzando a sonrojarse también.

— Ya me escuchaste. — sonrió Eddy. — Incluso mi amigo Doble D fue capaz de ganarse a una chica. Claro, puede que sea una Kanker, pero aun así es una nena. ¿Y qué estás haciendo tú? ¿Todavía tratando que Nazz vaya a tu casa a hacer tarea?

Todos comenzaron a reírse y Kevin jaló su gorra sobre su cara para ocultar su sonrojo. El timbre de advertencia sonó y Doble D apenas miró a Marie antes de apurarse a ir a clases. May encontró a Ed tratando de escabullirse detrás de ella en un cartón gigante cortado para que parezca un buzón y lo persiguió por el pasillo en dirección opuesta.

— Sabes, pequeño y lindo, — Lee le dijo a Eddy. — Me gustó que te plantes contra perdedores como Kevin para defender a mi hermana. ¿Estás tratando de darme celos?

— Pfft, sí claro. — Eddy rodó los ojos y se marchó. — Solo no podía soportar que el barbilla de pala esté burlándose de Doble D de esa manera. No tuvo nada que ver con tu hermana.

— Como quieras, Lindo. — sonrió Lee y comenzó a caminar en dirección al salón de calderas. — ¿Vienes, Marie?

— Um... — Marie se mordió el labio en consideración. Sabía que Doble D probablemente querría que fuera a clase, pero siendo honesta, no estaba segura de querer verlo con la forma en como se estaba sintiendo ahora. Su hermana tenía razón; jamás debería dejar que un chico le dijera qué hacer.

— Sí, Lee. Ya voy. 



No Era Lo Que Ella Se Esperaba |ᵐᵃʳⁱᵉᵈᵈDonde viven las historias. Descúbrelo ahora